La crisis económica que atraviesa el país con la inflación como uno de los principales problemas repercutió en la industria vitivinícola con una caía en los envíos de vino al mercado interno en lo que fue abril y también el primer cuatrimestre del año.
Además en 2022 el precio del vino quedó 10 puntos por debajo de la inflación. Todo en un contexto en el que la vid viene perdiendo terreno.
Ante este cúmulo de inconveneintes, los actores directos expresaron preocupación y dieron su punto de vista sobre lo que ocurre y lo que depara el futuro.
Mauro Sosa, del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, realizó una reflexión en la que ató todos los índices negativos que afronta la actividad.
“Indudablemente que el vino estuvo por debajo de la inflación. Y eso tiene sus respuestas a nivel de incertidumbre que hay en todos los mercados, la inestabilidad de todas las variables de la economía, sumado particularmente en el caso nuestro a las bajas cosecha”, comenzó explicando.
Para Sosa, según como se ubiquen las variables es como da el resultado. “Los precios (del vino) han aumentado porque ha habido remarcación indudablemente, sino hay una descapitalización a diario del sector, esto implica también una moderación en los despachos, que no significa menos consumo porque puede que haya una estabilidad en el consumo. En cambio, si nos dejamos guiar por los despachos, se vende menos porque el consumidor tiene menos poder adquisitivo, entonces no es raro que siga creciendo la cantidad de hectáreas que salen de la producción. Es muy importante la cantidad de hectáreas que salen por cada punto de consumo que se pierde”, argumentó.
Además, aseguró que más allá de los datos de superficie que brindó el INV, ellos entienden “que es muchísimo más”. “Con solo mirar el paisaje uno se da cuenta de la reconversión que ha habido de viñedos hacia otras actividades como la horticultura, por ejemplo, también el abandono de viñedos que hay en general y se ve en todos los oasis productivos. También la falta de infraestructura en la zona rural es un problema y la falta de agua es otro factor que impactó en la actividad porque esa escases hídrica repercute en la decrepitud de los viñedos y eso te lleva al abandono”, finalizó.
El bodeguero y presidente de la Cámara de Comercio de San Rafael, Hugo Tornaghi, consideró que la helada el año pasado y los desequilibrios económicos se conjugaron para poner en jaque a la actividad vitícola.
“Recordemos que el precio del vino venía de alguna manera planchado en 2022, no aumentó de acuerdo a la inflación, hasta que tuvimos la helada en octubre, entonces el costo dio un salto y en seis meses se duplicó. Estas caídas tan grandes que hemos tenido en los primeros cuatro meses del año se debieron al fuerte aumento que tuvo el valor del vino consecuencias de la helada”, afirmó Tornaghi.
Para el dirigente e industrial, la vitivinicultura atraviesa un momento “duro” porque además de la caída en el mercado interno “los datos de exportaciones son también alarmantes, con caída mes a mes. Se han resentido mucho más las exportaciones que las ventas en el mercado interno. Todo esto responde también a la situación del país, al atraso cambiario, al aumento de los precios del mercado interno, hay menor consumo, no hay clima de negocios para que la industria siga creciendo, son varios los puntos a tener en cuenta”, opinó.
En cuanto a la pérdida de hectáreas productivas, Hugo Tornaghi, primero no se alarmó y pidió tomar en cuenta “la calidad de esas hectáreas que quedan”. “Hay que ver lo cualitativo no solo el dato frío, ver la calidad y cantidad de lo que producen esos viñedos”, consideró.
Igualmente, al hablar de San Rafael, el segundo en la lista de departamentos con caída de superficie cultivada, se mostró preocupado. “Tiene la peor producción por hectárea en quintales de la provincia, ese dato también nos afecta, y responde a que el clima nos pega fuerte, la falta de agua y un mercado en contracción. También hablar de las pocas inversiones que hay debido a toda esta situación económica”, reflexionó.
Matías Manzanares de la Asociación de Viñateros de Mendoza (AVM) aseguró: “Los viñeteros estamos muy preocupados porque hay muchos productores que han vendido la uva y están terminando arreglar con la promesas de ver cómo está el mercado para ver si te aumentan unos pesos más la uva, pero, así como está el mercado lo vemos muy complicado”.
Sobre la baja en las ventas, el productor sostuvo que “si cayó la venta de comida básica como son los hidratos de carbono (fideos) evidentemente va a caer la venta de bebidas que no son de necesidad primaria como es el vino”. Asimismo, indicó: “Pero vemos que también cayó el consumo de las bebidas sustitutas como la cerveza, por eso el consumidor no es que nos está reemplazando por otras bebidas, sino que está dejando de consumirla, no hay plata en el bolsillo”.
“Pero la caída no solo es en el mercado interno, -prosiguió Manzanares- los despachos al mercado externo también. Con esto que el dólar oficial no está sincerado hace que nuestro producto esté caro. Hoy en día al valor del dólar oficial, el litro de vino está a 80 o 90 centavos de dólar, más los gastos de envió, entonces estamos compitiendo con valores caros y directamente nos reemplazan por vino de otros lados”.
Otra de las preocupaciones que mostró el dirigente de la AVM es que, así como este 2023 tuvo la “cosecha más mala de la historia”, la retracción en las ventas puede desencadenar otro problema, el sobre stock de vinos.
“Seguimos atentos a ver que va a pasar dentro de dos o tres meses, porque, así como tuvimos la peor cosecha de la historia, si la curva sigue igual con la caída en el consumo interno y en los despachos al exterior, tenemos que ver puede pasar con el stock de vinos y el valor del vino”, dijo.