Entre tantas noticias de caída de actividad y de consumo en distintos sectores, el vitivinícola tiene una alentadora para aportar. Según datos del Laboratorio Estadístico del Instituto Nacional de Vitivinicultura, las ventas en el mercado interno crecieron, entre enero y julio de este año, un 9,4% con respecto al mismo período de 2019.
Aunque desde distintas entidades reconocen que es un número auspicioso, también se muestran cautelosos porque gran parte de este crecimiento responde al cambio de comportamiento de los consumidores en el marco de la cuarentena, por lo que podría ocurrir que algo de este incremento se pierda cuando –o si- se retoman las actividades habituales antes de la cuarentena, como trabajar fuera de casa.
Otro factor que explica esta suba en el consumo, aun en un contexto de reducción de ingresos y de poder adquisitivo de los salarios, es el precio del vino, que en ciertos segmentos se encuentra por debajo de otras bebidas, como la cerveza, las gaseosas y las aguas saborizadas. Como esto se debe a que el valor se fue quedando en el tiempo y se debe recuperar terreno, el gran desafío será encontrar un punto en el que los distintos eslabones de la cadena recuperen su rentabilidad sin perder ventas.
Los datos del INV muestran que los despachos a mercado interno pasaron de 80.507.662 millones de litros en julio de 2019 a 97.954.500 millones de litros en el mismo mes de este año, lo que significa una suba de 21,7%. Aún más, para encontrar valores similares, se debe ir hacia atrás hasta 2013.
Por otra parte, cuando la comparación se realiza tomando el acumulado de los siete primeros meses de 2019 con el mismo lapso de 2020, se observa un crecimiento de 9,4%, ya que se pasó de los 489.333.481 millones de litros a 535.108.860. Esto marca un cambio de tendencia respecto de los últimos cinco años, cuando empezó a evidenciarse una curva descendente del consumo en el mercado interno.
El titular del INV, Martín Hinojosa, señaló que además de los indicadores que surgen del Laboratorio del Laboratorio Estadístico, realizan consultas con bodegas, vinotecas y otros mercados de cercanía para entender qué factores pueden estar explicando este aumento en las ventas. Uno de ellos es que, al estar cerrados los bares, sobre todo en el AMBA –donde hasta ahora no se ha permitido la apertura-, los jóvenes se han acercado al vino.
Es que, así como en un bar es probable que se pidan un trago, es más difícil que en el hogar se lo preparen ellos mismos. En cambio, optan por destapar un vino. El gran desafío para la vitivinicultura, planteó Hinojosa, será conservar ese segmento joven que captó durante la pandemia.
Otro elemento que consideró influye en esta suba es que hoy sale a comer al restaurant un número mucho menor de personas, y en Buenos Aires y AMBA no es posible. Cuando se compra un vino en una vinoteca, el precio es inferior, por lo que, si alguien tenía asignado un cierto presupuesto para bebidas, puede llevarse una segunda botella, de una etiqueta más accesible, para tomar durante la semana.
Es que la cuarentena y el trabajo mayoritario desde casa han favorecido que la gente almuerce y cene con una copa de vino, porque no solo come en el hogar, sino que, además, no tiene que manejar después. Hinojosa resaltó que se han recuperado momentos de consumo y que se han incorporado los jóvenes como consumidores.
Por otra parte, indicó que los números no sólo son alentadores en el mercado interno, sino también en el externo, ya que han crecido las exportaciones. Esto, porque el incremento del consumo hogareño no sólo se ha dado en Argentina sino también en otras partes del mundo, y, además, se cuenta con un tipo de cambio competitivo. El titular del INV destacó que este año más de 80 bodegas han empezado a enviar sus vinos al exterior.
Botellones y varietales
Cuando se analizan los datos de tipo de vino, se observa que, en la comparación interanual de los siete primeros meses del año, los vinos de color ganaron un 14,6% y los blancos perdieron un 7,3% del consumo. En tanto los varietales tuvieron un aumento de 14,6% y los sin mención varietal 8,1%, al tiempo que los espumosos –ligados a los momentos de celebración- muestran una caída de 14,2%.
En cuanto al tipo de envase, las botellas tuvieron un incremento de 17,8% y las damajuanas de 7,3%, mientras el multilaminado cayó un 1,2%. Dentro de las botellas, la que tuvo un aumento marcado fue el botellón, que tiene una capacidad de entre un litro y un litro y medio, con una suba de 50,3%.
Hinojosa manifestó que, desde las vinotecas, les han comentado que muchas personas compran el vino que llevaban siempre más otro para la semana, y que esto explica el crecimiento en los envases de mayor tamaño, como los botellones, que están ligados al consumo semanal. En este sentido, destacó que, aunque se compre vinos de distintos precios, los que se elaboran en el país son de muy buena calidad.
