La diversidad del vino argentino, para muchos, es una de las claves de su éxito. A lo largo y ancho del país se pueden encontrar diversas expresiones de la geografía nacional. Bien lo saben eso desde Grupo Peñaflor, uno de los más importante del país, quienes cuentan con producción en regiones tradicionales como Mendoza, San Juan o Salta, pero también en otros terroirs “nuevos”, como lo son Chapadmalal en Mar del Plata o San Patricio del Chañar, en Neuquén.
Con casi 20 años de experiencia en el grupo, Marcelo Belmote, hoy director de Viticultura y Enología del grupo, ha sido uno de los testigos y responsables de esta incansable búsqueda. En una charla con Los Andes, el ingeniero habló de la cosecha 2022, los aportes de las nuevas regiones, el mejor lugar para el Malbec, entre otros temas.
- ¿Cómo se dio la vendimia en los distintos Valles en los que está Peñaflor? ¿Qué se puede esperar de estos vinos?
- Ha sido una vendimia excepcional, probablemente una de las mejores que recuerde. Si bien todavía los vinos están recién iniciando su crianza muestran un gran potencial. Siempre lo interesante es entender las variables que explican esto. Sin dudas el impacto de la añada en las características organolépticas de los vinos no es explicada solo por variables climáticas sino por su interacción con el nivel productivo de cada Valle de Argentina. Indicadores climáticos similares pueden impactar de distintas formas en los vinos dependiendo de los suelos y el nivel productivo.
Este año en las distintas regiones de Mendoza y San Juan, la combinación de una primavera levemente más cálida favoreció a un buen crecimiento vegetativo de los viñedos, que al tener una producción por debajo del promedio generó una relación entre área foliar y producción alta, maximizando la calidad en la uva. Ya en febrero las lluvias por encima de los promedios, originaron un descenso de temperaturas y una menor radiación. Estas temperaturas más bajas 30 a 40 días antes de la cosecha y una mayor amplitud térmica en marzo y abril fueron determinantes en la calidad de las variedades tintas. En blancas fue algo más desafiante por estas lluvias y el momento de cosecha fue una variable fundamental.
Los últimos años han sido muy variables en general tanto desde lo productivo como desde lo climático. La madurez tiende a acelerarse y, acompañado de la búsqueda de vinos más frescos, hace que la ventana para el momento oportuno de cosecha sea cada vez más estrecha, desafiando las capacidades instaladas de la industria en general en Argentina.
En Valles Calchaquíes también fue una temporada más fresca y más húmeda con rendimientos en general promedios con muy buena calidad y en Chapadmalal con una viticultura de secano fue climáticamente un año promedio, con lluvias más escasas y con heladas primaverales. En San Patricio del Chañar en Neuquén fue un año marcado por dos importantes heladas primaverales que disminuyó la producción, aunque en una menor medida que la pronosticada en un principio y los vinos ya terminados nos están sorprendiendo al igual que la zona de Mainqué en Río Negro.
- ¿Cómo se hace para administrar las más de 3.000 hectáreas que tiene el Grupo?
- La verdad es que el equipo vitícola y enológico que lidero tiene grandes capacidades técnicas y operativas. Sin dudas es importante construir equipos con distintos backgrounds, para generar complementariedad de conocimientos y experiencias. Cada año tenemos que desarrollar nuevas capacidades en los equipos. La posibilidad de operar en distintas regiones obliga a adaptar nuestras prácticas vitícolas y enológicas a cada región acompañadas de planificaciones muy estrictas, la implementación de procesos y seguimiento de indicadores de gestión que permita seguir y revisar la asignación de recursos para ejecutar cada actividad en tiempo y forma y eficiente en costos.
- En los últimos años se han caracterizado por la exploración de nuevas zonas ¿Cuál es la que más le ha sorprendido?
- Profesionalmente, haber participado activamente en el desarrollo de una nueva zona de influencia oceánica, específicamente en Chapadmalal, ha sido un gran desafío donde la experiencia previa es de relativa utilidad. Hay que volver a las bases para entender un nuevo clima y con esos parámetros predecir el impacto en los procesos fisiológicos del viñedo, seleccionar variedades y posibles estilos de vinos a obtener.
Las zonas que me han sorprendido sin duda han sido Chapadmalal que cada año que pasa los vinos están demostrando gran potencial como el Albariño, Chardonnay, Pinot gris, etc. El Valle de Pedernal es realmente increíble y junto con nuestro viñedo en Chañar Punco en Catamarca, los que muestran en nuestros estudios climáticos de data mining donde analizamos miles de datos históricos cada 15 minutos que son únicos en Argentina, diferenciándose del resto de las regiones. Son lugares distintos, diferentes, los perros con dos colas como le decimos.
