Esta temporada estival se ha presentado compleja para los cultivos, con heladas tardías y tempranas, caída de granizo, olas de calor y escasa disponibilidad de agua, producto de una crisis hídrica sostenida y acentuada. Pese a este panorama, la producción de tomate para industria será un poco superior a la del año pasado, cuando ya se logró abastecer a las conserveras locales, sin que tuvieran que recurrir a la importación de pasta, como sucedía en el pasado.
Las estimaciones del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) apuntan a que este año se alcanzará una producción, en todo el país, de alrededor de 650 mil toneladas, lo que implica un crecimiento con respecto a la temporada anterior, cuando se cosecharon 626 mil toneladas. El ingeniero agrónomo Cosme Argerich, de la Estación Experimental La Consulta, señala que, a principios de noviembre, el pronóstico planteaba una estimación con 20 mil toneladas más, pero que las contingencias climáticas posteriores tuvieron un cierto impacto.
El viento, el granizo y las altas temperaturas han afectado los cultivos de San Juan, donde se ha perdido alrededor del 20% de la producción y el rendimiento. Como contraparte, el ingeniero comentó que los productores que participaron del Día de Campo de Tomate para Industria se sorprendieron del buen estado de las plantaciones del INTA en San Carlos, lo que se vincula, explicó, a una buena preparación del terreno, manejo de malezas, óptimo riego por goteo y nutrición adecuada.
De todos modos, resaltó que es muy temprano para hacer aseveraciones sobre el volumen, ya que recién está empezando la cosecha en algunas fincas, mientras en otras comenzará en los próximos días. Además, sumó que es de esperar que las pérdidas en algunos cultivares se compensen en parte con los buenos rendimientos que se están observando en las variedades tardías, por lo que esperan que los números finales sean muy similares a los de la temporada pasada.
Sobre esto último, Argerich resaltó que las perspectivas se acercan mucho a los requerimientos del mercado y que ya el año pasado las industrias radicadas en la zona pudieron abastecerse con tomate producido en el país, sin necesidad de importar pasta para la elaboración de conservas. Sólo una gran empresa, que no es local, sigue importando materia prima, pero por una decisión particular de traerla del exterior en lugar de utilizar la producción local.
El haber logrado abastecer a las necesidades de la industria se debe, por un lado, a un incremento en la superficie cultivada. Este año, hubo unas 2.800 hectáreas con tomate en San Juan y unas 3.700 en Mendoza. Pero esta mayor extensión de cultivos, resaltó Argerich, se ha visto acompañada por la implementación de tecnología para alcanzar mejores rendimientos.
El crecimiento de la cantidad de hectáreas con tomate para industria está asociado, en parte, a la labor de la Asociación Tomate 2000, que plantea un esquema de contratos de compra-venta entre productores e industriales, lo que le asegura un precio a la producción primaria; como también un fondo de compensación por daños por granizo y asesoramiento semanal por parte de especialistas. De este modo, quien se dedica al cultivo tiene cubiertos, en gran medida, los riesgos económicos y climáticos. Se intentó contactar, sin éxito, al gerente de la entidad, para conocer las perspectivas para la presente temporada.
Argerich consideró que existe potencial para que el número de hectáreas cultivadas y los rindes sigan creciendo, ya que se está apuntando a la exportación; en particular, de tomate entero pelado. Acotó que en el mundo no resulta sencilla la producción de alimentos, por la escasez de agua y de tierras. Y si bien en la provincia también está escaseando el recurso para riego, sí hay terrenos disponibles, por lo que se debe avanzar en la implementación de sistemas que no derrochen este insumo esencial.
Para ilustrarlo, planteó que en San Juan el 98% de los cultivares de tomate tienen riego por goteo, mientras en Mendoza apenas superan en 40%. Y que, si bien en la vecina provincia la crisis hídrica se profundizó años atrás, lo que obligó a eficientizar el uso del agua, también los productores son más receptivos a las nuevas tecnologías.
