Quienes conocen sobre tomate industria, saben que es muy importante tener buenos rendimientos para que el negocio sea rentable, y esto requiere tanto de buenas prácticas agrícolas como de insumos y equipamiento. El problema que señalan varios productores es que la tecnología en sí está, pero el acceso a ella es muy difícil, y tanto el gobierno como la industria ensayan formas de acercar estos avances.
“En toda la producción primaria está pasando lo mismo, no hay posibilidades de incorporar tecnología. Quien lo hace concentra más, mientras que por ejemplo los costos de la energía se multiplicaron por tres, lo que afecta en especial a quien quiere sumar riego por goteo”, señaló Mario Leiva, presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco, una de las principales zonas tomateras de la provincia.
Según el productor Roberto “Panchi” Manzano, para mejorar los rindes es esencial el riego por goteo, así como mejorar en la aplicación de los controles fitosanitarios. Sin embargo, el problema está en el financiamiento: “Hoy en día es imposible acceder a una mejora de tecnología, estamos teniendo intereses muy altos en lo que respecta a tomar un crédito”.
A la vez, apuntó Manzano, la inflación “se come” las ganancias de la cosecha, y lo que se gana un año se invierte al total en la producción del otro. “El año pasado producir una hectárea de tomate, anduvo cerca de los $ 2,3 millones y este año estamos hablando de casi $ 6,5 o 7 millones de pesos”. El sector y los avances se sostienen en el mínimo margen que queda y “por la ayuda y financiación de las industrias, si no sería imposible”.
Al igual que Manzano, el productor Fabián Malatini trabaja con la Asociación Tomate 2.000, una entidad que vincula a agricultores, industriales, investigadores y el gobierno provincial. “Trabajamos permanentemente con la Asociación Tomate 2000 para mejorar día a día, mejorar los rindes, optimizar los recursos y reducir riesgos y costos, cuidando la salud de los consumidores y el medio ambiente”, afirmó el productor de Maipú.
De todos modos, afirmó Malatini, muchas de las herramientas que el sector primario necesita para el cultivo de tomate “son importadas y eso conlleva a una gran dificultad para los productores”. Se trata de cosechadoras, transplantadoras, sistemas e insumos para riego, estaciones meteorológicas y drones, entre otros, “todo necesario para ser eficiente”.
Agricultura de precisión y financiamiento
Desde el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), consideran que el tomate es uno de los cultivos hortícolas más importantes para avanzar: “Constituye un sector en permanente crecimiento en cuanto a organización y a incorporación de tecnología de manejo, que, en los últimos años, ha traído aparejados grandes incrementos en los rendimientos, posicionando a Mendoza y a San Juan como los principales productores del país”.
Sin embargo, en diálogo con Los Andes, el gerente de la Asociación Tomate 2.000, Guillermo San Martín, comentó que aún faltaba camino para lograr el acceso a estos avances: “La tecnología para mejorar la producción está, pero no está al alcance de todos los productores. Se necesita de financiamiento para poder masificarla”.
En la visión de San Martín, lo primero que es necesario para ganar competitividad en el campo y ser más sustentable “es ser más eficiente en materia de producción, y la agricultura de precisión es el primer paso para esto”. Si bien destacó que Cuyo hace tiempo comenzó a transitar por este sendero, “todavía a nivel sector hay mucho por hacer”.
“Financiamiento competitivo y razonable para nuestros productores e industrias, esa debería ser una receta de éxito. ¿Por qué no soñar con nuestros industriales aumentando su capacidad instalada?”, se preguntó el gerente de Asociación Tomate 2.000. Para eso, sería importante que el Estado nacional genere las condiciones necesarias para que haya financiamiento accesible y que se baje el costo impositivo en las variables productivas.
Algunas líneas de financiamiento que se pide tienen que ver con energías renovables (energía solar), riego presurizado por goteo, maquinaria agrícola (transplantadoras, formadoras de cama, cosechadoras, tractores, etc.) y dispositivos de agricultura de precisión, como drones, estaciones meteorológicas o pilotos automáticos.
El apoyo público-privado
Al terminar su cosecha de tomate a mediados de marzo, Cristian Puebla, propietario de Agropecuaria María Vicente (con 292 hectáreas hortícolas en San Martín), comentó cómo habían mejorado su calidad en la finca. Dentro de la Asociación Tomate 2.000, la empresa se vinculó con industriales y el gobierno provincial para avanzar en el desarrollo.
“Hemos logrado introducir nuevas variedades, nuevas tecnologías y demás. Todo esto lo vamos logrando entre los industriales, la asociación y los productores. Siempre tenemos la necesidad de contar con financiamiento para el manejo del agua o bien para la compra de maquinaria, que es una cuestión pendiente a resolver”, sostuvo este productor.
Incluso, el gobierno provincial estuvo en Agropecuaria María Vicente y calificó a la firma como un ejemplo en tecnificación, eficiencia y productividad por hectárea cultivada. En ese momento, Puebla agregó: “Aprovechamos la ocasión para mostrar un poco qué es lo que estamos haciendo, cómo producimos y con qué tecnología. Eso es muy importante para nosotros, porque es combinar al Gobierno, productores, empresas e industrias”.
En cuanto a la parte estatal, Alfredo Draque, director de Agricultura de Mendoza, aseguró que la intención del gobierno es trabajar para incrementar las hectáreas, la eficiencia y la productividad. Además de celebrar la asociación entre productores e industriales, Draque afirmó que buscan poner a disposición del sector las herramientas necesarias y quieren acompañar para que se alcance un mayor desarrollo y crecimiento.
“Justamente, lo que la industria está requiriendo es que nos pongamos a trabajar también con ellos para algunas líneas que tienen que ver con tecnificación, con mayor acceso, por ejemplo, a cosechadoras para los distintos emprendimientos o grupos de productores”, comentó el director de Agricultura a este medio.
En concreto, algo en lo que quiere avanzar el gobierno provincial es generar un leasing (arrendamiento) de maquinarias usadas. “En ese sentido, se va a poder hacer que algunas empresas puedan adquirir nuevos equipos, y otras empresas comprar las maquinarias que dejen disponibles quienes avancen en la tecnificación”, ilustró Draque. En suma, distintas formas de apostar por la integración y sumar tecnología para mejorar el negocio del tomate local.