Aunque la jubilación anticipada ya era una posibilidad para los trabajadores rurales desde hace más de una década, los obreros de viña, pese a experimentar las mismas consecuencias para su salud por el trabajo en el campo, no habían podido acceder a este beneficio. Y pese a que había habido diversos proyectos que la establecían, presentados por legisladores de distintos partidos políticos, recién en la madrugada de ayer recibió la aprobación en Diputados el que tiene a Anabel Fernández Sagasti como autora.
En realidad son dos los proyectos que fueron aprobados en la Cámara de Diputados de la Nación y que ya habían recibido media sanción en Senadores el año pasado. Uno establece la jubilación anticipada para los trabajadores y contratistas vitivinícolas. De esta manera, podrán jubilarse a los 57 años y con 25 años de aporte, por considerarse que el tipo de trabajo que desarrollan -a la intemperie, con frío, calor, viento, heladas o lluvias- provoca un envejecimiento prematuro. Para que este retiro anticipado no tenga un impacto en los fondos de Anses en un futuro, los empleadores deberán incrementar un 2% las contribuciones patronales.
El segundo proyecto es específico para los contratistas de viña, quienes hasta ahora recibían un pago sólo durante 10 meses del año. Es que se consideraba que en marzo y abril se desarrollaba la cosecha, y este trabajador no realizaba su labor habitual. Sin embargo, esto implicaba que en esos 2 meses se quedaba sin aportes jubilatorios ni obra social. Si bien ahora el pago anual se dividirá en 12 mensualidades, los contratistas tendrán cobertura social y el acceso a otros beneficios, como el pago del salario familiar, durante todo el año.
Por otra parte, al no dejar de aportar durante dos meses todos los años, podrán cumplir antes con los años de aportes necesarios para jubilarse. Es que la acumulación de estos períodos sin aportes se transformaba en 5 años menos cuando cumplían los 30 de trabajo. Además, también son beneficiarios de la jubilación anticipada.