Comienza la cosecha y al igual que en la temporada pasada, la diferencia en la brecha cambiaria, dólar oficial contra el blue, juega fuerte en el sector del ajo. Los productores por igual están temerosos de lo que pueda ocurrir en las próximas semanas teniendo como horizonte las elecciones presidenciales y el cambio de gobierno.
“El tema climático no influyó el año pasado pero si sufrió mucho el sector el tema de la brecha cambiaria que condicionó mucho a los productores”, sostuvo Maximilano Di Cesare, productor y también gerente de Asocamen.
Di Cesare reconoció que el problema del tipo de cambio “es una realidad que han sufrido todas las economías regionales o productos de exportación” pero yendo al caso de los ajeros en particular, se sintió sobremanera el hecho de tener “costos que se ajustan más acorde a la dinámica de un dólar paralelo y divisas que se liquidan a dólar oficial, entonces cuando esa brecha se incrementa, cada vez es más difícil sostenerla la actividad”.
Un productor del Valle de Uco que solicitó reserva del nombre aseguró que “la temporada pasada fue una de las peores temporadas desde hace 10 años, con Brasil que cada vez produce más ajo y entonces cada vez necesita menos de Argentina y que nosotros al exportar a un dólar a 360 pesos, prácticamente no cubrís los costos de producción y empaque”.
Para poner una hectárea de ajo en producción, el costo oscila entre los 5.000 y 10.000 dólares y se puede obtener un rendimiento entre 25.000 y 38.000 kilos, en fresco. Una vez seco se reduce considerablemente el kilaje.
“Estamos siempre al límite con eso, y encima hay mucha incertidumbre con lo que pueda ocurrir con las elecciones, es más hoy ni hay precios, la incertidumbre es muy grande”, se lamentó el ajero del Valle de Uco.
El gerente de Asocamen reconoció que “por ser un producto de exportación, el precio del ajo está fijado a nivel internacional, pero después tiene muchas variables que influyen en la comercialización. Hay distintas formas de comercializar el producto, muchas variedades de ajo, con diferentes calidades, diferentes calibres, entonces establecer un piso o un valor de referencia es muy difícil”.
Di Cesare confió que “todavía es muy pronto como para aventurar algún precio bien” y encima de las variables que impactan en el valor del ajo, se complica aún más con los distintos tipos de cambio que hay en el país “que confunde mucho a la hora de fijar un precio” ya que “cuesta calcular, porque incluso no sabés si te lo pagan a tanto, o lo liquidan a otro valor”.
Con respecto a la prórroga del programa de incentivo Exportador que anunció el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa, luego de las elecciones del domingo, Di Cesare dijo sin rodeos que el beneficio no los alcanza.
La medida que anunció Massa implica que el 70% de las exportaciones se liquidará al tipo de cambio oficial, mientras que el 30% restante se basará en la cotización del Contado con Liquidación (CCL).
Según los analistas de mercado, los exportadores liquidarán a un tipo de cambio más alto ya que en promedio, entre ambas cotizaciones, rondará los $550.
Sin embargo la extensión del llamado dólar agro fue por 30 días y entró en vigencia el 24 de este mes.
El ajero del Valle de Uco comentó que “en la zona nuestra empezamos a cosechar el 15 de noviembre y venimos a terminar los primeros días de diciembre, de aquí que el ajo se seca y se exporta todo, nosotros ya no llegamos a ese beneficio. Tenemos que seguir con el dólar como está en esa fecha, pero no podemos beneficiarnos de esa medida”, comentó.
En la misma línea se expresó el gerente de Asocamen “ahora se ha establecido un dólar diferencial hasta noviembre, pero a nosotros esa medida no nos mueve la aguja, para decirlo en términos sencillos, porque obviamente hasta esa fecha, aún no tenemos realmente movimientos comerciales importantes. Estamos en plena cosecha”, concluyó.
Otro de los inconvenientes ligados a la situación económica es la falta de mano de obra producto de los planes sociales.
“La actividad requiere de mano de obra intensiva, no solo en la cosecha, también en el empaque, hasta que el producto se exporta. Pero nos ocurre que muchos nos piden poder trabajar en la temporada pero que no los registremos para que no pierdan los beneficios sociales. Y eso es complicado porque ante una inspección, que son habituales, los riesgos de tener una persona así son importantes”, aseguró di Césare.
También “está directamente la falta de mano de obra porque hay gente que tal vez por tener, de alguna forma su situación económica arreglada, no busca trabajo”, agregó.
“La cantidad de mano de obra que requiere el sector es muy importante y estas cuestiones hacen de que de que no se pueda satisfacer la oferta”, concluyó.