José Morales, de la conservera AVA, comentó que, hasta ahora, sólo sabe que la materia prima de San Juan no es de buena calidad esta temporada, por los daños que provocó el granizo y porque hubo una maduración despareja y menos rendimientos. Por otra parte, el fin de semana pasado, la helada temprana afectó varios cultivos en el Valle de Uco.
En cuanto a la disponibilidad de tomate, planteó que aún no tiene certezas, porque resta la mitad de la temporada. Y sobre los planes de producción de las industrias, detalló que se relacionan con la demanda y que considera poco probable que no pueda ser abastecida.
Dificultades con el clima
Fabián Malatini empezó a cosechar en una de las fincas en Los Álamos (Fray Luis Beltrán, Maipú) hace 15 días. En esta propiedad, explica, el granizo provocó daños importantes y estima que la merma productiva alcanzará el 40 o 50%. Sin embargo, planteó que se ha tratado de una temporada muy rara, con heladas tardías, olas de calor antes de lo habitual y piedra.
En otras fincas, añade, no tuvo problemas con las tormentas, pero las altas temperaturas a partir de noviembre hicieron que la planta no supiera si debía seguir creciendo y florecer, o no. Pero, en estos casos, anticipa que los rendimientos estarán dentro de lo normal.
El productor detalló que viene incrementando la superficie con tomate, lo que lo obliga a reducir la dedicada a otros cultivos, para poder tener suficiente agua. Así, ha optado por disminuir la cantidad de hectáreas con cebolla y ajo. Sobre esta última hortaliza, señaló que, si bien es una producción de invierno, con poco riesgo de granizo, tiene una gran inestabilidad en el precio (“Es una timba”, lanzó). En cambio, el cultivo del tomate le ofrece una cierta previsibilidad, lo que lo alienta a expandir el número de hectáreas.
Y si bien los costos de producción suben, señaló que, al ser integrante de Tomate 2000, en la asociación tienen bien definido esto y, cada dos o tres meses, actualizan los valores de lo que cuesta producir. Pese a eso, reconoció que los márgenes son pequeños y, por eso, trata de asegurarse de obtener una cierta cantidad de kilos por hectárea -unos 100 mil-, para cubrir lo que invierten en el cultivo y tener una cierta diferencia.
Malatini indicó que intentan, también, ir mejorando cada año y que han implementado el riego por goteo. Pero, además, realizan las aplicaciones necesarias de productos fitosanitarios a tiempo, antes de que se produzca el daño, para intentar obtener mayores rindes. Aunque resaltó que lo que no pueden manejar es lo climático.
Asimismo, comentó que es fundamental la rotación de la tierra, por lo que deben asegurarse de que haya un intervalo mínimo de dos años entre una siembra de tomate y la siguiente en el mismo lugar, ya que, de lo contrario, cae la productividad. Esto los obliga a buscar mayor diversificación de cultivos, que no sean similares, debido a que, por ejemplo, la papa demanda los mismos nutrientes y herbicidas. Y esto, en ocasiones, los lleva a alquilar otras propiedades.
El productor añadió que están incursionando en el uso de energía solar y que ya casi tienen terminada la instalación de paneles solares para abastecer de electricidad a la bomba de un pozo. Es que planteó que, cuando la boleta de la luz le llega el 8 de cada mes, se pregunta cómo hacer para conseguir ese monto.
El problema de los robos
Álvaro Valot, cuya familia tiene una plantación de tomate industria con Eugenio Ferreyra en Los Campamentos (Rivadavia), comentó que hace tres años decidieron incursionar en este cultivo para diversificar la producción (hasta entonces, se dedicaban sólo a la vitivinicultura). En la primera temporada plantaron 10 hectáreas, subieron a 20 en la segunda y llegaron a 25 en la actual. Y la idea es, si las condiciones lo permiten, seguir creciendo un poco cada año.
A fines de 2022, además del incremento considerable del precio de insumos como fitosanitarios y fertilizantes, tuvieron problemas con las heladas. Valot, quien es técnico agropecuario y cursa quinto año de Agronomía, recordó que el 1 de noviembre, cuando se produjo la gran helada que afectó a buena parte de la provincia, ya tenían la mayoría del tomate plantado y que el que estaba en el campo no se heló.
