Para la nutrición humana, las frutas constituyen una de las ocho categorías centrales (los otros son Hortalizas no feculentas; leche; carnes y huevos; aceites; granos, cereales y legumbres; cereales como derivados de harina y azúcar). Son de alta densidad nutricional, es decir que por cada caloría tienen muchas vitaminas, minerales o proteínas, al igual que las hortalizas, carnes, huevos y leche.
A nivel mundial en las últimas décadas creció el consumo de éstas, acompañando el ascenso social de centenares de millones de pobres rurales en el mundo. Pero como adicionalmente se acompañó con desequilibrios y excesos de calorías de otras fuentes, que generaron sobrepeso y obesidad en un 25 % de la población, estos alimentos se recomiendan más y tendrá mayores demandas.
En el séptimo Simposio Internacional del sur al mundo en 2030, que organizamos con la Cancillería y la Fundación Cedef, las frutas tuvieron un rol importante ya que expertos de distintas regiones abordaron la temática desde diversos ángulos. Alejandro Pannunzio se focalizó en el impacto en la generación de desarrollo territorial equitativo, la historia de la producción y consumo en Argentina, ejemplificando con los arándanos; Adolfo Storni en los frutales de ambientes templados y la fruticultura de exportación y Jorge Balonga en los frutos tropicales y su utilización por los pequeños productores del norte.
En Argentina, según los trabajos de Sergio Britos en los que colaboramos, para lograr una dieta saludable para todos los argentinos se debería duplicar la actual producción de frutas, totalmente factible por contar con todo lo necesario como recursos naturales como agua, suelo, climas, emprendedores y recursos humanos. Pero según los datos de Pannuzio, en 1941 Argentina tenía implantadas 650 mil has, en 2008 eran 491 mil y hoy unas 514 mil, o sea que bajó la superficie. En consumo en 1961 en el mundo eran 40 kilos por persona/año y hoy son de unos 70 kilos/persona año, como la población global pasó de 3.000 a 7.400 millones, es decir que la producción se multiplicó por 4,3. Pannunzio también mencionó que en Argentina el consumo que era alto sobre los estándares mundiales se estancó o bajó. Seguramente, al ritmo del crecimiento de la pobreza y los consecuentes desequilibrios nutricionales argentinos.
Argentina en pera es el primer exportador y en manzana perdió posiciones a nivel mundial, el valle del Rio Negro requiere un plan estratégico que permita aprovechar su clima y aguas excepcionales. Ya que, en frutales de ambientes templados de pepita y carozo según Storni, hay muchas oportunidades de crecer, el mundo los requiere y la calidad que se genera es buena. Las recientes incursiones en el mercado chino de nuestras cerezas, tras el boom chileno, lo demuestran.
Los arándanos son un ejemplo de marchas y contramarchas en los últimos años. Fue una producción que en Argentina comenzó en los ’90. Grupos de trabajo en diversos rubros de la Fauva, entre los que me encontraba junto a Divo de Sesar, Pannunzio, Wright, Clozza, Fiszman, Alcover entre otros, jugaron un rol de visibilidad y tecnologías. Sin embargo, en pocos años se pasó de 4.700 hectáreas y de exportar 20 mil toneladas a unas 2.750 has y exportar una 12 mil tn en la última temporada. Perú que empezó solo hace 6 años exportó 160 mil este año.
Balonga expuso sobre los frutos tropicales y su impacto en pequeños productores. Especialmente en banana donde se trabaja en aquellos más pequeños de 1 a 4 has, que están acompañados por la entrega de unas 500.000 plantas y la organización de extensión, empaque y comercialización. También de otros manejados como anuales: papaya y maracuyá aptos para los más descapitalizados o mango y pitaya como perennes.
Hay otros complejos en base frutícola centrales en el desarrollo y economías regionales con productos premium como la vitivinicultura, el limón, frutos secos o las aceitunas y trataremos en otras columnas.
¿Qué se requiere para generar una gran fruticultura desde la visión de Vaca Viva, para que se generen las inversiones con todos los impactos beneficiosos no solo desde la economía y el desarrollo, sino también de la salud de todos nosotros?
– Simplificación fiscal
– Cuenta única tributaria
- Sacar las retenciones (aquí se cobra hasta al envase)
- Acuerdos gremiales que contengan las características de esta producción
- Apoyo a que el sistema científico tecnológico se aplique a la mejora de estas actividades
– Sistemas de trazabilidad y certificación cada vez más exigentes post coronavirus
– Mejora en la logística,
- Créditos a largo plazo
- Reglas de juego consistentes.
Fruticultura es desarrollo territorial equilibrado y equitativo, es cuidado del ambiente, es una gran fuente de empleo, una generadora de alimentos saludable y divisas por su exportación y una gran oportunidad para el país por el potencial de sus recursos naturales y humanos.
Gran ejemplo de Vaca Viva, que solo depende de la madurez de nuestra dirigencia de entender y hacer.
Por Fernando Vilella, con la colaboración de Alejandro Pannunzio