La baja cosecha de ciruelas y la falta de stock complican satisfacer al mercado

Con un pronóstico cercano a 60 mil toneladas, es el tercer año con una producción por debajo del promedio. Los precios son buenos, pero habrá poca oferta para cubrirlo.

La baja cosecha de ciruelas y la falta de stock complican satisfacer al mercado
Escasez. La temporada 2021 será la tercera consecutiva con poca producción. Los precios se están tonificando dentro y fuera del país, pero Mendoza tendrá poca fruta para poder aprovechar el escenario favorable.

El sector ciruelero lleva dos años con problemas de stock por las malas cosechas y todo indica que este año la escasez continuará, por contingencias climáticas y motivos propios de productividad. Los productores son conscientes de este tema, y consideran que tener mejores herramientas de financiación ayudaría a salir del laberinto.

El pronóstico de cosecha elaborado por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) es poco auspicioso. Tras un 2018 donde se llegó a una de las mayores cosechas de ciruela de la historia, con 151.093 toneladas, la producción ha caído para pronosticar en 2021 una cosecha de 60.571 toneladas, en un total de alrededor de 12.000 hectáreas en la provincia.

Francisco Araujo es el coordinador del Clúster de Ciruela Industria de Mendoza y en su visión hay dos variables a considerar. La primera es que se espera una cosecha pobre, que tiene que ver con inclemencias climáticas y rendimientos bajos, que los llevan por tercer año consecutivo, después de 2019 y 2020, a tener una cosecha baja, en comparación con el promedio histórico.

“La segunda variable, que tiene que ver con los precios, es que la industria y la exportación han venido funcionando con buen desempeño y la ciruela ha sido elegida en pandemia a nivel mundial para reforzar la dieta. Al no haber suficiente stock, en 2021 la industria espera que los precios se tonifiquen. Estamos esperando valores muy buenos para el productor”, analizó Araujo.

Si bien depende de la zona y la condición de cada cultivo, los bajos rendimientos son multicausales y se explican principalmente por tres puntos: la deficiente labor en la finca (no se hacen todos los trabajos que hay que hacer como poda y nutrición), la helada y los vientos cálidos en floración.

En este sentido, el coordinador del clúster explica que la mira no está puesta en el precio, sino en mejorar los rendimientos: “A fines de 2020 ofrecimos un trabajo del clúster, un foro técnico, donde todo el sector determinó las prioridades de política pública. Queremos vías de financiamiento para poner la finca en condiciones aceptables. Necesitamos mejorar la labranza durante todo el año, mejorar los sistemas de riego y atenuar los riesgos climáticos”.

Números altos y bajos

El pronóstico de ciruela industria del IDR es una de las principales herramientas que emplea el sector, donde se analiza, por ejemplo, la evolución de la floración. Durante la primavera de 2020, en base a las flores se podía augurar una buena cosecha, pero el 5 de octubre una helada parcial afectó a varias zonas en el Este, General Alvear y Real del Padre. Además, un fuerte viento cálido disminuyó el cuaje, terminando con las buenas expectativas.

Así lo comenta Cecilia Fernández, jefa del Área de Gestión de Información Estratégica del IDR, para quien “todos esperaban una mejor producción para este año y no ha sido así”. Además, explica que la ciruela por una característica propia tiene una marcada oscilación entre una producción y otra. “Un año da mucha variedad de flores y frutas y después al año siguiente da menos. Para que se entienda, podemos decir que el árbol se va estabilizando”, indicó la especialista.

Estas fuertes variaciones en las cosechas hacen que, por ejemplo, en 2016 se hayan cosechado 127.191 toneladas, en 2017 unas 39.110 tn y en 2018 unas 151.093 tn. De todos modos, si se hiciera un promedio de los últimos 10 años, daría 91.823 tn, un número por encima de esta temporada y las últimas dos.

En cuanto a superficie cultivada y la producción esperada para este año, la totalidad es 12.424 hectáreas y 60.571 toneladas. Mirando hacia adentro, la zona principal de producción es el oasis Sur, con 9.386 has y una cosecha esperada de 54.530 toneladas. Le sigue el Este, con 2.409 has y 2.979 toneladas (muy bajo rendimiento por las contingencias, con casi 9 mil tn menos que en el año pasado). En menor medida están el oasis Norte (324 has y 1.576 tn) y el Valle de Uco (305 has y 1486 toneladas).

