En busca de diversificar la producción agrícola y probar suerte con otros cultivos, algunos productores se han animado en los últimos años a plantar frutos rojos. Esto incluye plantas como frambuesa y zarzamora o mora, con buenos resultados en superficies chicas y con una alta expectativa hacia adelante.
El consumo mundial de frutos rojos como frambuesas y moras (también llamadas blackberries) ha venido creciendo más que la oferta disponible, lo que empuja los precios al alta. Esto hace que su rentabilidad hoy sea mayor que la de la frutilla, por ejemplo. Además, Argentina importa estos productos, que se producen en la Patagonia con esquemas chicos familiares y en Tucumán, Córdoba y Buenos Aires con mayores extensiones.
Así lo explicó el ingeniero agrónomo Pablo Alejandro Soto, especialista en el tema. En Mendoza de momento hay muy pocos productores de frutos rojos (”si en frutilla hay 50 productores, de frutos rojos llegaremos a 15″), pero el interés va en aumento por el margen de ganancia. Son unidades de muy baja superficie, y en Mendoza hoy en total puede haber 15 ha.
“Son cultivos intensivos y demandantes de mano de obra. Se plantan una vez cada 10 o 15 años. Pero, al igual que la frutilla, son muy perecederos y sensibles a la manipulación. Lo más crítico (también en la frutilla) es la comercialización de un producto que debe colocarse cada semana en el mercado: distribución, logística de entrega y logística de cobro”, señaló Soto.
En esa última parte es donde más fallan los productores, que prestan más atención al cultivo que a la venta. Por otro lado, una ventaja de Mendoza es que, al tener una gran amplitud térmica, genera fruta más dulce y eso el consumidor lo valora. “Son cultivos que se ajustan a la agricultura familiar. Con poquitas hileras, la rentabilidad es interesante”, destacó Soto.
Otro fruto rojo que se está propagando es el arándano, pero tiene limitantes de terreno, ya que exige suelos ácidos, que Mendoza no tiene. Si bien eso se podría “arreglar” con nutrientes, su floración coincide con épocas de heladas, lo cual implica más riesgos de perder la producción y hace que el negocio sea menos atractivo.
Una demanda mayor a la oferta
Es importante aclarar que cuando se habla de mora o zarzamora se hace referencia al arbusto, no al árbol que se puede ver en algunas calles de Mendoza. Ese tipo de arbusto es el que plantó Antonio García hace más de 10 años en su finca de Guaymallén, con la idea de diversificar su producción. Su hija María Eugenia García continuó con el negocio, que sumó más cultivos y hoy venden como “Frambuesas Don Antonio”.
“La gente busca mucho frambuesas y moras. No nos alcanza la producción con todos los pedidos que tenemos. Creo que desde el año pasado creció el interés por lo natural. Siempre hemos podido guardar y ahora tenemos un stock muy chiquito de frambuesa roja (variedad Heritage). Éste ha sido el año de más ventas”, analizó María Eugenia.
En cuanto al cultivo, la encargada de Frambuesas Don Antonio señaló que “lleva mucho tiempo, no es fácil” y que debe tenerse mucho cuidado con las plantas, que son frágiles y tienen espinas. “La zarzamora tiene más espina que la frambuesa roja. Las dos pinchan, y hay que cosechar sin guantes para no romper el fruto; en la zarzamora es muy frágil”, describió.
En esta producción de alrededor de una hectárea, trabajan con surcos de 40 metros de largo con más de 100 plantas. Además, usan un sistema de espaldero para que las plantas ganen altura. Como el negocio funciona, este verano planean aumentar su producción media hectárea más.
La cosecha de mora va de noviembre a diciembre. Según describen los productores, es un mes y medio con mucha cantidad. La frambuesa, por el contrario, va desde noviembre hasta junio, con un ritmo lento. María Eugenia García comentó que algunos clientes llegan a pedir entre 100 y 200 kg, con una demanda estable durante el año. Además, en la empresa hacen mix de moras, frambuesas rojas y arándanos que compran aparte.
Duplicar la producción
La relación de Luciano Leonforte con las frambuesas empezó hace 7 años, cuando con su padre Carlos quisieron probar un cultivo distinto para su finca de dos hectáreas en La Primavera (Guaymallén). Compraron unas 2.500 plantas de frambuesa con 8 variedades para ver cuál podía tener un buen resultado. De esas, solo brotó un 15%, con las que año tras año se fueron expandiendo.
Con su marca Heritage Mendoza, hoy venden alrededor de 200 bandejas diarias de 160 gramos, además de dedicarse a mermeladas y licores de frambuesa. Además, este año pasaron de tener 13 surcos a tener 22, apostando a un mayor tamaño para satisfacer la amplia demanda que tienen. Si sus cálculos funcionan bien, para el verano de 2023 duplicarían la cantidad de bandejas diarias.
“Ahora estamos bien, esperando la cosecha. Más o menos calculamos que faltan unos 25 días más y ya podremos empezar la cosecha. Arrancaremos de manera leve, porque tenemos nueve surcos que están en su primer año. Los trece anteriores sí darían más producción”, describió Luciano.
Los clientes de Heritage Mendoza van desde consumidores finales (tienen una verdulería en el centro mendocino) hasta pastelerías y heladerías: “Estamos con muchas ansias de poder abastecer a todos los clientes. Ya el año pasado nos quedamos cortos y esta temporada queremos cubrir lo más que podamos”.
Si bien durante el año pasado incursionaron en la plantación de arándanos, la experiencia no resultó como esperaban y lo dejaron de lado. Sí incorporaron unas 20 plantas de zarzamora, todas surgidas de una primera planta y de la cual fueron sumando rebrotes.