Luciano Leonforte: “Plantamos 80% más de frambuesas e igual nos quedamos cortos”

Desde Heritage, producen frutos rojos, mermeladas y licores llegando a mercados fuera de la provincia. Un cultivo que en Mendoza ofrece una ventaja sobre las cosechas de la Patagonia.

Luciano Leonforte: “Plantamos 80% más de frambuesas e igual nos quedamos cortos”
Luciano Leonforte, productor de frambuesa / Orlando Pelichotti

Dicen que la herencia es lo que uno deja a los otros, pero es también lo que uno primero construye durante el presente. En el caso de Luciano Leonforte y su familia, la herencia recibida fue una tierra que cultivar, y la herencia que están generando hoy es un emprendimiento agrícola de frambuesas y frutos finos.

-¿Cómo inició la idea de tener frambuesas en Mendoza?

-Fue idea de mi viejo y mía, hace 6 años. Queríamos invertir en algo fuera de lo común. Contactamos con una empresa en el sur, nos ofrecieron frambuesa y decidimos arriesgarnos en nuestra finca de La Primavera (Guaymallén).

Compramos aproximadamente 2.500 plantas de frambuesa, con cerca de 8 variedades para probar. De esa cantidad sólo un 15% brotó, el resto se quemó todo. Con ese 15%, armamos un surco de 80 metros y, como es una planta que da rebrotes, de ahí fuimos creciendo año a año.

Lo nuestro es chico, una finquita de 2 hectáreas. Hoy, en un tramo bajo tela antigranizo, tenemos 13 surcos de frambuesa. La idea es seguir creciendo. Gracias a Dios la clientela se sigue sumando y tenemos mucha demanda: entregamos cerca de 200 bandejas diarias que se cosechan en nuestra finca.

-Se vincula más la frambuesa con Patagonia. ¿Fue fácil abrir mercado desde Mendoza?

-Es un fruto que en los primeros años costó. Era 2014 y en Mendoza no se sentía mucho hablar de frutos rojos. Los tragos, los postres, la pastelería y demás cosas que hoy sí se conocen más. Fuimos de los primeros en presentar el producto con una etiqueta simple, sencilla, muy casero al principio, y tuvo muy buena salida.

Arrancamos con las frambuesas al natural y haciendo mermelada artesanal orgánica con azúcar de primera calidad. Después probamos una fermentación de la frambuesa congelada con azúcar y así poder producir un licor a base de vodka, y el año pasado largamos las frambuesas cubiertas con chocolate.

-¿Qué van aprendiendo en este camino?

-Uno con los años va aprendiendo cómo tener mejor calidad, proceso, en temas de poda, por ejemplo. También va mejorando en temas de presentación: hoy utilizamos bandejas conseguidas en Brasil, con respiración, con almohadillas absorbentes de humedad para que dure mucho más el fruto en la bandeja. Nosotros este año estamos mandando al sur y eso hace que llegue en buen estado.

Este año crecimos un 80 % en plantación y aún así nos hemos quedado cortos. Nos esperan con ansias algunos contactos en Buenos Aires y Córdoba, incluso gente de Ushuaia también porque en Mendoza se alarga la cosecha. Nosotros solemos arrancar en octubre-noviembre y llegamos hasta mayo, mientras que ellos terminan antes. Tenemos una cosecha más larga que el sur y eso nos favorece, de modo de poder ofrecer un producto fresco.

-¿Tu familia es de tradición agrícola? ¿Por qué cambiaron de cultivo?

-Mis viejos fueron toda la vida gente de finca. Esto era una finca de mi abuelo, pasó a ser un aserradero y ahora volvió a ser tierra de cultivo. Pusimos tela antigranizo y riego por goteo. En su momento con mi papá hacíamos pimienta, pepino, berenjena con una calidad superior. El riego te da la posibilidad de mejorar en rendimiento y calidad.

-Ya después uno se cansa. Las cajas de pepino y el tomate no son nada livianas, hasta que un día llegó la idea de arriesgarse y probar este otro tipo de fruto y gracias a Dios se nos dio. Un ingeniero agrónomo del sur no lo podía creer. Decía que por un tema del calor acá en Mendoza era muy difícil que la planta brotara. Quizás en Tupungato o Potrerillos tenés más frío, pero acá en Rodeo de la Cruz no.

También la tela antigranizo ayuda a mantener la humedad. Además, es una tierra en la que al metro y medio de profundidad ya tenés agua. Entonces eso también favoreció.

-¿Ven la posibilidad de diversificar la oferta con otros frutos?

-Queremos apostar por frutos finos, poder ofrecer zarzamora también, por ejemplo. Compré arándanos para poder probar, pero es una inversión a largo plazo que va a dar frutos dentro de 3 a 4 años. Hay que medir cómo va respondiendo. Yo dejé una planta de arándanos en la finca para ver cómo va reaccionando y tengo otras en casa, probando con distintas cantidades de agua para ver cómo trabajarla. Por otro lado, la planta de maracuyá es un tipo de enredadera que se cosecha más o menos como si fuera un parral. Hay que armarle un sistema para que ella se vaya enredando en los alambres, pero gracias a eso va dando buenos resultados.

Esto ha sido siempre de ser cabeza dura. Nos hemos pasado con mi viejo mirando horas y horas en Youtube, viendo cómo cosechan la frambuesa, cómo la trabajan, en su propia finca. Favoreció que la tierra nos respondió muy bien.

-¿Cómo ven la venta dentro del propio país, fuera de Mendoza?

-Senasa está trabajando hace años con nuestras frambuesas, por ser un fruto especial. Va permanentemente a revisar pero nunca hemos tenido problema ni nos han pedido que tengamos cuidado en algo en especial. Uno nunca sabe. Tenés que estar pendiente de cualquier cosa que te parezca extraña.

A nosotros en un año nos agarró en un sector una arañuela, que te envuelve la planta en tela y la seca. Igual que con las hormigas negras, te la destruyen. Por eso estamos en vigilancia permanente. Es una planta muy frágil y hay que mirarla todos los días.

Queremos ir creciendo. La idea a futuro es armar un galpón, trabajar con cinta trasladadora que pueda volcar la frambuesa y elegir el tamaño, mejorar la calidad para las distintas provincias. Ya con un establecimiento podés mandar más y de distinta calidad.

-¿Han aprovechado esta pandemia de vender por las redes sociales?

-El negocio es furor a través de Instagram. También tenemos página en Facebook. En Google estamos por un tema de que aparezca la ubicación, pero no trabajamos tan fuerte. A través de WhatsApp coordinamos con el cliente. Algunos pasan por la finca y otros prefieren ir a la verdulería que tengo yo con mi novia (calle San Juan 561, Ciudad). Tenemos muchos clientes de Godoy Cruz que iban hasta la finca y desde este año tienen ese punto en el centro, más cerca.

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