Cuando un productor hace un presupuesto anual, seguramente incluya el cambio de elementos como palos, alambres, bombas de riego e, incluso, maquinarias. Sin embargo, esa previsión tiene que ver con la necesidad de reponer algo que ya está llegando al fin de su vida útil. Lamentablemente, para muchos, desde hace unos años, la reposición se ve forzada por los robos en las zonas rurales. El fin de semana, el enólogo Lucas Niven y su familia fueron víctimas de uno de ellos.
“Una vez más, 25 de mayo nos entraron a robar a la finca 56 hileras de alambre y las mangueras de riego por goteo. Que difícil ser productor, no sólo perdimos todo con la helada, sino que nos están desmantelando la finca. Mi viejo de 72 años haciendo rondín conmigo. Estamos solos”, publicó el enólogo de la bodega familiar Niven en su cuenta de Twitter.
Ante un comentario de otro usuario que expresó que “el problema es que ya estamos viendo como normales estas situaciones”, sumó: “eso es lo peor, ya es normal que nos roben”. Y en respuesta a alguien que le preguntó qué hacen los ladrones con las mangueras de riegos por goteo, señaló que “se roba algo que hay mercado, lamentablemente. La única forma de parar este tipo de robo es que ningún productor compre robado”.
El blanco de los robos también puede ser el producto -frutas, frutos secos, aceitunas-, tela antigranizo, tableros eléctricos y hasta transformadores. El principal problema que enfrentan los dueños de las propiedades rurales es la extensión que tienen y que imposibilita tener el perímetro vigilado en todo momento, aunque se implementen rondines.
Por otra parte, aunque decidan contratar a alguien que vigile la finca, se encuentran con que se generan situaciones de violencia que ponen en riesgo al cuidador, cuando intenta hacer su trabajo. Además de que eleve considerablemente los costos de producción.
En una nota reciente de Los Andes, Alberto Carleti, productor de frutas de carozo, comentó: “Es un tema que viene desde hace un tiempo y que se da en la mayor parte de los departamentos con áreas rurales de la provincia. Lo más común es el robo de herramientas, maquinarias, equipos de riego, material de trabajo en las fincas y, específicamente en esta época, la fruta fresca. Cada vez crece más y, en muchos casos, con violencia”.
En cada caso, los productores afectados por estos robos resaltan que el principal problema es que hay un mercado negro en el que se pueden vender estos elementos, ya sea la fruta o los diversos elementos sustraídos, y, por supuesto, compradores.