Madaiah Revana aparece en la pantalla con la casaca verde que usa para atender a sus pacientes -es un reconocido médico cardiólogo en Houston- y una sonrisa que no abandona a lo largo de la charla. Con aire distendido, muestra que está tomando un agua gasificada mexicana y bromea con que es muy sano. El hombre, de origen indio, vive en Estados Unidos y combina su pasión por la medicina con la que tiene por la vitivinicultura. Una de sus tres bodegas se encuentra en el Valle de Uco y este año ha lanzado dos nuevas etiquetas.
-¿Cómo fue que, siendo médico, decidió incursionar en el mundo del vino?
-A mediados de los ’90 empecé a coleccionar vinos de Burdeos y, cuando visité Toscana, en 1996, pensé que debería tener una propiedad y plantar un viñedo. Que sería divertido. Así que en 1998 compré una propiedad en Napa Valley, plantamos el viñedo y después construimos la bodega Revana. Todo de cero, porque no había nada.
Empecé con el objetivo de crear excelentes vinos. Pude contratar a unos de los mejores ingenieros agrónomos en la zona, Jim Barbour, y a la winemaker Heidi Peterson Barrett, para que hiciera mi vino. El primero se volvió muy exitoso y seguimos elaborando de los mejores en Napa Valley. Instalamos el nombre y hemos logrado buenas críticas (NdR: el Revana Estate Cabernet 2007 obtuvo 97 puntos y el cuarto lugar en la lista de los 100 mejores vinos de Wine Spectator, en 2010). Empezamos elaborando un solo vino y ahora hacemos seis cabernets diferentes y un poco de chardonnay.
Después, sumé Alexana. Viajé a Oregón, para simplemente conocer el valle de Willamette, que es muy conocido por producir increíbles pinot noir y también muy buenos chardonnay. Oregon es para el pinot noir lo que Napa es para el cabernet y Mendoza para el malbec. Plantamos unos 80 acres de viñedos (32 hectáreas) y esos vinos también son de primer nivel y han obtenido excelentes críticas. En muy poco tiempo nos convertimos en una de las principales bodegas en Oregón y ahora nos estamos expandiendo. Tenía a la gente adecuada.
-¿Viajó a Mendoza con la idea de sumar la tercera bodega o se dio?
-Viajé simplemente para ver y explorar Mendoza. Nunca había estado en Argentina. Desde entonces voy cada año y espero poder volver el próximo. En 2008, estaba en la sala de degustaciones de The Vines of Mendoza. Me iba al día siguiente a Santiago y terminé comprando una propiedad (ríe). Creo que estamos en una buena ubicación, tenemos buenos enólogos y estamos haciendo vinos muy buenos. Estamos en el top 100. Así que estoy feliz.
-¿Cuál es su opinión de la industria vitivinícola de Mendoza?
-Creo que es más una pasión para mí. No me concentré en el negocio. Hacer negocios no es tan fácil en la Argentina. Pero hemos estado bien. De a poco, vamos mejorando y creo que las cosas van a seguir mejor, una vez que pasemos esta situación del Covid. Me parece que estamos haciendo vinos estupendos, que es lo más importante.
Creo que está difícil para todos, no sólo para nosotros, pero la Argentina va a estar bien. Los vinos tienen buenas críticas y son bien conocidos en el mundo. Más que otros vinos sudamericanos, como los de Chile. Creo que Argentina ha hecho un mejor trabajo de marketing con la variedad principal, el malbec. Y me encanta ir. Me encanta su gente, el lugar. Es un país hermoso. No puedo esperar a volver, tomar vino, comer y hacer ejercicio.
-¿Está viendo cambios en el consumo de Estados Unidos que pueden ser oportunidades?
-Sí, los hay, pero también hay un montón de vinos argentinos. De bodegas grandes. Es difícil competir porque somos una bodega pequeña y con una producción limitada. Pero creo que nos está yendo bien. Nos podría ir mejor pero somos todavía una bodega nueva, con vinos nuevos. Nos puede tomar un poco más de tiempo, pero estamos en la dirección correcta.
Ahora tenemos que concentrarnos en cuando las cosas mejoren. Para empezar nuevamente. Esto ha sido un “stop” para todos. Para los restaurantes también. A los que sí les ha ido bien es a los minoristas, porque la gente toma más vino. Va a la tienda y compra. Nosotros vendemos algunos vinos en las tiendas y tenemos algo de distribución en Europa, en Inglaterra.
-¿Cree que algunas tendencias han llegado para quedarse, como la compra online?
-En Estados Unidos, el consumidor puede comprar online, pero los restaurantes no.
Algunos pueden comprar directamente a la tienda de vinos, pero los demás tienen que ir a través del distribuidor, el mayorista y después el minorista. Es una cadena de tres partes. Para ingresar nuestro vino, creé una compañía importadora. Eso ayuda porque yo mismo soy el intermediario.
-¿Tiene nuevos proyectos en mente?
-En este momento me estoy expandiendo en Napa. Empecé el año pasado. Y en Oregón también, para duplicar la capacidad para recibir gente. Para que pueda venir en cualquier época del año y con mucho espacio afuera. Estos proyectos ya están en marcha, en pandemia. Es emocionante.
-Este año están lanzando dos nuevas etiquetas de la bodega Corazón del Sol…
-Sí, el Magma, un blend de tintas, y el Luminoso 2019. El Luminoso fue nuestro primer vino y fuimos los primeros en elaborar en el país una mezcla de Grenache, Syrah y Mourvedre. Tenemos la distinción de haber producido este vino en Argentina por primera vez.
También elaboramos con Grenache el Padma Rosé, que lleva en la etiqueta una padma, que es la flor de loto de la India. Es una flor sagrada y la flor nacional. Crece en los pequeños estanques y tiene diferentes colores. Y el rosé está hecho en los viñedos de Mendoza, donde los suelos arenosos permiten elaborar este vino increíble, para sentarse al lado de una pileta, tomarlo y ser feliz.