Plagas: la vitivinicultura prepara el combate para esta nueva temporada

Ya sea contra Lobesia botrana, hormigas o cochinilla harinosa, distintos especialistas dan recomendaciones para el control de insectos. Cómo avanza la lucha contra la polilla de la vid.

Plagas: la vitivinicultura prepara el combate para esta nueva temporada
Se pueden usar aviones y drones para fumigar, aunque ya se debe contar con hojas en los parrales.

Cuando se acerca el final del invierno, comienza el inicio de reproducción de algunas plagas y el sector vitivinícola se prepara para hacerles frente. Con los fondos nacionales y provinciales de la Lobesia botrana, empieza la logística para que los insumos lleguen a los productores, que también deben hacer frente a la cochinilla harinosa, hormigas y, en menor medida, mosca del Mediterráneo.

Desde hace por lo menos 10 años, la plaga que más preocupa es la Lobesia botrana, también conocida como Polilla de la vid. Históricamente, era común el trabajo contra hormigas o cochinilla, pero la Lobesia llegó en el nuevo milenio. En los oasis Norte y Este está presente en 115.000 ha, involucrando a 5.900 productores; y en el Valle de Uco hay 26.000 ha afectadas, con 1.500 productores. Se estima que en total hay una alta presencia en 40.000 ha (casi 1 de cada 3 hectáreas vitivinícolas).

Una discusión cada año es por los fondos necesarios para combatir esta plaga, que este año serán de $ 660 millones por la Nación y $ 835 millones por la Provincia. Incluso, en 2016 se aprobó la ley nacional 27.227 para combatir esta polilla (que también afecta a San Juan), pero no se concretaron los montos para erradicarla, e incluso en un momento se le cobraba a productores de más de 10 ha para afrontar parte de los costos.

La segunda semana de agosto se enviaron los fondos nacionales para Lobesia y el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen) continuó con la licitación de insumos para el combate. Es que una de las principales formas de lucha es la técnica de confusión sexual con difusores de feromonas, generando una nube de “perfume” que confunde al macho para que no pueda encontrar a la hembra y no se genere descendencia. Para eso se necesitan los difusores, con una oferta concentrada en Japón que implica de meses de anticipación.

“La curva de evolución de la plaga coincide con los recursos disponibles para el combate. En las campañas donde hubo mayor cantidad de recursos, la supresión de la Lobesia fue marcada”, señaló Alejandro Molero, presidente del Iscamen. El funcionario destacó que tiene un alto nivel de descendencia, ya que se parte de muy pocos individuos y al final de la temporada una sola pareja puede haber generado más de 12 millones de individuos. Por eso, es clave el control en las primeras cruzas del insecto, que se dan a partir de septiembre.

Un combate de todo el sector

La polilla de la vid es una preocupación para productores y bodegueros, poniendo de acuerdo a distintas entidades. Patricia Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina, señaló el combate contra esta plaga como uno de los principales desafíos de esta nueva temporada, y criticó la demora en la llegada de los fondos: “No podemos seguir con el mismo problema todos los años y llegar tarde con las aplicaciones”.

Desde la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), Fabián Ruggeri, integrante de la comisión técnica del programa de Lobesia botrana, también lamentó la demora en la concreción de los fondos, un problema repetido. Eso repercute en que este año se planeaba comprar feromonas para 40 mil ha, pero las empresas proveedoras pueden ofrecer insumos para alrededor de 26 mil ha.

En cuanto a las recomendaciones, para Ruggeri lo ideal es que los dispersores se coloquen a fines de agosto o principios de septiembre, de modo que se genere una nube de dispersión antes de que las polillas alcen el vuelo. Además, en zonas donde hay mayor prevalencia, también se aplican insecticidas para bajar el nivel de presión de la plaga, porque si son una gran población el macho igual puede encontrarse con la hembra de manera accidental.

Guillermo Azin, coordinador del programa de Lobesia Botrana del Iscamen, afirmó que ya están en marcha los procesos licitatorios y están cerca de hacer las adjudicaciones de difusores de feromonas, para aplicar en septiembre. Ya han realizado una serie de capacitaciones y encuentros para afinar la logística, y apenas tengan los productos coordinarán para hacer la entrega a los productores más afectados.

Otra etapa más adelante es el tratamiento aéreo, entre noviembre y enero, donde se usan aviones o drones para esparcir un líquido con efecto similar a las feromonas. Sin embargo, se necesita que la planta ya tenga hojas para que el producto quede impregnado, y por eso se hace en una etapa posterior, especialmente en zonas abandonadas.

