El pasado 17 de abril se celebró el Día Mundial del Malbec y durante todo ese mes se le rindió homenaje, por tratarse de la cepa insignia en nuestro país. Es por eso que Bioaggil Argentina, empresa agrícola líder en nutrición vegetal, organizó el Mundial del Malbec a través de su cuenta de Instagram, en la que el público eligió entre 22 participantes al mejor de la región. Lo que empezó como un simple juego, tomó vuelo y demostró el fanatismo y fidelización del público cuyano con su vino favorito.
Diario Los Andes conversó con dos de los cuatro hermanos que lideran el proyecto “Mestizo”, Francisco y José Ignacio Toso, quienes expresaron su gratitud con el “gran ejército de gente que los quiere y apoya”, como quedó demostrado en la competencia.
-¿Cómo surge el proyecto Mestizo?
-Mestizo fue creado por nuestros padres en el año 2004. Existió en ellos la fusión perfecta: Leonor Boehler, nuestra mamá, una loca linda con espíritu aventurero, vendedora de sangre, soñadora y con una energía arrolladora para encarar cualquier tipo de proyecto. Por otra parte, Ignacio Toso, nuestro papá… trabajador incansable, con una gran experiencia, una enorme sabiduría y siempre con los pies firmes sobre la tierra.
Nuestra historia familiar se refleja en este proyecto, ya que nuestra madre es hija de un cordobés “bien gringo”, perteneciente a la Fuerza Aérea y por circunstancias relacionadas con su trabajo llegaron a Mendoza, donde conoció a nuestro papá, hijo de bodeguero, típico tano. Nuestro abuelo materno siempre bromeaba con que nuestro padre le había “mestizado” a los nietos, ya que los cuatro hermanos somos muy diferentes. Nos divierte mucho que la marca nos represente en ese sentido.
Gracias a que nuestro padre asesora proyectos vitivinícolas y frutícolas, en nuestra casa siempre teníamos excelentes vinos y fuimos incursionando los cuatro hermanos en este mundo que nos atrae tanto. Yo (José Ignacio) soy enólogo, mis hermanos Francisco y Juan Antonio son Ingenieros Agrónomos y Pedro, el más chico y héroe de nuestra familia, es piloto de caza en la Fuerza Aérea.
Contamos con disponibilidad de uva, ya que con muchos clientes y colegas hemos dedicado cuarteles para hacer algunas partidas; además de una marca registrada y el “knowhow”, pero fundamentalmente la pasión por el buen vino. Fue así como en el año 2018 decidimos retomar entre los cuatro hermanos el proyecto de Mestizo en honor a nuestra familia, pero dándole una vuelta de rosca, desde lo estético hasta el producto final.
-¿En qué se basó esa “vuelta de rosca”?
-Cuando retomamos el proyecto pensamos en hacer un vino para público “joven”. El Mestizo original era un vino de barrica, tradicional y con una etiqueta clásica. Empezamos a trabajar en un rediseño total de la marca, intentando pensar siempre “por fuera de la caja” y con ideas nuevas, sin dejar de representar a todas las patas de nuestra familia.
Con este producto buscamos cambios no solo en el vino, sino también a nivel estético. Definimos hacia dónde queríamos dirigirnos y qué queríamos expresar. Por suerte, logramos una gran aceptación y suponemos que es por tratarse de un producto distinto y genuino.
-¿Cómo surge esa etiqueta, qué quisieron transmitir?
-En la etiqueta quisimos mezclar la sapiencia de nuestros viejos con nuestra juventud y, sobre todo, de José Ignacio, enólogo del vino.
La ilustración que hay en ella cuenta anécdotas propias de nuestra vida… Nuestra abuela materna en el tren, siendo escoltada por nuestro abuelo piloteando un avión, quien le dijo que “la iba a estar cuidando”; nuestro abuelo paterno en la finca, dedicando toda su vida a la viña y la bodega; nuestra abuela paterna en un globo aerostático controlando a una familia compuesta por 9 hijos varones; el toro en el avión, una misión que le fue encargada a nuestro abuelo materno como piloto de caza en la Fuerza Aérea... La aventura, la brújula, el peludo, las truchas, el sol, la montaña, los viñedos, son todos elementos que forman parte de nuestro ADN.
Nos ha sucedido que muchas personas compran el vino y nos piden que enviemos un audio con la historia de la etiqueta, para compartirla con sus amigos. Creo que logramos vestir al vino con detalles que, gracias al excelente trabajo de los diseñadores, trasmiten a la perfección anécdotas, momentos y viajes que tuvieron nuestros abuelos como inmigrantes… un “mestizaje” que representa la historia de muchas familias argentinas.
-¿Cuál es el diferencial de Mestizo, por qué creen que la gente lo votó tanto?
-Creemos que el diferencial de Mestizo es que es un vino absolutamente genuino y eso no es muy común en el mercado, aun habiendo muchos productos buenos. Tenemos la buena suerte de participar en todo el proceso de producción, ya que asesoramos y/o gestionamos todas las fincas de donde sale la uva; lo que nos permite hacer un vino que prácticamente no tiene intervenciones. Respetamos mucho el terruño y una vez que entra en bodega es el vino el que manda, nosotros solo lo acompañamos y tratamos de lograr un producto sin intervención de madera ni de grandes tecnologías. Podemos decir entonces, que se trata de un producto hecho “a la vieja escuela”.
En el caso de la variedad Blend, seleccionamos los cuarteles óptimos cada temporada para llegar al mejor vino posible. No hay recetas estandarizadas, sino que es la calidad del producto la que marca el norte. Además, frente a la posibilidad de intervenir en todo el proceso productivo, hemos logrado un precio final muy bueno en relación a la calidad del vino, lo que le da una vuelta de tuerca más y una retribución interesante al que compra.
-¿Qué proyecciones tiene el proyecto de ahora en adelante?
-Mestizo nació como un proyecto para compartir en familia y con amigos, pero de a poco se fue expandiendo hasta llegar a la venta a distribuidores. Hoy estamos en vinotecas de todo el país. Es increíble cómo desde 2018 a esta parte, el vino ha logrado una gran recepción; de hecho, tenemos un ejército de gente que nos quiere. Sin dudas eso se vio reflejado en el mundial, había mucha camiseta y fue muy gratificante para nosotros notar eso.
Proyectamos seguir creciendo y apostando a este proyecto, sin perder de vista el objetivo principal, que es ser genuinos con el producto, lo cual nos va a permitir ser sostenibles. Para nosotros, una escala perfecta sería lograr eficiencia en nuestros costos, pero manteniendo siempre la calidad excepcional del producto final, propiedad que para los cuatro hermanos es “innegociable”; y por supuesto, el disfrute que esto significa para nosotros como familia y como forma de vincularnos con nuestra gente.