Mendoza lleva décadas luchando contra la crisis hídrica y, lejos de mejorar, el problema parece agravarse año a año. En ese contexto, cada vez se da mayor importancia a la tecnología creada para mejorar la eficiencia en el uso del agua.
Jairo Trad, CEO y cofundador de Kilimo -una startup enfocada en la prestación de servicios para el manejo del riego agrícola-, habló sobre cómo se puede utilizar la tecnología de precisión para cuidar los recursos y mejorar el rendimiento de los cultivos.
- ¿Qué es Kilimo?
- Kilimo es un software para la gestión de riego en la agricultura. Usamos datos para decir a los productores cuánto conviene regar. Podemos acompañar el riego sin tener que instalar ningún tipo de hardware.
Necesitamos algunos datos de la finca y de cada sector. Se hace un buen análisis inicial y de ahí el proceso avanza con datos satelitales y climáticos. Nos permite mucho, lo más potente es seguir qué pasa a cada sector de riego. Regamos por promedio, vemos qué le pasa a la finca y observamos que las plantas tienen situaciones diferentes.
- ¿Cómo es el trabajo que hacen en la empresa?
- Nos paramos sobre la instalación el riego por goteo, y arriba de ese sistema vamos recomendando cómo regar. Lo que generalmente se hacía anteriormente era instalar sensores para medir. Nosotros, en cambio, lo podemos hacer con satélites e información climática.
Monitoreamos el 20% de los cultivos de pivote en Argentina, soja y otros cereales. Este año en Mendoza vamos a alcanzar el 5% de los frutales y vides con riego tecnificado, microaspersión y goteo. Arrancamos en la provincia con el primer cliente en 2019 hace pocos años y al poco tiempo vimos que había un gran interés. Vemos que la necesidad es muy grande. Hace tiempo los productores veían a la eficiencia de riego como el problema número cinco en la escala de prioridades. Hoy, es el problema número uno a resolver.
En lo que respecta al funcionamiento de la empresa, hay seis ingenieros agrónomos de Mendoza que están encima de qué le pasa a cada lote y cómo hacemos el mejor riego para plantación.
- ¿El productor se adapta a estos controles?
- Vemos dos situaciones muy diferentes. Los productores muy profesionales tienen un ejército de gente levantando datos y mirando qué pasa. Lo que pasa a esos productores y a las grandes bodegas en general, es que tienen dificultades para lograr que ese personal pueda analizar en detalle qué pasa al agua en cada lote al mismo tiempo. Nosotros ayudamos a que no necesiten tener tantas personas enfocadas en un trabajo que no necesariamente tienen que hacer. Alivianamos la carga de personal en riego muy fino.
En el otro escenario está conformado por quienes casi no toman mediciones. Riegan una cantidad fija por semana y gestionar por promedios no les funciona. Miran la finca con diez parcelas y riegan lo mismo en todos lados, cuando quizás sea necesario regar más en la parcela 2 y 3, y menos en la 4 y 5. También sostienen la misma estrategia de acá a diciembre, pero sin conocer la situación específica de cada sector.
Lo que hacemos es un trabajo complejo, y lo cierto es que no hay suficiente gente capaz de hacer este trabajo. Es un limitante fuerte. Con Kilimo los productores pueden tener el seguimiento sin tener que estar peleando por los equipos que consigan.
- ¿Cómo ha sido su trayectoria?
- Kilimo fue fundada en Córdoba, con tecnología que creamos nosotros. Tenemos convenios con muchas empresas de las que vamos obteniendo datos.
Tenemos equipos en Argentina, Chile, Perú y México. Somos 60 personas en total.
En Chile crecemos mucho porque tienen una sequía tremenda, igual que Perú y México, con una de las más grandes de su historia en este momento. Son zonas desafiadas por la falta de agua.
Ahí hay toda una tensión social. Chile vive un proceso de desertificación. Hace 15 años llovía 700 mm por año y en los últimos tres años ha llovido cerca de 100 mm. Se ve claramente en la curva que el promedio fue bajando. A eso se suma que la línea de Los Andes se corre hacia arriba y se van quedando con menos reserva de agua.
- ¿Preocupa la situación de Mendoza en términos hídricos?
El escenario es trágico. El productor lo sabe y es muy consciente de que debe actuar o va a estar complicada su rentabilidad y supervivencia. Tenemos una tecnología que permite al productor no hacer una gran inversión en infraestructura, sino contratar un servicio y acompañarlo durante la campaña. Muchos productores tienen hoy más área cultivada que agua disponible, Tienen agua para regar bien 100 ha y cuentan con cultivos de 130 hectáreas.
A quienes trabajan con la herramienta, los ayudamos a ahorrar entre un 15%, 20% y 25% de agua, lo que significa producir un 15%, 20% o 25 % más. Mucha gente tiene que arrancar cultivos por no poder regar más.
No es una solución mágica, es una caja de herramientas, pero viene con un ingeniero agrónomo que acompaña las 24 hs durante el proceso. Tenemos un equipo de seis agrónomos en Mendoza para acompañar en el servicio. Si un dato no cierra, pueden avisar o recalcular la estrategia y el ing agrónomo acompaña. Tecnología sobra. Lo que no sobra son empresas que ofrezcan el acompañamiento para que el productor la adopte. El productor sabe que está complicado. Ninguno hoy te dice “¡qué bien estoy de agua!” Ellos lo saben y quieren ser eficientes. El desafío está en acercar un servicio e incluir no sólo la tecnología y ajustar.
- ¿Han encontrado apertura ante la herramienta que proponen?
- Con el riego de goteo hay una gama de productores más abierta a tecnificarse. La recepción ha sido muy buena. Arrancamos hace dos años y tenemos una parte importante de lo que se cultiva bajo riego por goteo.
Por otro lado, desde el punto de vista técnico, en Mendoza están los mejores viñateros del mundo. Varios nos han pedido ver el sistema y nos va muy bien. Igualmente insistimos en que no venimos a vender una solución mágica. Estuvimos con productores de durazno esta semana y tuvimos una discusión técnica de punta a punta. Debatimos hasta el último detalle para entender qué hace bien el sistema y cómo poder mejorar la plataforma.
- ¿Qué costo tiene el servicio?
- El servicio tiene un costo por año y por ha. Tiene que ver con cuántas hectáreas contraten. Tenemos distintos escalones y lo hablamos con cada productor. A veces sugerimos probar con sólo una parte del campo, porque comprendemos que el productor lo tiene que entender. Es un cambio de hábito y de forma de hacer las cosas. Entonces pueden probar con 50 o 60 ha para arriba, para que tenga un sentido representativo. La mayoría arranca con 60 ha. Es una prueba paga, y de ahí en más ven la evolución.
Trabajamos con productores de todos los tipos y los de Mendoza son los más finos, más detallistas, profundos en el por qué y para qué. A veces los argentinos tenemos esto de pensar que somos pesados. Yo no creo que sea así y tuvimos una recepción tremenda en Cuyo, porque entienden que el problema de la falta de agua está y hay que actuar ya, usando Kilimo o la herramienta que sea. Lo que se debe comprender es que hay que gestionar el agua, porque estamos en una situación crítica.