Las últimas mediciones de la inflación y el planteo de importar alimentos para bajar los precios, puso en el foco de mira al sector productivo. Si bien buena parte del valor final queda en manos del Estado y de supermercadistas, referentes de la agroindustria local analizaron qué sería necesario para mejorar los precios de sus productos.
Para Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina Región Cuyo (UFHA), es mejor hablar de equilibrar los precios y no de bajarlos, “porque hay mercaderías que tienen el precio de venta por debajo de los costos de producción” y, si se redujera aún más el precio, sería imposible producirlas. En cambio, “se puede equilibrar la mercadería buscando un control de producción, de consumo interno y externo”.
“Hace 5 o 6 años presentamos al gobierno provincial y también al nacional algo que se llama Registro de la Matriz Productiva Frutihortícola, donde se busca el equilibrio”, comentó Carrasco. Un ejemplo es que, si un año el ajo vale bien, muchos luego plantan ajo, entonces después sobra y se derrumba el precio. “La idea es controlar el registro de la matriz productiva con la comercialización interna del país y de exportación”, explicó.
Para Raúl Giordano, presidente de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), para mejorar precios se debe “equilibrar los valores en dólares de algunos insumos que hoy día todavía están sobrevaluados en dólares como insumos químicos o metalúrgicos”. Por la demora de pago y el riesgo de vender a Argentina, los precios se encarecen y un acero inoxidable que puede valer US$ 3,5 termina costando US$ 14.
“El otro tema grave que tenemos son los impuestos. En ningún lugar del mundo se paga la cantidad de impuestos que tenemos acá”, agregó Giordano. Como ejemplo mencionó que de $10 millones en una factura final, cerca de $4,5 millones corresponden a tributos nacionales, provinciales y municipales. Ese tema se traslada a toda la cadena y termina en la góndola, lo que recorta la competitividad de cualquier sector.
El director provincial de Agricultura, Alfredo Draque, señaló que Mendoza alberga varias cadenas productivas que son competitivas, pero que lo serían aún más “si existiera un alivio fiscal”. A eso, sumó las restricciones para el comercio exterior (falta de dólares, impuesto PAÍS, etcétera), que impactan en la exportación y “afectan la importación de insumos o bienes de capital para poder producir más y mejor en nuestras industrias y zonas de producción agrícola”.
En cuanto a la importación de alimentos, Draque espera que se respeten las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y se restrinja el ingreso de productos muy subsidiados o de economías con mano de obra altamente precarizada, que compiten deslealmente. “Respecto a los productos de consumo fresco, es importante considerar las barreras fitosanitarias existentes”, recordó el director de Agricultura.
Alimentos made in Mendoza
Más allá de poder producir, un desafío para poder comercializar los alimentos mendocinos es el refuerzo de la promoción y la difusión, algo en lo que trabajan en conjunto los sectores público y privado.
Desde el gobierno provincial aseguraron que trabajan con organizaciones de productores, clusters y las distintas industrias. Por ejemplo, en vitivinicultura con la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) o la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi); en durazno con la Federación Plan Estratégico Durazno Industria (Fepedi) y en aceite de oliva con la Indicación Geográfica local.
“En medios masivos de comunicación se fomenta el consumo de ajo mendocino y otros productos y se llevan acciones en distintas ferias a lo largo y ancho de nuestro país”, afirmó Alfredo Draque. El director provincial de Agricultura sumó el trabajo con universidades nacionales y provinciales, y con organismos de investigación como Conicet e INTA. En el caso de UFHA, suelen trabajar con medios de comunicación para difundir los precios de frutas y verduras en algunos mercados de abasto de Mendoza y recomendar el consumo de aquellos de estación. De ese modo, la semana pasada recomendaron aprovechar los bajos precios del tomate en esta época para hacer conservas.
“Es importante transmitirle al consumidor que trate de consumir todo lo que es producción local, que los precios son muy buenos y es fresca la mercadería. También aprovechar para hacer salsa, berenjena en escabeche, todo lo que se envasa para el invierno”, comentó Omar Carrasco.
Por su parte, Raúl Giordano comentó que con Fepedi hacen varias acciones para promover el consumo de durazno mendocino, tanto en el mercado local como a nivel internacional. El presidente de Cafim detalló que se trabaja con programas de cocina para fomentar el producto y que ya se hacen pruebas de durazno con piel para gastronómicos.
“Se están tomando algunas medidas. Es cierto que vamos y venimos y nos cuesta bastante mantener un rumbo definido o trabajar para un objetivo. Eso es porque tenemos que trabajar para el objetivo, pero también trabajar para el día a día y no fundirnos”, reflexionó Giordano.
Una relación compleja
Un informe que sirve para analizar la relación entre el agro y la economía es el Anuario del Ieral Mendoza 2023, publicado a inicios de este mes por los economistas Jorge Day y Gustavo Reyes, de Fundación Mediterránea. Allí se estudia cómo fue la dinámica del año pasado y algunas expectativas para este 2024.
Respecto al sector agrícola (4,6 % del Producto Bruto Geográfico) en 2023, señalan: “En términos generales, disminuyó la cantidad producida por este sector. No obstante, gracias a los buenos precios, el ingreso monetario global (neto de inflación) percibido por los productores mejoró”. Eso se refiere especialmente a las uvas, ya que, como hubo una menor cosecha, se dio menos volumen y con un mejor precio.
La menor cosecha de uva (-27%) se dio en la zona Este, pero quienes lograron cosechar pudieron generar muy buenos precios. Desde Ieral Mendoza señalaron que hubo bajos
precios para el ajo y la ciruela industria, mejoró la venta de aceite de oliva y cayó la superficie con vides y frutales. “La mayor parte de esa caída se explica tanto por la menor rentabilidad de la actividad agrícola como por una mayor escasez hídrica”, afirmaron.
En cuanto a la industria vitivinícola, “la bajísima cosecha de uvas se tradujo en una fuerte caída en las ventas de vinos”. Los graneles de vinos genéricos y los mostos tuvieron fuertes caídas, con un dólar oficial rezagado en la primera parte de 2023 que hizo menos atractivo vender hacia afuera. Además, para las bodegas exportadoras, el precio de la materia prima aumentó más que el precio de exportación de los vinos.
¿Y las perspectivas para 2024? Si bien se pronostica en general un año recesivo, también se espera una mayor cosecha, y eso cambia el panorama: “La mayor cosecha de uvas implicará mejores indicadores en el agro (en cantidad) y en parte de la industria (posibilidad de vender más vinos)”. Dudas: a cuánto quedará el precio de la uva y si crecerá la exportación de vino y mosto con un dólar más caro y una materia prima más barata.