Fernández remarca que estos números son un promedio zonal, ya que hay fincas que directamente no han tenido frutos y hay otras que tendrán buena calidad y producción. También incluyen las posibles pérdidas por “mancha roja”, una pérdida que se da una semana antes de la cosecha y puede llegar a afectar hasta el 25% de una producción con condiciones débiles.

“En 2019 se generó un plan de mejora competitiva para fortalecer al clúster, un plan estratégico con varias líneas para poder trabajar en las subas y bajas de las producciones. Es importante que los técnicos especialistas puedan trabajar, dar información, buscar financiamiento, etcétera”, comenta la especialista del IDR.

Un valioso estudio que realizará el IDR este año es un censo del sector, financiado por el clúster con fondos nacionales. Si bien los números año tras año se actualizan parcialmente, la idea es hacer un censo para ver la superficie, el sistema de conducción, tipo de tecnología y la geolocalización, entre otros factores.

“También es importante ver donde están ubicadas las fincas. Tener información permite tomar buenas decisiones. Si una empresa quiere comprar ciruelas, ¿dónde puede comprar? El censo es un pedido del sector, ya lo tenemos planeado”, indicó Fernández.

Panorama complejo

Carlos Ponce es parte de la tercera generación de una familia que trabaja con la industrialización y exportación de ciruelas en General Alvear desde hace 65 años, con la empresa Trador SA. Como presidente del Comité de Exportación de Ciruelas de Industria de Mendoza (Cecim), Ponce considera que la realidad del sector es compleja por la falta de materias primas.

“Creo que se está haciendo un gran trabajo para determinar las causas de las fallas en la producción. Hemos tenido efectos climáticos tradicionales, como heladas y granizo. A esto se le suma el viento al momento de la floración, que ha generado problemas para que se produzca el cuaje (que la flor se transforme en fruto). Van a faltar productos para mantener la demanda consolidada y avanzar en mercados en los que se venían trabajando”, analiza Ponce.

El presidente de Cecim considera además que “es un año muy complejo” que debe tomarse con calma para atender compromisos comerciales de la mejor manera posible y trabajar con miras a la cosecha 2022. Para Ponce, es necesario generar políticas desde lo gubernamental para tener buenas tasas de financiación y modificar la producción de la ciruela, trabajar con una agricultura de precisión y segura.

Desde el sector productor, Sergio Morbidelli es representante de la Cámara de Comercio de San Rafael en el clúster de ciruela. Su visión es que “el conglomerado productivo está empobrecido, en términos generales cada vez hay menos productores y menos hectáreas en buenas condiciones”. Además, este productor considera que no se logran hacer todas las labores culturales que el producto requiere y eso, más las condiciones climáticas, conllevan a una merma importante.

“El mal clima azota con más fuerza a aquellas fincas donde las labores culturales no están llevadas a cabo en su totalidad y con menos fuerza a las que están bien trabajas. Hablamos de controlar la maleza, fertilizar, aplicar agroquímicos, realizar la poda, mejorar el riego. Quienes han logrado cubrir con malla antigranizo, atenúan ese problema”, ejemplificó Morbidelli.

Un problema que se repite en otras agroindustrias es la escasa rentabilidad, que recién en los últimos años mejoró con la tonificación del precio y ahora es necesario mejorar con la cantidad. “El productor tiene entusiasmo, pero ese entusiasmo lo tenés que acompañar con el bolsillo. Yo soy un pequeño productor, de 20 hectáreas, y recién este año llegué a cubrir la mitad de mi producción con tela antigranizo, porque aproveché los buenos precios del año pasado y pedí un crédito”, ilustra Morbidelli.

Según este representante del sector productivo, la forma de salir del laberinto es “entrar en el círculo positivo” de invertir, cosechar más, seguir con la tecnificación y después cosechar un poco más.