Sobre las perspectivas de sostener este aumento en el consumo interno en un futuro, planteó que la vitivinicultura está desarrollando su plan estratégico para los próximos 10 años (el PEVI 2030), y que debe tener en cuenta la coyuntura actual. Pero consideró que la innovación tecnológica, como también la modernización en las ventas y el marketing son componentes fundamentales. Asimismo, consideró que no sólo se debe empezar a hablar de cómo se mantiene lo que se ha logrado, sino de cómo se van incrementado las ventas.
Hinojosa indicó que la cerveza no es la única competencia del vino, sino también las gaseosas y las aguas saborizadas. El mercado de las bebidas, apuntó, es de 33 millones de hectolitros y el vino tiene una participación de apenas el 2,7%, porque las otras le fueron ganando momentos de consumo.
Para recuperar ese terreno perdido, planteó, se debe pensar cómo se vende más vino, con nuevos envases (hay seis bodegas envasando en lata y nueve han pedido autorización para empezar a hacerlo), con bebidas a base de vino. También, analizar de qué manera se puede apuntar a todos los consumidores y agregó que no hay que cerrarle la puerta a quien lo toma con soda, con jugo o con fruta, porque se puede empezar a tomar vino de una manera e ir evolucionando en el consumo.
Consumo hogareño
Eduardo Sancho, presidente de la Federación de Cooperativas. Vitivinícolas Argentinas (Fecovita), aclaró que los datos del INV son de despacho y no de consumo, por lo que puede suceder que ese aumento de casi 22% en julio responda a que este año las bodegas despacharon más ese mes, y que en 2019 lo hayan hecho en agosto.
Por eso, señaló que se debe evaluar la evolución de, por lo menos, tres meses. Y, en este sentido, coincidió en que la tendencia de los primeros siete de 2020 es muy buena, porque ya evidencia que ha crecido el consumo. El mayor incremento, aclaró, se dio a partir de abril, ya que enero, febrero y marzo no habían arrojado buenos números.
Sancho consideró que esto responde, fundamentalmente, a que la gente está en su casa o vuelve para compartir el almuerzo familiar. Pero aclaró que están viendo que no hay un aumento sostenido, sino que ha tendido a equilibrarse y que sería bueno que se pudieran mantener los valores actuales en el futuro, en lugar de que el consumo caiga a medida que se vaya saliendo de la cuarentena.
De todos modos, estimó que la realidad va a ser diferente en el post coronavirus y si bien no será como durante la pandemia, tampoco se volverá a la “normalidad” de antes. Así, es probable que se sostengan algunos cambios de hábitos, como que la gente conserve una valorización del ámbito familiar y prefiera estar más en su casa. También que el home office, aunque no tan extendido como en la actualidad, siga siendo una opción para muchas personas. Esto favorece, indicó, que las personas almuercen en su hogar y, en este contexto, el protagonista es el vino, no las gaseosas ni la cerveza.
Sancho opinó que el sostenimiento de esta tendencia dependerá en gran medida de lo que hagan los consumidores, pero se mostró confiado en que parte del cambio de costumbres al que obligó la cuarentena, hayan llegado para quedarse. De ser así, podría haber una cierta disminución en el consumo, pero no marcada.
En cuanto a si parte de esta suba en el consumo respondió a los precios bajos, el titular de Fecovita destacó que es fundamental que se siga recuperando el valor del vino, ya que si bien el monto que se le paga por litro al productor primario tuvo una suba importante en términos de porcentaje –se pasó de $6 para el blanco y $8 para el tinto a $16 en ambos casos-, el precio aún no alcanza a cubrir los costos.
Sancho reconoció que el consumidor no sabe que el precio del vino está muy bajo y puede no entender si el valor en la góndola sube de pronto por encima de la inflación, por lo que resaltó la importancia de que este futuro ajuste sea paulatino. Pero, sobre todo, subrayó que se debe evitar que el precio que se le paga al productor caiga tanto, para poder dar un mensaje de estabilidad al consumidor. Y consideró que el acuerdo Mendoza-San Juan y el Banco de Vinos son herramientas que, si se utilizan de modo complementario, pueden favorecer un mejor manejo de los volúmenes y evitar las oscilaciones tan marcadas.
Distintos segmentos
Para Patricia Freuler de Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina, el aumento en el consumo por parte de los argentinos es multicausal y responde, en parte, al precio, que hoy está muy bajo (particularmente en los segmentos de menor valor); a que la gente está más en casa y, a diferencia de otras bebidas, que se consumen en lugares públicos y en reuniones, el vino se elige para el consumo hogareño; y a que muchas personas asocian el consumo saludable, de una copa todas las noches, a un momento de relajación y el disfrute.
