Francisco Araujo, coordinador técnico del clúster de ciruela industria de Mendoza, coincidió con los productores que reclaman una mejora en los precios y con exportadores que enfrentan distintas dificultades.
Sin embargo, decidió hacer foco en una realidad que “no se debe perder de vista” por la discusión de lo inmediato: “los escasos rendimientos por hectárea” que influyen de lleno en todo el sector y en el precio.
“Desde el clúster llamamos a las partes para que puedan establecer un marco justo y razonable para darle sustentabilidad al sistema”, comenzó diciendo. Para Araujo, quien además es exportador, es extremadamente preocupante la falta de rendimientos y para él ahí está gran parte de los problemas.
“La situación comercial no puede resolver el problema de la baja en los rendimientos. Es imposible sostener el sistema así y además ser competitivos. Seamos realistas, si se cumple el pronóstico de cosecha (del IDR) estamos alrededor en de 6.000 kilos de ciruela por hectárea”, sostuvo Araujo.
Para el coordinador del clúster los números hablan por sí solos: “Tomando los precios de ahora, $90 el kilo, no es lo mismo producir 6.000 kilos por hectárea que significan $540.000 al año. Esto hace imposible de sostener la producción y también hace no se pueden pagar precios tan altos, con estos niveles de producción. Pero al pasar a cosechar 12.000 o 15.000 kilos por hectárea, los números son otros”.
Según este especialista, Chile tiene un rendimiento de 15 a 20 toneladas por hectárea, y para salir a competir deben trabajar todos juntos, industriales y productores, para subir los niveles de producción.
La tecnificación en la cosecha, para bajar los costos de producción, está siempre presente. Sin embargo, el coordinador del clúster comentó: “De que me sirve hablar de tecnificación cuando en el monte me faltan plantas y produzco apenas 6.000 kilos por hectárea”.
“Con la tecnificación cambian los costos, es seguro, pero seguimos con el bajo nivel de producción. Primero hay que poner los montes de pie y después pasar a la otra etapa”, concluyó.
Además de la disminución en los rendimientos por hectáreas también está la caída en la superficie cultivada. Como publicó Los Andes en noviembre de 2022, la superficie cultivada de ciruela para industria disminuyó un 40% en 10 años. Se trata de cientos de productores que, por múltiples motivos, dejaron la actividad y con ello sus fincas, o directamente probaron suerte con otros cultivos.
Lo cierto es que, de 18.276 ha relevadas en el Censo Frutícola Provincial de 2010, sólo habían quedado 10.589 ha con ciruela para industria en 2021 (sumando en esa cuenta final nuevas inversiones de secaderos y exportadores). Este frutal es central en Mendoza, superado sólo por la vid y los olivos. Sin embargo, en los últimos años, debido a las condiciones internacionales del mercado y a la competitividad del producto, la superficie ha ido disminuyendo.
Problemas con el agua para riego
La falta de agua para riego es señalada como una de las razones en la baja productividad de las fincas y el panorama está muy lejos de mejorar. Tanto en el río Atuel como el río Diamante están en pleno fraccionamiento de los turnos de riego y al final del ciclo, los productores en general habrán regado con menos agua por la disminución en los turnados totales.
“Cada inspección de cauce maneja cuándo entrega el agua, pero lo cierto es que esta temporada habrá menos turnos de riego que la anterior”, confió Martín Hidalgo, subdelegado de Aguas del Río Atuel. El funcionario de Irrigación aseguró que “el pronóstico de escurrimiento que teníamos se cumplió tal cual y este es el segundo peor año en la historia (para el río Atuel). Estamos en sequía extrema”.
En el río Diamante la situación de crisis es exactamente la misma. En el ciclo hidrológico 2022/23 habrá una reducción sustancial en la cantidad total de turnos de riego para el productor. “Serán unos 10 turnos menos de riego”, confió Fabio Lastra, subdelegado de Aguas del Río Diamante.
“Estamos a un 40% de la media histórica con muy poco escurrimiento de agua pese a que hemos tenido altas temperaturas. Esos bajos valores de ingreso de agua a los embalses no hacen más que reflejar que hay poca nieve. Se cumplió lo que se pronosticó”, anadió Lastra.