Por su parte, Ponce señaló que además es necesario mejorar la estabilidad de stocks: “El modelo del banco de vinos se puede replicar en lo que es ciruelas. Tener un banco agroindustrial podría ser de gran resultado. Esa herramienta ayudaría a regular stock y, cuando haga falta, financiar a los productores para que industrialicen. Sería muy positivo porque nos ayudaría a compensar los años que hay merma de cosecha. Estaríamos dándole una estabilidad sin precedentes a la actividad agroexportadora de la ciruela”.

Para Morbidelli, “el precio está razonable, lo que hace falta ahora es la cantidad”. En ese sentido, entre productores e industriales del clúster se definió que el problema este año no es el precio sino atenuar los inconvenientes para tener cantidad. “El financiamiento es una pata importante. Lograr líneas blandas de financiamiento ayudaría al productor a aplicar tecnología y poder realizar labores culturales a las plantaciones”, señaló el productor sanrafaelino.

Ciruelas For Export

El 95% de la producción local de ciruela industrial tiene como destino la exportación. El producto central son cajas de 10 kilogramos de ciruela deshidratada sin carozo y el principal mercado es Brasil, que el año pasado importó cerca de 8.000 toneladas (un poco más del 30 % de las 25.000 toneladas totales exportadas). Le sigue en importancia Rusia, un mercado que tiene más de 15 años de importación.

Los datos los comparte Carlos Ponce, presidente del Comité de Exportaciones de Ciruela Industria de Mendoza. “Hay otros mercados satélites que tienen que ver con Europa, Canadá, Israel, Estados Unidos. Por cierto, Estados Unidos es gran importador, no de cajas, sino de ciruelas sin procesar, que después ellos industrializan”, explicó este industrial exportador.

Argentina viene en los últimos años de una situación de exportación de entre 25.000 a 30.000 toneladas, pero hace cinco años se hablaba de 35.000 toneladas. La presencia en el mercado internacional depende de la disponibilidad de cosecha, y temen que la falta de stock y tercera baja cosecha consecutiva compliquen aún más el panorama.

Ponce señala que la inestabilidad de producción se ha tornado en un problema porque no hay productos para ofrecer, retrae al sector local y se pierde presencia: “La inestabilidad nos va a dejar afuera de poder atender el mercado asiático, China principalmente, donde se estaba negociando a través del clúster y las autoridades trabajaban en protocolos sanitarios. Salir a generar demanda cuando no tenemos para abastecer nos deja en una situación limitada”.

Desde el clúster, Francisco Araujo comenta que tienen una línea de trabajo enfocado al mercado interno, pero principalmente el sector se orienta a la exportación. “El vínculo hacia el mundo se ha mantenido bien. Tenemos ya mercados que nos conocen y ponderan la ciruela argentina”, analizó el coordinador.

Un punto débil que señala Araujo en comparación con Chile (principal competidor de los productores locales) son las limitaciones arancelarias: “Somos poco competitivos en mercados interesantes como México y Europa, porque entramos con más aranceles que Chile. Podríamos penetrar y avanzar en esos mercados porque el producto funciona muy bien, y hay una cuestión de precios y conveniencia”. Araujo también señala que sería mejor contar con una política macroeconómica más estable que permita ganar en previsibilidad.

Desde Cecim detallan que la Unión Europea importa 45.000 toneladas más allá de sus propios países productores como Francia e Italia. Ven como clave avanzar en el acuerdo de libre comercio con el Mercosur, porque mientras las ciruelas chilenas entran al mercado europeo con un arancel cero, las argentinas tienen un a tasa del 9,6%. En una situación similar, el mercado mexicano (que importa en total de 8 a 10 mil toneladas) tiene un arancel del 18%.

En cuanto a los precios internacionales, Ponce comenta que la ciruela ha logrado cierta estabilidad después de un gran récord de 2013 y que para el año pasado el precio de la caja de 10 kg puesta para cargar al camión (sin contar fletes) era de 20 a 25 dólares.

La principal variedad que se trabaja en el mundo y también en Mendoza es la ciruela D’Agen, también conocida como variedad francesa. “Generalmente el producto que se exporta es ciruelas disecadas sin carozo por 10 kg elegidas, tiernizadas, listas para consumo. Después están las disecadas con carozo, listas para consumo, un mercado marginal. La alternativa son las que salen en condición natural o ‘americano’, sin procesarse, en sacos que van con destino a ser procesadas en otros países”, detalla Ponce.

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