Lo dejan claro los expertos del sector vitivinícola, pero aplica a todos los sectores del agro: la falta de acuerdos comerciales internacionales, aleja a los productores locales de la posibilidad de aprovechar las grandes oportunidades que da el mundo.
Hoy son las heladas del hemisferio Norte las que ofrecen una ventaja, debido a las proyecciones de mermas en las cosechas y la potencial demanda que no será atendida por países como España y Francia. A esto se suma el repunte de precios de varios productos, por el mismo escenario de escasez.
Sin embargo, los productores mendocinos, y del resto del país, no tienen claro si podrán aprovechar la oportunidad. Por un lado están los problemas internos de siempre, como la inflación, la alta presión tributaria y el atraso cambiario. Por el otro, está la constante falta de acuerdos de tasa cero (o alícuotas diferenciales) para entrar a la mayoría de los mercados, algo que sí tienen nuestros grandes competidores.
Por uno u otro motivo, es un hecho que otra vez estamos dejando “pasar el tren”. Es cierto, varias empresas van a poder aprovechar parcialmente el contexto favorable e incrementarán su participación en los mercados internacionales, pero no con la fuerza con que podrían hacerlo.
La peor parte se la llevan quienes producen para un segmento de precio bajo o medio, debido a que el margen para negociar es muy chico y, aun en contextos internacionales atractivos, no encuentran demasiadas opciones, frente a países que ingresan a los mercados con arancel cero.
Todo esto lleva a la vieja discusión de si es conveniente la participación de Argentina en el Mercosur. Lo positivo, es que al menos hubo una reacción por parte del bloque, que el mes pasado debatió acerca del arancel externo común (ACE) y la flexibilización comercial del bloque regional, algo que surgió como necesidad en el marco de la pandemia. A su vez, persiste -aunque con muchas dudas- la posibilidad de un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.
Por supuesto, la apertura debe hacerse con cuidado, para no desproteger a los productores locales (los competidores también entrarían a tasa cero a la Argentina), pero la experiencia demuestra que, sin acuerdos comerciales, los trenes pasan de largo.