En menos de 12 meses, Juan Pablo Murgia fue elegido por dos publicaciones distintas como el mejor del año en lo suyo. Primero, el reconocido Master of Wine y crítico inglés Tim Atkin lo eligió como “Enólogo Joven del Año” en su “Argentina Special Report 2021″.
Ahora, hace unos días Guía Descorchados 2022, de autoría del chileno Patricio Tapia, lo señaló como el Enólogo del Año.
Murgia (39 años) es hoy gerente de Enología de Grupo Avinea, el productor orgánico más grande del país pero sus logros no son sólo personales, ya que los vinos de Otronia, la bodega más austral del país y una de las integrantes del grupo, se convirtió en la primera orgánica en liderar categorías como mejor Espumante, mejor Patagonia, mejor Pinot Noir y mejor Merlot. En tanto, Argento Single Block Altamira Malbec orgánico 2019 obtuvo 96 puntos y se ubicó en el top 10 de los tintos argentinos.
En medio de la vorágine de los últimos días de cosecha, Juan Pablo Murgia se tomó algunos instantes para charlar con Los Andes acerca de este nuevo reconocimiento, la realidad de los vinos orgánicos, los desafíos como líderes del sector, sus objetivos personales y más.
- En menos de un año la crítica internacional te eligió como Joven Enólogo del Año y Enólogo del Año, ¿qué te genera eso?
- Estoy súper contento, es un muy lindo reconocimiento. Ya no es joven, lo cual me preocupa un poco -risas- Además, se trata de una gran publicación como lo es Descorchados. Estoy feliz.
- ¿Por qué crees que los críticos coinciden en reconocer tu trabajo?
- Es una consecuencia de lo que venimos recorriendo como compañía. Grupo Avinea comenzó un camino ya hace varios años con una definición y un norte de proyecto enfocado en vinos de terroir, sustentabilidad y manejo orgánico. Todo eso se traduce en vinos que tienen una definición, una personalidad y un carácter que termina siendo apreciado por nuestros consumidores y la crítica. Siempre digo que, más allá de que sea un reconocimiento personal, sin el respaldo de un equipo y de una compañía, en este caso Grupo Avinea y bodegas como Otronia y Argento, que son los proyectos por los que me han destacado, esto no sería posible.
- ¿Cuánto ayudan estos reconocimientos a terminar con los prejuicios sobre los vinos orgánicos?
- Creo que es algo que hemos logrado dejar en el pasado. En los últimos años ya no he escuchado el comentario sobre la calidad. Si todavía quedan personas que piensan que los vinos orgánicos no son de muy buena calidad, tenemos que seguir trabajando para revertirlo, porque manejar un viñedo y elaborar un vino orgánico no se relaciona para nada con una deficiencia en la calidad. Más bien, se da todo lo contrario. Un viñedo manejado de forma natural, al final, desarrolla un sistema superior en calidad y carácter de lugar.
El carácter del vino viene dado por el lugar y el viñedo y, si es manejado de forma natural, normalmente potencia esa característica. Creo que tiene todo para ganar. Terminar con todos los prejuicios. Es cuestión de tiempo, pero eso que se escuchaba hace 10 años creo que se ha extinguido un poco.
- ¿Qué tienen tus vinos para lograr todos los reconocimientos que han tenido?
- Tienen un gran sentido de lugar. Trabajamos en eso en nuestras fincas, tanto en Argento con los viñedos de Agrelo y Altamira, como en Otronia en Sarmiento, Chubut. Profundizamos mucho en el desarrollo del viñedo ya sea con sectorizaciones, trabajo de micro terroir. En el caso de Otronia no sólo llegamos para hacer vinos, sino que estudiamos el lugar, subdividimos espacios, elegimos el mejor material vegetal y los trabajamos con mucha precisión. Eso nos da como resultado vinos con un gran carácter y sentido de lugar, algo que es muy apreciado.
Cuando uno prueba un vino, en este caso los que me toca hacer en Avinea, creo que uno de los conceptos más importantes, al momento de probar un vino, es que uno pueda de alguna forma transportarse al lugar de origen, imaginarse el paisaje. Creo que eso es muy importante y trato que nuestros vinos sean así.
- Cómo líderes del segmento orgánico en Argentina, ¿cuál es objetivo que se plantean para los próximos años?
- El desafío es muy concreto. Tenemos un plan agrícola establecido para 2025 para duplicar nuestra superficie actual, superando las 600 hectáreas. Es algo que ya está en ejecución y se trata de un plan bastante ambicioso que cuenta con todo el apoyo de la compañía.
- Personalmente, ¿cuáles son tus objetivos?
- Creo que lo que viene es seguir profundizando el carácter y los vinos de lugar. También, que los vinos no sólo tengan un gran sentido de pertenencia, sino que también tengan una calidad de clase mundial. Eso es lo que me motiva y por lo que estamos trabajando. No sólo nosotros, más bien Argentina como país productor. Por eso hemos logrado el reconocimiento que tenemos como país.
- ¿Cómo analizás el presente de los vinos orgánicos de Argentina?
- Vamos por un camino correcto. Nosotros arrancamos en 2010, hace ya más de una década y se convirtió desde ese momento en nuestra filosofía de trabajo. Tiene dos aspectos: por un lado, los productos orgánicos en general son muy aceptados por el consumidor por tratarse de productos más saludables.
Por otro, que es la base de nuestra filosofía. Es que estamos convencidos de que un viñedo manejado de forma natural, que tiene un respeto del sistema agroecológico y usa el manejo orgánico como eje, es la mejor manera de potenciar la expresión de lugar.
Entonces, si el camino es que los vinos sean orgánicos para tener mejor calidad y más aceptación de los consumidores, creo que vamos por un camino acertado.