“Hay una oportunidad para la cereza mendocina con el turismo y la gastronomía”

El ingeniero agrónomo chileno Jorge Astudillo Galvez vino a la provincia para realizar un diagnóstico de la producción local y analizar las oportunidades de inserción en nuevos mercados, con fruta muy temprana, de calidad.

“Hay una oportunidad para la cereza mendocina con el turismo y la gastronomía”
El ingeniero agrónomo chileno Jorge Astudillo Galvez, durante su visita a la provincia, invitado por la Cámara de Cerezas de Mendoza y el Ministerio de Producción. Foto: Gentileza

La semana pasada, el ingeniero agrónomo chileno Jorge Astudillo Galvez, especialista en cerezas tempranas, estuvo en la provincia y recorrió las fincas de 15 productores mendocinos para analizar en qué condiciones están produciendo y ofrecer una asesoría técnica. El objetivo de la visita, organizada por la Cámara de Cerezas de Mendoza, con apoyo del Ministerio de Producción, fue aportar un diagnóstico de cómo puede mejorar la producción local, para alcanzar nuevos mercados.

Si bien Astudillo ya había venido a Mendoza, es la primera vez que lo hace durante varios días y para realizar un relevamiento a campo, pero destacó que ese trabajo intensivo le permitió ratificar la idea inicial del potencial que tiene Mendoza, tanto a nivel productivo como comercial, que podría mejorar las perspectivas de negocio de los productores. “Hoy están produciendo sobre distintos modelos, algunos más tradicionales, otros que están en transición y otros que son más tecnológicos. Lo que fuimos viendo es que la mayoría podría apuntar hacia los sistemas más tecnológicos que aseguran mejores precios”, planteó.

- En Ovalle se cultivan cerezas muy tempranas, ¿en Mendoza hay condiciones para lo mismo?

- Sí. Compartimos las fechas. Estamos hablando de la semana 41 o 42 las primeras cosechas. Ahora, el mercado interno de Argentina absorbe gran parte de esta primera fruta que aparece. Nosotros, en Chile, estamos obligados a exportar. Entonces, son estrategias comerciales distintas.

Pero el clima, al igual que nos sucede en Ovalle, obliga a tomar decisiones de inversión que van más allá de las plantas o de la preparación del suelo, del riego. Tenemos que ver como administramos el clima. Por latitud ustedes tienen las condiciones para tener fruta temprana y ser partícipes de un mercado al que se suman Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda.

El ingeniero agrónomo chileno Jorge Astudillo Galvez, durante su visita a la provincia, invitado por la Cámara de Cerezas de Mendoza y el Ministerio de Producción. Foto: Gentileza
El ingeniero agrónomo chileno Jorge Astudillo Galvez, durante su visita a la provincia, invitado por la Cámara de Cerezas de Mendoza y el Ministerio de Producción. Foto: Gentileza

- ¿Qué observaron en este recorrido por las fincas?

- Establecimos tres grandes brechas que debemos resolver. La primera tiene que ver con las variedades y los pies o portainjertos. Hay poca disponibilidad. Y hay prácticamente un monopolio respecto a las variedades nuevas. Argentina no tiene muchas opciones donde poder buscar estas nuevas variedades que están siendo muy interesantes y las tradicionales también están teniendo algunos problemas porque no existen los suficientes pies alternativos para poder cubrir distintos tipos de suelo. Entonces, la primera brecha es genética, varietal.

La segunda tiene que ver con el manejo y está asociada un poco al tema comercial porque, dependiendo del modelo y de las condiciones ambientales donde está el huerto o la finca, van a dejar más o menos fruta, realizar más o menos podas, o más o menos raleos, considerando que, si no tienen los paquetes tecnológicos instalados, quedan de alguna manera sujetos a las condiciones climáticas.