El otro lugar, un viñedo único, en un pequeño cono aluvional del arroyo Olmos en el distrito de Los Árboles es increíble y dará que hablar, muy distinto al resto de las zonas de Valle de Uco, prácticamente manejado a secano, un lugar más húmedo que recibe humedad del Pacífico por su cercanía a la cordillera frontal y con gran pendiente que ha definido un suelo no estratificado con grandes clastos entremezclados con una matriz franco arenosa que hace que las raíces alcancen una gran profundidad con una fuerte expresión del sitio en los vinos. Chardonnay, Pinot noir, Syrah y Malbec son realmente destacables y distintos.
- ¿En qué zonas están trabajando ahora o tienen en mente expandir la vitivinicultura del grupo?
- Hace dos años comenzamos a trabajar en un nuevo proyecto en Neuquén, nuevo para nosotros, pero ya desarrollado por otras bodegas. Me refiero a la zona de San Patricio del Chañar. Por otro lado, estamos evaluando zonas muy interesantes sin historia vitivinícola en búsqueda de vinos únicos. Argentina es muy extensa y diversa, hay muchas zonas por descubrir aún.
- Se relaciona mucho el concepto de terroir a la alta gama, pero, siendo un grupo en el que también el volumen es determinante, ¿cómo se aplica esto a los vinos que tienen una producción elevada?
- Nuestro foco como grupo técnico es producir el mejor vino posible en estos segmentos para darle el mayor valor posible a nuestros consumidores. Para esto es fundamental el trabajo con nuestra comunidad de viticultores, una muy buena enología para producir vinos correctos y honestos para todos los días. En estos segmentos se encuentran la mayoría de los consumidores y se merecen vinos dignos y disfrutables.
Estamos trabajando fuertemente con profesionales europeos en el desarrollo de un nuevo modelo industrial que sentará las bases para la introducción de nuevas tecnologías para los próximos 10 años que nos permitan producir cada vez una mayor calidad y de forma eficiente.
- ¿Por qué Pedernal es el mejor lugar para el Malbec, como lo ha dicho?
- A mi criterio, en este Valle, en el sector donde se encuentra nuestro viñedo, se conjugan distintas variables de forma única. Primero es un Valle cerrado con dos formaciones, la Sierras de Pedernal al Este y la de las Osamentas al Oeste, esto origina un patrón de radiación único al alterar la hora del amanecer y el atardecer durante todo el ciclo y que hemos estudiado bastante. A este efecto de la radiación se suma que los 1400 m sobre el nivel del mar hacen de esta zona una zona fría, logrando que la madurez del Malbec se dé cuando las temperaturas comienzan a descender rápidamente en otoño preservando todo el complejo aromático. A su vez elegimos la exposición Este del Valle, para recibir solo el sol de la mañana. El impacto de la radiación en la temperatura del fruto es, a mi criterio, la variable más importante por su impacto en la calidad y estilo de los vinos y acá encontramos que los planetas están alineados en este sentido.
A su vez, la orientación de hileras es prácticamente Este-Oeste que origina una menor cantidad de radiación interceptada por el viñedo. Esta orientación acompaña en general la variación de suelo. Esto fue factible ya que este desarrollo fue el primer viñedo en Argentina donde se realizó, previo a su implantación, un mapeo por conductividad de suelo a través de sondas electromagnéticas canadienses, allá por el 2007, permitiendo ajustar la orientación a la variación del suelo.
Respecto a los suelos, se logra una combinación única, la presencia de clastos en altas porcentajes cercanos al 60% con alta concentración de carbonatos y combinados con una alta proporción de limos que superan el 20% y algo de arcilla que dando mucha fineza y una textura única y elegante a los taninos. A estas alturas la combinación piedra limo y arcilla es única y poco común.
- ¿En qué otros varietales cree que Argentina puede encontrar una trascendencia mundial?
- Es difícil predecirlo, pero la distribución de las variedades tradicionales en las regiones emblemáticas en el mundo está siendo desafiada y Argentina no va a ser la excepción. Todo esto debido al fenómeno de calentamiento global. El Malbec seguirá siendo muy importante y el Cabenet Sauvignon junto al Chardonnay las variedades que continuarán traccionando el consumo mundial. De todas formas, se incrementará el uso exploratorio de variedades continentales más adaptadas a climas más calientes y con mayor resistencia a la sequía y una mayor especificidad variedad/sitio en los distintos terroirs de Argentina.
Las variedades francesas tradicionales provienen de zonas con lluvias suficientes para su cultivo en sus zonas de origen, pero nuestras condiciones son muy distintas. También nuevas variedades resistentes a enfermedades criptogámicas irán en aumento acompañando la tendencia de viñedos más sustentables y con un menor uso de fungicidas para minimizar el impacto ambiental en el uso de agroquímicos.
El gran desafío es cómo estas variedades de nicho se transformen con el tiempo en variedades traccionadas por el consumidor.