Con la aprobación en Senadores que consiguió hace nueve meses y el dictamen de hace dos semanas que habilita su tratamiento en la Cámara de Diputados, el proyecto de ley de Etiquetado Frontal de Alimentos, que unió la grieta de los mendocinos Anabel Fernández Sagasti y Julio Cobos, ya que ambos figuran como autores, está cada vez más cerca de volverse una realidad. Sin embargo, en un sector como el olivícola esto trae preocupación ya que consideran que estigmatizará a los alimentos que lleven las etiquetas.
Con el objetivo de “prevenir la malnutrición de la población”, en caso de ser aprobada, los alimentos y bebidas deberán llevar a la vista de todos octógonos negros con la inscripción “Exceso en...” o “Alto contenido de” si es que tienen exceso de grasas totales, grasas saturadas, sodio, azúcares y/o calorías. Se trata de un modelo que ya ha sido utilizado en otros países de la región, como es el caso de Chile o Uruguay.
Tal como lo expresó en una entrevista con Los Andes, Mario Bustos Carra, gerente general de la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen) y gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo (Ccecuyo), argumentó que, a pesar de que concuerdan con el derecho de los consumidores de saber las cualidades nutricionales de los alimentos y las bebidas analcohólicas, no coinciden con el modelo aplicado ya que puede perjudicar a la industria alimenticia en general.
En el caso puntual de la olivicultura, Bustos Carra explicó que las aceitunas de mesa deberían exponer su alto contenido de sodio, aunque sin la posibilidad de explicar cómo contrarrestar eso, ni tampoco comentar sobre los beneficios que tiene su consumo.
- ¿Qué productos se ven afectados por la norma?
- En principio, el aceite de oliva estaría exceptuado del etiquetado frontal. La aceituna de mesa y una serie de productos serán incluidos, con un criterio muy especial.
Nosotros no nos oponemos o presentamos una queja a que se informe correctamente de las calidades nutricionales de los alimentos. Lo que sucede con este sistema de sellos que se va a imponer en el etiquetado es que estigmatiza al alimento.
Cualquier alimento, por más saludable que sea, si se lo consume en exceso es malo y puede tener consecuencias negativas para la salud. Eso lo sabemos todos. Es el derecho del consumidor estar informado pero, si se comunican los defectos, también se deben conocer sus bondades.
- ¿Qué consecuencias trae el etiquetado frontal?
- Se habla de las consecuencias negativas que puede tener el consumo de ciertos productos, pero no habla de las bondades de los mismos. Tampoco permite exponer la forma de mitigar esas consecuencias nocivas.
En el caso de las aceitunas de mesa, se va a cuestionar el alto contenido en sodio, pero la nueva ley no permite decir que si se enjuagan o lavan bien antes de consumirlas el aporte de sodio se reduce al 30% o 40% de los valores iniciales. Tampoco se puede decir que la aceituna de mesa forma parte de la dieta mediterránea.
Pero esto no se da sólo en el caso de la aceituna de mesa; con todos los productos. Por caso, en la leche la deslactosada deberá decir que tiene azúcares. Hasta a los alimentos más saludables se los estigmatiza.
- En el caso de Mendoza, ¿qué otro alimento además de las aceitunas se ve afectado?
- Todavía no hay un detalle pormenorizado de los productos, pero la mayoría podrían estar incluidos. Por ejemplo, las frutas en conserva podrían llegar a tener una advertencia en el etiquetado por exceso de azúcares.
Con un sello negro, con el impacto que eso genera a la vista, se van a leer las consecuencias negativas del consumo de estos productos. Si llega a tener ese sello no lo vamos a poder promocionar o publicitar.
- En el mercado externo ¿tiene alguna afectación?
- Creemos que es una norma que debería haberse consensuado en el marco del Mercosur. Siguiendo con el caso de la aceituna de mesa, los exportadores van a tener que tener un etiquetado para el mercado interno y otra etiqueta que se ajuste a las normativas de Brasil.
Además, en Chile ya hace un tiempo que se aplican este tipo de sellos y la evaluación que hacen los expertos en el tema es que no ha tenido el resultado que buscaban inicialmente. Hubiera sido bueno que los legisladores que impulsan la norma, más siendo de Mendoza, se hubieran puesto en contacto con las industrias alimenticias para encontrar la manera de poder cumplir con el buen propósito de la información, pero sin estigmatizar.
- ¿Qué perjuicio económico creen que puede tener esta medida?
- Puede ser muy negativo. En cualquier mercado, cuando el comprador vea los sellos negros en el paquete, es muy probable que piense dos veces antes de consumirlo. Por lo tanto, puede haber consecuencias económicas.
Nosotros insistimos en que se trata de un derecho del consumidor saber lo que va a consumir. Lo que está mal es la manera de expresarlo. Así se está provocando un daño a una empresa que está trabajando dentro de parámetros alimenticios que en otros países son normales.
- ¿Qué otra solución se plantea?
- Nosotros estamos predispuestos al diálogo y todo lo que planteamos está fundamentado con datos que avalan lo que decimos. Por más que la ley esté muy cerca de aprobarse, lo último que perdemos es la esperanza de que las cosas se puedan mejorar. Podemos encontrar algo que refuerce el derecho del consumidor de saber lo que va a ingerir sin necesidad de no justipreciar las cualidades alimenticias que puede tener el producto. Siempre estamos dispuestos a aportar soluciones.