Qué riesgos implica el incremento de faena de vacunos

La cantidad de animales faenados en junio es la más alta para ese mes desde 2009, cuando los altos valores se tradujeron después en dificultades para el sector ganadero.

Qué riesgos implica el incremento de faena de vacunos
El incremento en la cantidad de animales faenados, junto con la proporción de hembras y el bajo peso al momento de la faena preocupan al sector. Foto: La Voz

Los datos oficiales son preocupantes: en junio se faenaron más de 1,3 millones de bovinos. Se trata del nivel de faena mensual más alto desde el mismo mes de 2009. Sin embargo, se trata de una tendencia que ya venía perfilando, ya que en el primer semestre de 2023 se faenaron 7,3 millones de cabezas, 13% más que en el mismo período del año pasado. De hecho, este primer semestre fue también el de mayor faena desde 2009.

En 2009, recuerda un artículo de iProfesional, una serie de políticas nacionales que fueron impactando en el sector ganadero culminaron con una profunda sequía y la situación llevó a que el precio de la carne se desplomara. Los ganaderos se fueron desprendiendo de los animales de un modo tan masivo que las exportaciones treparon y los consumidores pudieron acceder a cortes a precios muy baratos.

Sin embargo, producto de esa liquidación de stocks, el rodeo bovino nacional perdió cerca de 10 millones de animales entre 2008 y 2011, un 18% del total. La escasez hizo que el precio de los animales subiera fuertemente y los que todavía tenían hacienda la retuvieron en los campos para que ganara más peso.

Hubo muchos menos animales para faenar y eso provocó el cierre de decenas de frigoríficos -y la pérdida de miles de empleos- entre 2011 y 2012, que las exportaciones se contrajeran a un mínimo histórico y que, aun así, el precio de la carne en el mercado local se disparó. Si bien la cantidad de cabezas se fue recuperando, ya no volvió a alcanzar los más de 58 millones que había logrado tener entre 2006 y 2008.

Liquidación de hacienda

Hoy, la cantidad de animales faenados está en un nivel alto y también lo están otros indicadores que ayudan a evaluar si se trata de un proceso de liquidación. Uno es la cantidad de hembras que se faenan, que son las fábricas de la ganadería: en junio, el 48,3% de los animales faenados fueron hembras, y en el semestre, el 47,4%. Son niveles altos y no solo incluyó las vacas más “viejas”, sino que también creció de manera importante la faena de las vaquillonas más jóvenes.

Por otra parte, los feedlots -establecimientos que consiguen un engorde de los animales más rápido a base de granos- están con niveles de ocupación históricamente altos, que alcanzaron en junio el 72,5%, debido a toda la hacienda que fue a parar allí anticipadamente, por falta de pasturas y reservas forrajeras en los campos.

Finalmente, otro indicador es el peso promedio de la hacienda al momento de faena. En junio, descendió 3,2% comparando con el mismo de 2022, lo que evidencia que se están enviando a faenar animales más livianos. Esto hizo que la producción de carne creciera menos que la faena: según la cámara de exportadores ABC, en junio se produjeron 297.200 toneladas de carne vacuna (peso carcasa), un 11,6% más que el mismo mes de 2022.

¿Una liquidación como la de 2009?

Algunos conocedores, plantea el artículo, creen que va a haber una reducción de stocks, pero no esperan que sea de tal magnitud como para considerarlo una liquidación, e incluso las expectativas parecen bastante diferentes a las de 2009.

Miguel Gorelik, director del portal ValorCarne, sostiene que “hace un poco más de un año empezó a haber indicios de que la faena empezaba a dejar de caer para ir aumentando; al principio no tuvo que ver con la sequía, sino con la propia inercia del ciclo ganadero”. Para él, en 2008/2009, con una enorme sequía y un marco regulatorio adverso similar al actual, se dio un proceso de liquidación muy fuerte, mientras que “esta vez los productores han hecho grandes esfuerzos para mantener sus rodeos”, comprando alimentos, por ejemplo.

“Entre la inercia del ciclo y el cambio de las perspectivas climáticas, creo que la tendencia de la faena va a empezar a recorrer un camino inverso”, señaló.

Fernando Storni, presidente de la Cámara Argentina de Feedlot, sostiene que, debido a la sequía, “hay un adelantamiento de dos meses en los encierres a corral y con hacienda más liviana”, por lo que la salida a faena de vaquillonas livianas que se está dando “es lógica”. Sin embargo, es cauto: “Entiendo que la sequía nos llevó a una mayor faena que termina siendo una depuración de las categorías menos productivas de los establecimientos. Esto podría oler a liquidación, pero creo que no lo es por la perspectiva del negocio, obedece a la situación de sequía”.

El especialista ganadero Víctor Tonelli es más enfático: cree que por las bajas preñeces no nacerán alrededor de 1,4 millones de terneros este año, que serán menos oferta de cane por los próximo dos años. Y que “la magnitud de la pérdida de cabezas en stock podría alcanzar los 2,5 millones”.

Queda por ver, más allá de lo que se pueda reducir el stock vacuno, qué pasará en primavera. Si finalmente llegan las lluvias pronosticadas en medio de perspectivas de cambio de gobierno y, con él, de reglas de juego. Eso podría conducir a una mayor retención de animales en los campos, lo que agudizaría la falta de oferta. Por lo tanto, es de prever un reacomodamiento de precios, que puede ser más impactante debido al retraso actual que tienen los valores de la hacienda y la carne respecto de la inflación.

Para Tonelli y Storni es probable que eso ocurra en la primavera, en parte adelantando el aumento de precios que suele darse en diciembre. Gorelik acota que, más allá de las intenciones, “no va a ser tan fácil retener, va a haber problemas financieros”.

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