Aunque la principal preocupación luego de las heladas de octubre y noviembre ha sido cuánta uva habrá para la próxima cosecha, las temperaturas bajo cero afectaron a un buen número de cultivos en distintas partes de la provincia. Uno de ellos es el orégano: no sólo se helaron varios plantines, que los productores debieron eliminar, sino que también anticipan menores rindes en las plantas que quedaron y una demora en la madurez, que lo expone al daño por tormentas.
Pese a este escenario, Roberto Aldecua, presidente de la cooperativa Aromáticas Sancarlinas, cuenta que, en octubre, la Universidad de San Luis y el Conicet les entregaron los resultados de unos análisis que realizaron de la calidad del aceite esencial de orégano que se puede elaborar a partir de la aromática que se produce en el departamento de San Carlos. Los integrantes de la entidad asociativa tienen el proyecto de adquirir una destiladora para sumar valor agregado el producto.
¿Cómo ha venido la producción esta temporada?
Está muy difícil este año, porque se nos heló dos veces el orégano. La producción va a ser menor. Ahora tendríamos que ya estar empezando a cortar, pero vamos a tener que esperar 10 o 15 días más, y arriesgar las tormentas, porque se atrasó mucho por las heladas.
Y la sequía y las altas temperaturas, ¿también están afectando al cultivo?
Sí, porque es menor la cantidad de agua que viene y se complican los riegos. La planta debería tener mucha más agua, pero nosotros todavía tenemos riego por turno, no por goteo, porque para eso hay que tener una represa y una bomba, y es difícil en pequeñas propiedades. En el caso de la finca que yo alquilo, son 12 hectáreas. Como chacareros, tenemos que hacer lo que podemos y no se puede sembrar toda la finca con orégano, así que ponemos a lo mejor zapallo, y un poco de ajo, para poder ir regulando el agua.
En los últimos 10 años, ¿se ha mantenido o ha disminuido la superficie con orégano?
Este año, la gente plantó y, con las heladas, tuvo que rastrillar y poner otros cultivos de chacra porque se heló el plantín. Es muy probable que este año haya menos producción que el año pasado y con menos rindes, porque el orégano es difícil de trabajar. Llama mucho al monte, las malezas, y cuando nos gana el yuyo, uno lo limpia. Pero hoy a un obrero para limpiar hay que pagarle $2.500 o $3.000 por día.
Aparte, uno muchas veces no puede echar la cantidad de abono que debería, porque una bolsa de 18 kilos vale $14 mil o $15 mil, y no alcanza más que para 20 o 30 surcos. En mi caso, tengo 400 surcos y tengo que comprar 30 bolsas. Se me van casi $400 mil y hay que tenerlos. Aparte, es cosechar para volver a invertir.
¿Y a quién le venden orégano?
Como cooperativa se le vende a los acopiadores de la zona y ya tenemos clientes en Buenos Aires y Córdoba, a los que abastecimos durante todo el año de 200 o 500 kilos por mes. Les entregamos orégano limpio, de buena calidad y obtenemos mejor precio de lo que se compra acá. Si no estuviéramos integrados, dependeríamos sólo de los compradores de la zona.
¿Cuándo nació la cooperativa?
En 2012. Pero después hemos tenido un problema con papeles, porque hubo personas que fallecieron y nos quedamos con la documentación a mitad de camino. Intentamos seguir hasta 2019, un grupo de 12 o 13 socios, y ya vino la pandemia y hemos quedado 6 o 7. Estamos trabajando con una contadora, para ponernos al día con los balances y hacer las presentaciones por unas máquinas que se compraron antes.
Esperamos tener de vuelta en carrera a la cooperativa, con todo en condiciones, el año que viene. Cuesta, porque hay que pagar varias cosas y somos pocos los socios que aportamos. Pero seguimos trabajando porque es la única manera de lograr acceder a maquinarias. Tenemos un tractor, una segadora, un acoplado, una surqueadora, pero nos estaría faltando una destiladora, que tiene un precio de unos $3 a $4 millones.
¿Por qué quieren comprar una destiladora?
Tenemos un proyecto de extraer aceite esencial de orégano, que quedó parado este año porque no hay fondos para comprar la máquina y tenemos que estar al día para poder pedir financiamiento al Gobierno. Pero ya están los estudios hechos, por intermedio de la Universidad de San Luis y el Conicet.
Se analizó la cantidad de aceite esencial que se puede obtener por cada 100 kilos de orégano, la calidad, lo que costaría hacerlo. Incluso, llegaron a la estudiar cómo sería la venta. Está todo encaminado, para cuando resolvamos el problema de papeles de la cooperativa. La idea sería venderlo a las grandes cadenas farmacéuticas, porque tiene muchas propiedades y es fácil de vender acá y afuera.
En octubre, desde San Luis, nos trajeron los estudios que hicieron con las muestras de orégano que les mandamos. Tiene muchas propiedades para la salud y el que cultivamos en la zona es casi orgánico. Incluso, se aprovecha el agua que se utiliza en la destilación, que se hace con vapor, porque se puede usar como desinfectante, para limpiar pisos, y también es repelente para insectos.
¿Hay suficiente producción para diversificar?
Nos está faltando orégano para vender para consumo, pero para obtener el aceite esencial se puede utilizar el que se manchó con la lluvia, si está en buen estado, y que tenemos que vender más barato porque a la gente no le gusta la apariencia. Y el que no pudimos vender por algún motivo, también iría a elaborar aceite. Tendríamos una alternativa, con valor agregado.