Lo que parecía ser una mañana tranquila en la ciudad española de Granada, Andalucía, de pronto se modificó con varios policías y cortes de circulación en calles céntricas. En un clima de tensión, ante la pregunta de conductores y de quienes esperaban algún autobús, la respuesta era la misma: se acercaba una gran movilización del campo granadino con un centenar de tractores.
Era la mayor protesta agrícola por esa zona en los últimos años. Si bien desde febrero en toda Europa se venían dando distintas marchas (muchas espontáneas), ésta en Granada era coordinada por cuatro cámaras: Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y Cooperativas Agroalimentarias.
Incluso, la marcha iba a ser el 14 de marzo pero, por reparos del gobierno local (que debía autorizarla para evitar multas) finalmente se realizó el 22, y un enojo de manifestantes fue que se pidió la matrícula de cada tractor. Casualmente, al fin la marcha se dio en un “Viernes de Dolores” previo a Semana Santa y con varios turistas recién llegados.
“Si no producimos, la ciudad no come”, se leía en el cartel en un tractor al frente de la protesta, seguido por decenas de productores, trabajadores del campo y familiares a pie, con otra consignas: “Los imprescindibles: agricultores y ganaderos”. Les acompañaban camiones con 5 toneladas de frutas y verduras, así como de fondo, en fila de uno a uno, cerca de un centenar de tractores.
El olor del combustible y del humo se sumaba al sonido de los aplausos de apoyo y a las bocinas de los vehículos. Por los megáfonos, se repetían mensajes que han resonado estos últimos meses: problemas de rentabilidad por el aumento de costos, burocracia excesiva, competencia desleal de países fuera de la Unión Europea y desaparición del campo, entre otros.
Así, por ejemplo, una queja que se escuchaba por los altavoces era contra los funcionarios europeos que dictan la Política Agraria Común (PAC). “Ellos dicen que destruimos la tierra y la naturaleza, pero somos nosotros los que trabajamos en el campo, nosotros cuidamos la tierra y sabemos lo que es el sector primario”, sostuvo una manifestante.
Tractores en la calle y verduras al suelo
Acompañando el paso de la movilización, llamaba la atención la cantidad y variedad de manifestantes, desde niños pequeños con su familia hasta hombres y mujeres mayores con la piel curtida. Lo mismo podría decirse de la variedad de tractores que se sumaron.
El primer vehículo, un moderno Massey Ferguson con cabina, era conducido por tres jóvenes que rondaban los 30 años. El segundo, un tractor rojo y gastado de tipo CASE III, lo dirigía un hombre mayor, muy respetuoso, con un gorro de capitán. El tercero, un John Deere con cabina, lo conducía una muchacha rubia joven, entrevistada por varios medios.
“Sin el sector agrario, tu frigorífico servirá de armario”, “La Unión Europea en la normativa se mea”, o “Sin paja, no hay leche. Sin cebada, no hay cerveza”, eran algunos de los carteles puestos sobre los vehículos.
Dos momentos tensos con la policía se dieron al volcar hortalizas, como protesta. El primero fue frente a una sede de la Junta de Andalucía, con kilos de tomates cherry sobre la vereda, pisados por algunos vecinos (¿distraídos?) que llenaron el ambiente de ese olor. El segundo fue con tomates, pepinos y estiércol ante la sede del Gobierno Nacional, donde los representantes entregaron una nota al subdelegado de gobierno, José Antonio Montilla.
“La política agroalimentaria va cada vez peor y el campo va desapareciendo. Ya estamos hartos y estamos reclamando a nuestros políticos, que quienes nos representan y al final son los que hacen las leyes”, afirmó Miguel Monferrer Montoro, secretario general de COAG Granada, uno de los referentes en la marcha.
Frente a la sede del Gobierno Nacional, Monferrer Montoro criticó que en estos meses la política tomó algunas reivindicaciones como revisar la PAC y la aplicación del cuaderno digital de campo, “pero son insuficientes porque no se está hablando nada de mercado, de frontera, del acuerdo preferencial con Marruecos, ni de ley de cadena”. Así, criticó que no se discutan temas como la soberanía alimentaria o los acuerdos comerciales.
