La agricultura regenerativa está emergiendo como un enfoque innovador que busca transformar la forma en que trabajamos la tierra y cultivamos nuestros alimentos. Basada en una serie de principios sólidos, esta práctica busca no solo producir alimentos de mayor calidad, sino también restaurar y mejorar la salud de los suelos y el entorno en general.
En Mendoza, la empresa Knorr, en colaboración con el INTA, está trabajando en la implementación de prácticas de agricultura regenerativa. Esto incluye la capacitación de agricultores locales en prácticas sostenibles como el riego por goteo y la protección del suelo con mulching (o acolchado vegetal), lo que permite un uso más eficiente del agua y la reducción de las emisiones de CO2.
“Los agricultores que adoptan la agricultura regenerativa están dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en este proceso de restauración y de reconexión con la tierra. A medida que se revitalizan los procesos ecológicos, se crea un sistema más resiliente y sostenible, lo que beneficia tanto a la tierra como a quienes dependen de ella para su sustento”, explicó el investigador del INTA, José Portela, quien agregó que los enfoques agroecológicos son económicamente viables porque minimizan los costos de producción.
Claves para mejorar el suelo
Uno de los principios fundamentales de la agricultura regenerativa es reducir el daño físico, biológico y químico en los suelos. Esto significa que los agricultores evitan la labranza excesiva y optan por técnicas que respetan la estructura natural del suelo. Además, se rechaza el uso de productos químicos dañinos que podrían afectar a los microorganismos esenciales que habitan en la tierra.
Otro pilar clave es la cobertura del suelo con material vegetal (mulching). Esta práctica busca mejorar la retención de agua en el suelo, prevenir la erosión y, al mismo tiempo, aumentar la calidad de los suelos. Esta cobertura vegetal no solo protege el suelo, sino que también contribuye a la biodiversidad, un tercer principio central de la agricultura regenerativa.
La biodiversidad es esencial en este enfoque, ya que influye en la salud del suelo y en la capacidad de las plantas para absorber los nutrientes necesarios. Esto se logra a menudo mediante la rotación de cultivos, lo que introduce una variedad de especies vegetales en la misma área a lo largo del tiempo.
Mantener las raíces vivas en el suelo es otro principio vital. Los campos nunca deben estar vacíos; en su lugar, se siembran semillas de cobertura antes de eliminar las raíces, lo que mantiene el ciclo del agua y los nutrientes en constante movimiento dentro del suelo.
Por último, la integración de los animales en la actividad agrícola es una característica clave de la agricultura regenerativa. El pastoreo sobre los cultivos de cobertura, por ejemplo, es una práctica valiosa para fertilizar la tierra de manera natural. Además, la presencia de animales en el sistema agrícola puede ayudar a prevenir los efectos de las plagas de manera más sostenible.
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