Ortiz indicó que el precio bajo ha favorecido el consumo de los vinos de segmentos más bajos, pero los de mayor valor están un poco más comprometidos. Por otra parte, comentó que le sorprende el precio que tienen las botellas, conociendo toda la cadena de valor que hay detrás de cada una: desde el trabajo del productor, el proceso de industrialización, el envase, el transporte, la logística de distribución. Sobre todo, cuando se lo compara con otras bebidas.
Bodegas de Argentina viene reclamando desde abril a la Secretaría de Comercio de Nación que se permitan actualizaciones del precio del vino. El producto fue incluido dentro del Programa Precios Máximos, de congelamiento de los valores desde principios de marzo, y sólo ha podido ajustar un 4% desde entonces; cuando el producto está perdiendo contra la inflación desde 2019.
Sobre si un ajuste en el precio podría significar que se pierda parte de esta recuperación del mercado interno, Ortiz comentó que se trata de una línea muy fina porque se ve amenazada la posibilidad de las bodegas de seguir abasteciendo, ya que los proveedores no fueron incluidos en el congelamiento de precios y los costos se han ido incrementando. De ahí que se esté volviendo muy difícil sostener la producción y el próximo paso podría ser un desabastecimiento.
Sin embargo, no todos los vinos han resultado beneficiados por los cambios en el consumo. Los espumantes, señaló, han perdido, porque están ligados a celebraciones y fiestas como los casamientos. Agregó que esto ha ocurrido en todo el mundo, al punto que en Francia se ha dejado de cosechar la uva porque anticipan un sobrestock importante. Sin embargo, tampoco han tenido un buen desempeño estos últimos meses las etiquetas más caras, porque se suelen consumir en restoranes y el consumo no se trasladó al contexto hogareño.
Pese a eso, Ortiz mencionó un repunte en las ventas a través del comercio electrónico, lo que está permitiendo que empiece a notarse movimiento en los vinos de alta gama. En ese sentido, remarcó que hay que volver a entender al consumidor, ya que se están produciendo cambios muy marcados en las conductas de consumo y se deben ir siguiendo para ver cuánto de esta modificación se sostiene después de la pandemia.
Por lo pronto, anticipó que el e-commerce va a sostenerse y que se debe profundizar este canal, porque la gente aprendió a comprar online y empiezan a verse muchas más plataformas que brindan una mayor información al consumidor para promover su deseo de comprar.
En cambio, reconoció que no saben qué va a suceder con las ventas a los restaurantes ya que en Estados Unidos empieza a verse que van a restringir mucho sus listas de vinos y que también van a comprar por Internet, por lo que se espera que se reduzca el número de vendedores que van a los locales y, en cambio, se va a optar por adquirirlos en plataformas de venta, para recibir un pedido diverso. Esto significa que las bodegas deberán realizar un trabajo muy fuerte para darse a conocer.
Por otra parte, Ortiz indicó que, como han mencionado desde Wines of Argentina, los momentos de crisis no son los ideales para innovar. Si bien el consumidor puede estar dispuesto, aún más en un contexto como el actual, a probar algo nuevo, la industria debe concentrarse en lo que ya tiene y en sostenerlo.
Pero sí planteó que debe pensarse en cambios para la gente joven, con productos con menos alcohol, en otro tipo de envases (como las latas); aunque sin descuidar lo tradicional, que es a lo que tiende a ir después el consumidor nuevo. También se puede diferenciar por situaciones de consumo y elaborar cócteles con vino en los bares, al tiempo que se destina el producto clásico dejarlo para los restaurantes.
En supermercados
Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina e integrante de la Corporación Vitivinícola Argentina, mencionó que desde el Observatorio Vitivinícola Argentino de la Coviar están realizando una auditoría de mercado para poder entender cuál ha sido el comportamiento de los distintos canales y la respuesta del público.
Pero algunos datos preliminares muestran que la cuarentena potenció mucho los supermercados, ya que han ofrecido muchas promociones del tipo 2x1, mientras que las vinotecas estuvieron complicadas y quieren conocer qué pasó en los negocios de cercanía.
Además del precio del vino, que señaló está en niveles competitivos, Villanueva apuntó que las campañas con la consigna “El vino nos une”, que han vinculado el consumo de esta bebida y la mesa compartida en la mente de los argentinos. Pero añadió que también ha notado en las redes sociales que, en tiempos de cuarentena, muchos hacen comentarios o suben imágenes que asocian el tomar una copa de la bebida nacional con el momento de relajarse.
Con mayor tiempo en casa, son varios los que han empezado a almorzar y cenar con vino, han probado damajuanas o envases de mayor tamaño, y han descubierto que hay muchas alternativas y precios. En este sentido, señaló la importancia de sostener una buena relación precio-calidad, porque el consumidor responde.
Asimismo, resaltó que el incremento en los despachos a mercado interno, de 25% en junio y 21% en julio es muy positivo porque significa una reducción de 10% en el stock, lo que equivale aproximadamente a un mes de despacho y permite acercarse a un equilibrio para que el productor tenga mejores condiciones.