Problemas de aquí y de allá
La manifestación continuó por el centro granadino y, al llegar a la famosa plaza de Isabel la Católica, se dio algo esperado por muchos: los productores empezaron a repartir gratis limones, naranjas y tomates. Los vecinos se apretujaban bajo el sol del mediodía y, mientras esperaban su turno, coincidían en el reclamo. “Cuando vayan al supermercado, miren de dónde viene la fruta”, pidió uno de los manifestantes.
Al rato, la marcha se reanudó por el microcentro, y algunos compartieron su reclamo mientras caminaban, como Sergio, agricultor e ingeniero técnico agrícola: “Hay mucha promesa de parte de la administración, pero ese supuesto apoyo no se ve reflejado en soluciones. El tema precio, la regulación de países terceros y la burocracia para la gestión de ayudas… tenemos obligaciones e imposiciones que son imposibles de cumplir”.
Inmaculada, tractorista de profesión, contó que ha participado en marchas en Madrid, Jaén, Córdoba y “no vamos a parar, hasta las elecciones europeas por lo menos” (en junio de este año). Coincidió con la crítica a los políticos, que “se entretienen en ver quién roba más mientras que el campo sigue igual, con competencia desleal cuando nosotros pagamos salarios más altos que en otros países”.
El último punto de la protesta fue en el Palacio de Congresos, donde volvieron a repartirse alimentos de manera gratuita. Algunos celebraban poder realizar la marcha y reencontrarse en la calle, sabiendo quizás que queda un largo camino para las soluciones concretas. Al fin y al cabo, el cambio del clima, el aumento de costos y la falta de rentabilidad son problemas que también se dan al otro lado del charco.
Apostillas de la marcha:
- Quién da más. La crisis de varios agricultores es un tema real, y llamó la atención que uno de los tractores tenía pegados en los vidrios de la cabina un mensaje de “Se vende”, con el número de contacto.
- Ruidos fuertes: Muchos vecinos y turistas aplaudían mientras pasaban los tractores. El problema es que las bocinas sonaban muy fuerte y una chica desprevenida se tuvo que llevar las manos a las orejas cuando pasó cerca.
- Un atuendo original: Una muchacha dentro de la manifestación llamaba la atención por su vestimenta, con una falda larga blanca con manchitas negras. El motivo se completaba con una cartera en forma de envase, con la palabra “Milk” (leche).
Análisis: casi dos meses de protesta
Si bien el reclamo agrícola es de larga data, el pasado 6 de febrero comenzaron las grandes protestas en Europa. Para saber qué cambió desde entonces, Los Andes habló con Jorge Pastor, periodista del periódico español Ideal, que ha seguido el tema en el sur de España.
“Es un problema que ha ido creciendo en la última década y que se vincula con la falta de sostenibilidad que tienen las explotaciones agrarias. Básicamente, a los agricultores no les salen las cuentas y han ido por las movilizaciones”, explicó Pastor. La reciente aprobación de la Política Agraria Común (PAC) de la UE, con el incremento de burocracia y costes administrativos, detonaron reclamos desde Alemania hasta Francia.
Pastor agregó que en un principio muchas protestas y cortes de ruta se dieron de manera espontánea, por WhatsApp, pero los agricultores empezaron a ser multados y se ordenaron con las asociaciones gremiales. “La ley en España obliga a que tú, previamente, comuniques que vas a hacer una protesta. Con las multas, varios se dieron cuenta de que no podían hacer las cosas por su cuenta”, comentó.
Los agricultores han puesto sus problemas en la agenda pública, aunque aún no hay cambios concretos: mejorar la infraestructura hídrica por la sequía o revisar acuerdos comerciales no se hace rápido. Sí hay más flexibilización con el uso de fitosanitarios y analizarían la cadena para que los intermediarios no se lleven “la parte del león”.
En cuanto al vínculo con el Mercosur, para Pastor el problema no es tanto con Argentina sino con Marruecos, porque ese es un país más cercano y con costos de producción inferiores a los de España, “básicamente porque la mano de obra es mucho más barata, y no tienen la misma exigencia respecto a los insumos para producir”.
Así, en cortes furtivos han atacado camiones con productos de Marruecos y han tirado su contenido. Temas como el empleo, el desarrollo y la soberanía alimentaria se entrecruzan en estas protestas que, parece, seguirán por un tiempo.