En Uspallata, el emprendimiento Quipu Cultivos Andinos, que ya cuenta con 8 hectáreas de cultivo de papas andinas, sumó ahora una experiencia con quinoa. Ramón Balmaceda, socio de esta iniciativa, explica que, como ya venían trabajando en conjunto con el INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias por el tubérculo, decidieron participar de los ensayos de reintroducción de la plantación del grano.
Balmaceda cuenta que, en 2020, se hicieron pruebas con 8 variedades - 4 de valles, 2 de altura y 2 de mar - en distintas partes del país y que, en otros sitios, se desarrollaron en las estaciones experimentales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, mientras que, en Mendoza, ofrecieron su finca en La Fundición.
Este año plantaron ya una hectárea, detalla, de la variedad Hornillos, que fue creada en el INTA del NOA. Así, colocaron 40 semillas por metro, en una línea de dos surcos, con una sembradora de zanahoria e hicieron 8 riegos. Sobre todo, resalta, aprendieron del manejo del cultivo y apuntan a poder elegir la variedad más adecuada para la zona y la época ideal de siembra.
Es que sembraron en noviembre y ahora se están replanteando si este año deberían retrasar el momento o adelantarlo, para favorecer el desarrollo de la planta, a partir de que reciba las horas de luz necesarias y las temperaturas más propicias para cada momento del ciclo. Es decir, ajustar las prácticas a la zona y a la variedad que utilizaron, que es de ciclo largo.
“Este año ha sido experimental, con la idea de aprender del cultivo en primer lugar y mejorarlo”, explica Balmaceda. Y añade que, si bien ya cosecharon, no han podido trillar porque no hay trilladora en Uspallata, por lo que llevarán el producto a San Juan o a San Carlos para realizar la tarea y entonces conocerán el rendimiento por hectárea. También resalta que el INTA Luján ha comprado una máquina portátil, lo que facilitará la labor para los productores.
En Uspallata, comenta, ya son cuatro las fincas en las que se está cultivando quinoa, con intenciones de ir incrementando la superficie, ya que se trata de un cultivo relativamente fácil, con bastante resistencia a las enfermedades; con excepción de la peronóspora, que puede afectarla cuando hay mucha humedad (algo que no es demasiado probable en esta localidad cordillerana).
El productor detalla que lo que más les atrajo de empezar a cultivar quinoa fue que la mayor parte de la que se consume en el país, se importa de Bolivia, y que la tendencia es hacer plantaciones agroecológicas, por lo que no es necesario utilizar agroquímicos. También, que no sólo se puede utilizar la semilla y su harina, sino que hace poco se lanzó al mercado una bebida a base de este grano, que se elabora en Buenos Aires con materia prima que se trae del vecino país, pero podrían aportar los productores locales; en especial si trabajan de modo integrado.
Quipu Cultivos Andinos apuesta a comercializar la quinoa en los mismos mercados que ya tienen con la papa andina e incluso están pensando en la exportación. Balmaceda resalta que ambos cultivos se realizan en Jujuy y Salta, pero que los productores de esas provincias suelen ser de subsistencia, deben esperar las lluvias y no tienen acceso a buenos caminos. La facilidad de acceso y transporte en Uspallata, además de disponibilidad de agua, constituyen, para él, una fortaleza.
En este sentido, resalta que, cuando empezaron a producir papas andinas, hace 9 años, la reglamentación de Senasa sólo contemplaba al NOA, mientras en 2022 se incorporó a Mendoza en el “mapa” nacional. Hoy siguen siendo los únicos productores de estos tubérculos en la provincia, que venden a la Patagonia, Buenos Aires, Rosario y Córdoba, y tienen planeado seguir ampliando la producción y el mercado, que se enfoca en restaurantes, bodegas y tiendas agroecológicas.