Este año, según estimaciones, podrían quedar unos 100 millones de kilos de cebolla sin cosechar en el país, porque se espera una sobreproducción y, por lo tanto, precios bajos. Es que, en la última temporada, la superficie cultivada pasó de 19 mil hectáreas en todo el territorio nacional a 21 mil y Brasil, el principal comprador de esta hortaliza argentina, tiene un buen abastecimiento en 2021. Sin embargo, Martín Calafiore, un productor mendocino que tiene 150 hectáreas, con cebolla, papa y ajo, prefiere esperar porque sabe que el clima y el contexto económico pueden modificar el tablero de juego en pocas semanas o días.
Según datos que aporta Clarín, en Argentina se siembran unas 19 mil hectáreas: 9 mil en el sur de Buenos Aires, 500 en Mar del Plata, 4 mil en Río Negro, 2.500 en Cuyo y otras 3 mil entre Santiago del Estero, Salta y Córdoba. Cada año se obtienen unas 680 mil toneladas de cebolla, de las que 480 mil se destinan al mercado interno, ya que el consumo por habitante en el país es de 10 a 12 kilos anuales, mientras que las 200 mil toneladas restantes se pueden exportar a Brasil, principalmente, y a Paraguay.
Sin embargo, un factor desequilibró este mercado. En 2020, por la crisis hídrica en el sur bonaerense, muchos productores de esta hortaliza, que alquilan, se fueron a sembrar a los valles del Río Negro, al tiempo que los que ya producían en esa zona, ampliaron su superficie. Así se pasó de 4 mil hectáreas a 7 mil. Sin embargo, la escasez de agua en Buenos Aires se alivió y se sembró la misma extensión habitual.
Por otra parte, como Brasil tuvo una buena producción propia, comprará unas 40 mil a 50 mil toneladas menos que lo habitual. Esto, sumado a las 3 mil hectáreas que se sumaron en 2021, provoca que desde el sector estimen que quedarán unos 100 millones de kilos sin cosechar. En Mendoza, señala Martín Calafiore, la cebolla es la tercera hortaliza en importancia, con unas 3 mil hectáreas cultivadas.
-¿Cómo impacta este panorama en la producción local?
-La sobreoferta de cebolla que va a haber en el sur, si no aparece otro mercado de destino para exportación, no va a ser absorbida por el mercado interno que, además, ya está muy deprimido por la pérdida de poder adquisitivo de la gente, que conlleva la pandemia. No tiene la fuerza necesaria para absorber toda esta cantidad de mercadería. Ya los precios están muy debajo de los costos, y ahora falta que en octubre o noviembre salga mercadería más fresca, y ahí se va a juntar todo.
-Lo que se produce en la provincia, ¿va al mercado interno o se exporta?
-Si la situación externa da para exportar, es decir, si el precio por kilogramo da más rentabilidad, se puede exportar en algunas condiciones. Años atrás, la mayoría de las cebollas del sur del país se exportaban a Brasil, pero este año se ha dado la tormenta perfecta, porque Brasil ha aumentado su producción, el precio está por debajo y, como no han venido terceros países a llevarse esta sobreoferta de mercadería, ha quedado todo acá.
-¿Y en Mendoza, específicamente?
-Cuando da el precio, se exporta. Por suerte, nosotros pudimos levantar la cosecha y venderla, así que no nos afectó tanto. Aparte, del área cultivada, en el Gran Mendoza rondan las 3 mil hectáreas de cebolla, que es poco en comparación con las más de 10 nil que hay entre el sur de Buenos Aires y Río Negro.
Nosotros salimos con la nueva cosecha en octubre y noviembre. Si, para entonces, esas cebollas todavía están y soportan la temperatura y llegan a los mercados sanas, también nos vamos a ver afectados por el sobrestock. Lo mismo va a pasar con la cebolla de San Juan. Estamos viendo qué se produce.
Es decir, no les afectó en la temporada pasada, pero prefieren esperar a ver qué pasa más cerca de la cosecha…
La agricultura siempre es una predicción y después, llega el momento y capaz que el mercado reacciona de una manera que nadie entiende o tal vez cae una lluvia y perdemos la cosecha de acá. No se puede predecir nada. Esto es día a día e intentar llegar a la cosecha con la mejor mercadería posible y la mejor calidad. Después, lo que pase no lo sabe nadie. No hay certezas, hay algunas opiniones cruzadas, que algunos dicen que va a valer, otros que no. Depende tanto de lo que pase con el clima como con la economía.
-¿Cómo viene en las últimas temporadas el precio y la rentabilidad?
-En los últimos años, han aumentado mucho más los costos que la utilidad, bastante en proporción, pero siempre se ha mantenido la superficie y se ha podido seguir sembrando. La utilidad año a año va disminuyendo. Hoy, un kilo de cebolla está a $ 6 o $ 7 para el productor, el precio está por el suelo y después, en la góndola del supermercado, es extraordinaria la diferencia que hay.
-¿Y el consumo?
-Dentro de las hortalizas pesadas, primero está, lógicamente, la papa, por su capacidad nutricional, pero la cebolla también está dentro de las hortalizas que más se consumen, no sólo en la Argentina, sino en el mundo. El ajo también. Pero es difícil explicar la demanda. Hay veces que es extraordinaria y veces que no. Va dependiendo de la época del año, las comidas que se preparan en los hogares pero tampoco es como el zapallo, que se consume más en invierno, porque se hacen más pucheros, más platos calientes. Pero la cebolla, el ajo y la papa se consumen todo el año.