Sin embargo, le quedaban tres hectáreas por plantar -unas 300 bandejas-, que sí se helaron, por lo que, a último momento, tuvieron que salir a comprar más plantas para completar el cultivo, ya que habían alquilado máquinas plantadoras. Sobre esto, explicó que no tienen maquinaria propia para las labores, por lo que la asociación les presta el servicio de la cosechadora y ellos alquilan la plantadora y la armadora de camas. El objetivo para este año, señaló, es adquirir esta última herramienta.
Otro desafío que les presentó el clima, comentó Valot, fueron las olas de calor. Es que es de esperar una para la tercera semana de diciembre o Navidad, pero el año pasado se produjo una a fines de noviembre, otra a mediados de diciembre y varias en enero y febrero. Esto los obligó a hacer correcciones en el riego en forma permanente, para asegurarse de cubrir los requerimientos hídricos de la planta.
Afortunadamente, en el caso de la finca en Rivadavia no tuvieron grandes problemas con el granizo, ya que sólo les impactó una tormenta, pero las piedras eran de tamaño pequeño y no provocaron demasiado daño.
Sin embargo, sí planteó que sufrieron dos robos de elementos costosos. En uno les llevaron una bomba fertilizadora, que estaba dentro de un pozo y, afortunadamente, fue antes de plantar. Después, les robaron cuatro válvulas de goteo, que estaban en primer lugar, por lo que no pudieron regar la finca hasta reponerlas. Y, ahora, ya les han sacado tomates, algo que no les había sucedido en los dos años anteriores.
El productor expresó que están muy atentos a los detalles, como el control de malezas. Mientras muchos que cultivan tomates rompen las camas, ellos optaron por utilizar fitosanitarios y realizar una tarea más manual, con lo que no han tenido inconvenientes, aunque reconoce que este manejo demanda estar todos los días viendo qué hay que hacer; lo que se puede lograr con un buen equipo de trabajo.
También están dispuestos a hacer ensayos con distintas variedades y fertilizantes. Este año, optó por utilizar productos como los ácidos húmicos y fúlvicos, que se utilizan para estimular el crecimiento de la planta y de los microorganismos del suelo, con muy buenos resultados, menor costo y menos impacto en el ambiente.
En cuanto a los rindes, Valot estimó que alcanzarán las 120 a 130 toneladas por hectárea, en promedio, con lo que superarían el rendimiento que habían planificado. En este emprendimiento, comenzaron a cosechar el jueves pasado.
Preocupación por una helada temprana
Así como en noviembre hubo una helada tardía que generó amplios daños en diversos cultivos, el clima parece no dar tregua a los productores, ya que se produjo una helada temprana el sábado pasado, cuyo impacto se conocerá en los próximos días. Si bien las plantaciones más afectadas fueron la papa, el pimiento, la cebolla y el tomate, no parece haber causado daños de importancia en este último cultivo.
El ingeniero agrónomo Cosme Argerich, del INTA, señaló que no fue una helada tan severa y pese a que afectó a algunos productores del Valle de Uco, en las plantaciones que el organismo tiene en La Consulta (San Carlos) no hubo casi daño. Por su parte, Fabián Malatini, quien tiene fincas en Fray Luis Beltrán, indicó que sólo se le helaron algunos lotes de zapallo que estaban sin regar, pero no el tomate, aunque resaltó que es raro que se produzcan temperaturas tan bajas en esta época.
De acuerdo con los registros de la Dirección de Contingencias Climáticas de la provincia, en la madrugada del sábado pasado la temperatura cayó a -3,5 en Agua Amarga; -6 en Vista Flores; -5,8 en Altamira; -7 en El Cepillo; -5,9 en La Consulta; y -6 en Tupungato. En tanto que las mínimas fueron de -1° en San Carlos, -2° en Tunuyán y -3° en el paraje de Calise (San Carlos).
Mendoza no fue la única provincia en la que se produjo esta helada inusual para la época del año, ya que las bajas temperaturas también impactaron en la zona central del país, comprometiendo las producciones de maíz, soja, maní y girasol en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Pampa y San Luis.