La falta de agua y el calor perjudican a la sandías

La sequía y las altas temperaturas generan un menor peso y un crecimiento desigual de estas frutas en Mendoza.

La falta de agua y el calor perjudican a la sandías
En las últimas semanas del año se suma al mercado la producción local de sandías.

Las plantas de sandía, por ser más tardías, no se vieron afectadas por las heladas, como sucedió con el melón. Pero las altas temperaturas de este mes y la escasez de agua están generando que tengan menor tamaño y un desarrollo desigual.

José Ortiz, de la cooperativa de productores lavallinos Lacofrut, comentó que, aunque él se dedica al cultivo de sandías mini o personales, otros asociados a la entidad cultivan las tradicionales y están teniendo menor tamaño. “Se ha perdido mucha flor, porque cuando estaban por cuajar, las temperaturas estaban muy altas. A la sandía le gusta el calor, pero no tanto”, detalló.

Amilcar Velazquez Vega, de la cooperativa en formación Red Popular de Trabajadores Libres y Unidos (que agrupa a unos 30 productores de Lavalle y Los Corralitos), señaló que los cultivos de melón y sandía requieren de mucha agua. En su caso, alquila la tierra y depende del turno de riego, que le toca cada 12 o 13 días.

Esta escasez de agua provocará que, si otros años han obtenido 15 mil melones por hectárea, lleguen a 10 mil esta temporada. En cuanto a la sandía, mencionó que, cuando no hay agua, comienzan a “quedarse”, y una parte se empieza a secar, por lo que terminan más chatas o un poco deformadas. Sumó que si una que se cultiva con riego por goteo puede alcanzar los 18 a 20 kilos, en estas condiciones ni siquiera llegarán a los 15 kilos habituales, sino que pesarán menos.

Además, si bien son dulces, pueden tener algunas fallas en los extremos y alguna parte con una textura “más acorchada”. Velazquez Vega resaltó que esas son las que eligen para llevar al mercado, porque las que no cumplen con ciertas condiciones se quedan en la chacra. En este sentido, consideró fundamental que los gobiernos acompañen la posibilidad de realizar inversiones en riego tecnificado, porque las pérdidas en la producción son cada vez mayores.

Producción de melones y sandías

El Instituto de Desarrollo Rural realiza un relevamiento de la superficie cultivada con melón y sandía, como también de la oferta y de los precios en los mercados concentradores. Sin embargo, como recién está comenzando la cosecha del primero, los datos de esta temporada se darán a conocer en febrero.

En cuanto al melón, Mendoza es la segunda provincia productora del país, después de San Juan. Junto con La Rioja, Salta y Santiago del Estero, abastecen la mayor demanda del mercado interno del país, en forma escalonada desde setiembre hasta mayo inclusive. En la provincia, la principal zona de producción es la Norte y fundamentalmente se concentra en Lavalle, donde la superficie registrada la temporada pasada fue de 204 hectáreas. En total, el IDR estimó unas 303 hectáreas de melón en Mendoza, que completaron 43 en Maipú, 27 en General Alvear, 13 en San Martín, 11 en Las Heras y menos de 5 en San Rafael. Los registros históricos muestran una superficie de melón que osciló los últimos 15 años entre las 200 y las 600 hectáreas en la provincia.

Si bien existen muchas variedades y tipos comerciales de melón, en Argentina y en Mendoza se producen y se consumen principalmente dos: el honey dew o rocío de miel, de piel lisa, esférico y de pulpa color verde clara y muy dulce; y melón amarillo, denominado así por el color de su piel, de forma alargada, de pulpa blanca y de textura carnosa. Ocasionalmente, se encuentran en los mercados melones tipo escrito o reticulado y el denominado piel de sapo.

La temporada de oferta en los mercados concentradores comienza en el mes de octubre, con el ingreso de los melones primicias, desde Santiago del Estero y Salta. Luego, en noviembre, empiezan a llegar los provenientes de San Juan. Y la mayor concentración de la oferta se produce de diciembre a marzo, con una abundante provisión de melón mendocino. Disminuye luego, durante abril y mayo, con el ingreso desde Salta; finalizando la oferta de la temporada durante los meses de junio y julio.

Para el caso de la sandía, casi la única variedad que se comercializa es crimson sweet, que se caracteriza por tener aspecto jaspeado verde oscuro y amarillo, y su peso puede llegar hasta los 15 kilos. Es una variedad de ciclo medio. Eventualmente, se encuentra en el mercado la variedad sugar baby.

La oferta comienza en el mes de octubre, con los primeros ingresos de fruta desde Brasil y las primicias de Salta y Catamarca. En diciembre, se observa un ingreso abundante de sandías de San Juan y en las últimas semanas del año se suma al mercado la producción local, manteniéndose constante su oferta hasta marzo y disminuyendo de abril en adelante. Desde mayo hasta julio, se observa el ingreso de sandía del norte del país y algo desde Brasil. El ciclo comercial termina en agosto.

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