En el discurso ante la Asamblea Legislativa del 1 de mayo, el gobernador Rodolfo Suárez puso sobre la mesa un dato no menor para la agricultura provincial, pero que terminó pasando desapercibido: el desarrollo de nuevos cultivos mediante la “factibilidad agronómica”. Pasaron los meses y, como el proyecto no apareció, las quejas se acallaron.
Pero lo cierto es que esta semana, durante su participación el Congreso de Coninagro, Suárez volvió sobre esa idea y desde el gobierno admiten que están trabajando para que el proyecto de ley avance durante los próximos meses.
“Cada vez que quieran hacer un nuevo emprendimiento deberán demostrar su sustentabilidad y mercado. Para vender alimentos al mundo hay que ser estratégicos y a eso apuntamos”, dijo Suárez ante la audiencia de una de las cuatro entidades del campo más grandes de Argentina.
El gobernador volvió también sobre la importancia de tecnificarse, de dejar los sistemas de riego por surco que generan serias pérdidas por infiltración y hacen ineficiente el uso de un recurso estratégico como es el agua. Pero las declaraciones llamaron la atención del círculo agropecuario mendocino.
Algunos sectores, principalmente los relacionados con la vitivinicultura, se mostraron en desacuerdo con la idea de restringir el cultivo: básicamente, estiman que podría generar algo similar a la “promoción industrial”. ¿Qué sostienen? Que si un inversor estuviera dispuesto a desarrollar un proyecto en Mendoza y tuviera que someter su plan de negocios al escrutinio del Estado, probablemente optaría por colocar el dinero en otra provincia. Podría preferir a alguna de las vecinas, como San Juan, que se vería beneficiada.
Es que para que una legislación restrictiva funcione, debería tener impacto a nivel nacional.
No obstante ello, desde el Gobierno conocen las quejas y admiten que podría implementarse un sistema de premios y castigos.
Lo cierto es que el recurso del agua es escaso en Mendoza. Además es necesario que el Estado deje de subsidiar actividades y cultivos que no son demandados. Ahora también es lógico pensar que el entramado agropecuario es mucho más complejo de que lo se observa a simple vista o se pueda analizar. El debate ya está instalado en Mendoza.