Qué es la fruticultura regenerativa y cuáles son las ventajas para el cultivo

El autor de la nota detalla los múltiples beneficios de crear un suelo vivo y explica cómo lograrlo, para reducir costos y poder obtener productos que no tienen residuos de agroquímicos.

Qué es la fruticultura regenerativa y cuáles son las ventajas para el cultivo
Para lograr una regeneración del suelo es fundamental que se genere un buen volumen de materia orgánica.

Mas allá de la afectación ambiental y del suelo que provoca, el uso excesivo de fertilizantes químicos ha producido grandes pérdidas económicas para los productores, que incrementaron sus costos y redujeron su rentabilidad. Las plantas no aprovecharon las cantidades de productos que se aplicaron y sólo se beneficiaron las empresas que producían y vendían estos compuestos. A partir de eso, se produjo un cambio de paradigma y se llegó a la agricultura regenerativa.

Luego de muchos años de uso indiscriminado de fertilizantes químicos, se ha producido una fuerte alteración del ecosistema en las zonas agrícolas. Por otro lado, estas prácticas han tenido una gran ineficiencia de aplicación: se han perdido y malgastado millones de dólares en nutrición química, perdiendo miles de toneladas por lixiviación y arrastre hacia capas profundas del suelo, donde las raíces del cultivo no lo podían tomar. Esto se ha visto agravado por dos factores;

  • El riego por goteo en suelos livianos, con gran drenaje.
  • La mala praxis de aplicación, ya que se aplicaban los fertilizantes en una o dos veces por ciclo, concentrando las cantidades y aumentando las perdidas por lixiviación.
Ingeniero Agrónomo Alain Boulet, especialista en cultivos intensivos de arboles frutales
Ingeniero Agrónomo Alain Boulet, especialista en cultivos intensivos de arboles frutales

Ventajas

La agricultura regenerativa implica una nueva manera de producir, pasando de una agricultura extractiva a una generadora de nutrición. Con este método, año a año, el suelo tendrá más nutrientes, que se almacenarán para los ciclos venideros, sin necesidad de aplicar nada exógeno.

Se reducirá fuertemente la cantidad de agua de riego, al reducir las pérdidas por percolación y drenaje hacia capas profundas, donde no hay raíces para tomarla. El suelo actúa como una esponja que retiene el agua en la zona de exploración de raíces. Esto es gravitante en épocas de aumentos constantes del costo de la energía eléctrica.

El cultivo crecerá mas y mejor y aumentará la productividad. Esta combinación de maximización de ingresos y reducción de costos, aumentará el margen bruto, la rentabilidad y sustentabilidad del cultivo.

La fruticultura regenerativa consiste en generar un suelo vivo. A partir de lograr coberturas verdes permanentes e inocular microorganismos, se empieza a cambiar la biósfera del suelo. Aumenta el contenido de materia orgánica, que es el alimento para la microflora del suelo, y luego se maximiza la multiplicación de colonias de bacterias y hongos, que viven de los exudados de las raicillas de los verdeos de cobertura.

Estos microorganismos comienzan a auto fertilizar el suelo. Liberan fósforo retenido en las arcillas; fijan nitrógeno del aire; transforman la celulosa en nitrógeno orgánico; liberan y reciclan potasio, extrayéndolo de la raíces y hojas de las coberturas verdes. Se liberan micronutrientes retenidos en el suelo, como hierro, zinc, magnesio, calcio, manganeso, boro y molibdeno. Aumentan los contenidos de materia orgánica, carbono y nitrógeno orgánico.

También aumenta la retención de agua. Se calcula que por cada 1% de aumento, el suelo puede retener 180.000 litros de agua por hectárea adicionales.

El suelo se estructura, los canalículos que dejan las raicillas de los cultivos de cobertura llevan a una mayor aireación, lo que mejora la actividad microbiana y el sistema radicular del cultivo.

Esta estructuración del suelo facilita el drenaje y lavado de sales. Esto es muy importante en suelos arcillosos, que retienen gran cantidad de sales y sodio, y se dificulta su lavado.

Otra ventaja es que desaparece la erosión eólica y aluvional, lo que toma gran relevancia con el cambio climático, que acentúa y potencia la ocurrencia de fenómenos meteorológicos como vientos fuertes y lluvias torrenciales.

Cómo aplicar el sistema

Para poder establecer este sistema, la clave es instalar un cultivo de cobertura permanente, con una consociación de especies anuales y perennes, mezcla de gramíneas y leguminosas. Sobre las raicillas de estos cultivos se instalarán los consorcios microbianos que regenerarán el suelo. Además, existe un efecto de bioestimulación del cultivo, proveniente de esta microflora.

Inoculando microorganismos específicos, se puede tener un biocontrol de plagas y enfermedades, reduciendo al mínimo el uso de insecticidas y fungicidas, y llevando el cultivo a los estándares de frutas orgánicas sin residuos.

Se debe asegurar un muy buen crecimiento de estas coberturas todo el año, para lo que es necesario proveer el agua necesaria en la superficie donde estas especies viven. Hay dos opciones de riego: microaspersión y riego gravitacional. Nunca goteo, ya que este sistema saliniza el suelo en la periferia del bulbo y esa salinización matará el cultivo de cobertura. La microaspersión tiene dos ventajas adicionales, que son el control de heladas tardías y el enfriamiento evaporativo en verano.

La sanidad y vigor del cultivo mejoran. Esto lo hace más resistente al ataque de plagas y enfermedades, lo que redunda en menor daño económico y fuerte reducción de aplicaciones de fitosanitarios. Sumado a la no aplicación de fertilizantes, se reducen los costos e inconvenientes de la gestión operativa del monte frutal.

La mejora de crecimiento del cultivo frutícola, tiene una relación directa con el aumento de la productividad -cantidad más calidad de fruta- y en consecuencia con mayores ingresos

En síntesis, todas estas ventajas hacen que la fruticultora regenerativa sea el sistema que cambiará la manera de cultivar frutales. Tendrá una incidencia crucial en maximizar los ingresos, reducir los costos, maximizar la rentabilidad y asegurar la sustentabilidad del proyecto frutícola.

En la actualidad, ya tenemos experiencias en Argentina de cultivos frutales donde se eliminó la nutrición química, reduciendo a cero el aporte de fertilizantes de síntesis química y se la reemplazó en primera instancia por productos biológicos que sirvieron para iniciar el proceso. Se generó un suelo vivo, que comenzó a generar su propia nutrición y en la actualidad no se realiza ningún aporte. Los cultivos mejoraron notoriamente, aumentó la productividad y bajaron sensiblemente los costos.

* Alain Boulet es ingeniero agrónomo y presidente de la Asociación para la Innovación Agrícola (AIA), Innovafruit

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