Las otras plagas

Otros insectos con los que debe combatir el sector son las hormigas, la cochinilla harinosa y la mosca del Mediterráneo. Comenzando por la última, Mariel Vanin, secretaria técnica del Iscamen, explicó que la mosca de la fruta no suele generar daño en la uva para vinificar, pero que sí se detectan problemas en las uvas de mesa o en las variedades tardías.

La razón es que, por el hollejo de la uva, este insecto suele preferir otros cultivos, como damascos y cerezos, pero cuando estos ya se cosecharon puede atacar la uva. “La recomendación para los productores es prestar atención a la planta y al racimo, y que cuando vean larvas avisen al Iscamen porque hay muchas de diferentes especies que son similares”, comentó Vanin.

Por otro lado, están las hormigas cortadoras, que atacan a la vid por no ser una planta autóctona y aprovechan sus hojas para cultivar un hongo en sus hormigueros. Hasta hace pocos años, se la combatía con compuestos químicos en base a Clorpirifós y Fipronil, pero la restricción de ambos por cuestiones medioambientales despertó cierta preocupación.

La recomendación de Fabián Ruggeri es recorrer el viñedo y desarmar cúmulos de tierra para evitar la formación de hormigueros, es decir, prevenir antes que curar. “A principio de temporada es importante ver que no haya hormigueros, sobre todo antes de la brotación”, comentó este ingeniero del sector cooperativo. La sugerencia es sobre todo para fincas donde no se desorilla, porque suelen armarse hormigueros en las zonas altas.

Además, entre octubre y noviembre pueden aparecer los primeros síntomas de cochinilla harinosa, también llamada melazo de la vid. Hay que prestar atención sobre todo a las plantas que tuvieron esa plaga el año anterior. “Dependiendo del momento se puede hacer una aplicación, pero hoy hay un solo registrado para aplicar en cochinilla para vid, y es un producto bastante caro”, comentó Ruggeri.

¿Cuáles son esos primeros síntomas? La cochinilla suele succionar más savia de la que necesita para alimentarse, y por eso se ve la planta como más brillante, como si estuviera mojada. Otro detalle es que habrá una gran cantidad de hormigas que no comen hojas, sino que se mueven por los alambres y los brazos. La razón es que usan el exceso de savia para cultivar sus hongos y alimentar a las crías, por eso protegen y transportan a la cochinillas entre plantas.

Finalmente, tanto Vanin como Ruggeri recomendaron que los productores calibren sus máquinas para hacer un uso eficiente de los agroquímicos. Esto implica conocer cuánto gasta la maquinaria (sea una atomizadora o una máquina neumática), cómo están los picos y la presión, porque el principio activo se diluye en agua y se debe colocar la cantidad suficiente por hectárea para que la curación funcione. Se puede pedir la asesoría del Iscamen, INTA, ingenieros agrónomos y hasta de las empresas proveedoras de principios activos.

¿Hacer difusores en Mendoza?

La provincia es un ejemplo a nivel nacional en el control de plagas por la cría masiva y esterilización de machos de mosca del mediterráneo. En 1986 se esterilizaron las primeras pupas de este insecto, en 1990 se aprobó el proyecto de construcción de una bioplanta a tal fin y en 2007 se inauguró en Santa Rosa la Bioplanta Multipropósito de producción de insectos estériles. Incluso, se han exportado insectos estériles a Bolivia, Chile y Uruguay. En ese sentido, ¿se podría hacer algo similar con la Lobesia botrana?

Como se comentaba, los difusores de feromonas que se emplean contra la polilla de la vid son importados, con una producción en Japón en base a un principio activo de Alemania. Sus clientes habituales son los países europeos, mientras que Chile y Argentina son clientes menores. Si a eso se le suma la falta de estabilidad de las compras argentinas (Chile compra de forma bianual), se entiende que el país no logre la cantidad de feromonas que necesita.

Alejandro Molero comentó que hoy analizan la posibilidad de que la provincia pueda producir este tipo de insumos: “Estamos en los ensayos, los fundamental es conseguir el activo, y a partir de ahí nosotros podríamos ser productores sin inconvenientes. Eso nos permitiría manejar otros tiempos y tener previsibilidad”. El presidente del Iscamen aclaró que no sería un camino sencillo, ya que requiere de múltiples negociaciones con empresas de primer nivel, pero están haciendo los primeros análisis y el interés está.

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