Entonces, pueden dejar 30.000 kilos de fruta por hectárea, por ejemplo, porque si cae una helada o hay un viento Zonda o un granizo, se va raleando y generando una bajada de producción. Y de alguna manera se asegura el negocio con esta cantidad de kilos inicialmente dejada. Ahora, sabemos que tenemos que regular la carga, hacer un manejo agronómico para tener calibres, condiciones y calidad de fruta adecuados; lo que va a depender del destino de la fruta.

Y, por último, todo lo que tenga que ver con los paquetes tecnológicos necesarios para mantener la producción estable en el tiempo y que actúe como seguro cuando vengan estos regímenes catastróficos de clima, que pueden afectar tanto la producción como la calidad de sus frutas.

- ¿Qué protección se necesita en el caso de la cereza?

- Heladas y granizos son los dos más importantes y que se pueden mitigar ya con tecnología. Y el otro es el viento Zonda, que hoy por hoy no existe una forma a partir de alguna inversión, pero que se debe necesariamente salir a buscar. Si no hay en Argentina, debe estar en alguna parte del mundo. Entonces, hay un espacio también de captura tecnológica o de innovación que puede desarrollar tanto la cámara como los mismos productores.

El ingeniero agrónomo chileno Jorge Astudillo Galvez, durante su visita a la provincia, invitado por la Cámara de Cerezas de Mendoza y el Ministerio de Producción. Foto: Gentileza
El ingeniero agrónomo chileno Jorge Astudillo Galvez, durante su visita a la provincia, invitado por la Cámara de Cerezas de Mendoza y el Ministerio de Producción. Foto: Gentileza

- ¿Cuál sería el diagnóstico de la situación de los productores locales?

- Elaboré un análisis FODA. Respecto a las fortalezas, la latitud, que define el clima y los suelos para la cereza temprana; la experiencia y tradición; la infraestructura; los mercados internos e internacional -el mercado interno es muy importante-; y también los productores y los profesionales que están presentes en la industria.

Como oportunidades, está clara la creciente demanda a nivel mundial, los nuevos mercados que se están abriendo, la innovación y la tecnología que podríamos adquirir. Una oportunidad también, y yo lo veo desde siempre con respecto al vino y el enoturismo, es el turismo y la gastronomía. Creo que también se podría asociar la cereza a eso, una cereza rica, de buen tamaño, podría ser interesante en esta época. Y la organización de los productores, que se va notando por la misma actividad de la cámara.

Las debilidades son la dependencia del clima; los costos de producción; la disponibilidad de variedades exportables y de portainjertos; la competencia que existe a nivel interno y también internacional, porque los galpones, las exportadoras, son los que administran la parte comercial. O sea, los productores tienen poca incidencia respecto al valor de la fruta. Debe mejorar mucho la relación productor-exportador y ahí hay un camino que trabajar.

Y otra debilidad puede ser la limitación de la infraestructura, porque a medida que vaya aumentando la producción, por los manejos que podamos hacer o por aumento de superficie, van a faltar galpones y líneas de proceso para poder embalar o trabajar todas las frutas.

Por último, las amenazas son el cambio climático, las plagas y enfermedades; la competencia con otros países, porque compartimos nicho con Chile, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, que obviamente van a buscar los mismos mercados de fruta temprana. Y, otro que veo desde afuera, son los cambios en las políticas comerciales, que han generado ciertas inestabilidades, como el arancel y el tipo de cambio.

- ¿Y cuáles serían los puntos más importantes para empezar a trabajar?

- Creo que lo fundamental es hacer primicia, las primeras cerezas de Argentina. Eso puede generar identidad para los productores de la zona. También, continuar creciendo, aprendiendo y reforzando lo que se sabe, pero de forma racional, no volverse locos plantando lo que al vecino le funcionó. Hay que trabajarlo siempre con criterios técnicos y comerciales.

Las claves seguirán siendo la selección varietal, los manejos agronómicos y el buen uso de las tecnologías. Con el potencial aumento de la producción, van a necesitar más capacidad logística, de infraestructura y proceso. También es importante abrir nuevos mercados o destinos con cerezas de calidad. Y lo que he visto ahora es el valor de la colaboración, el apoyo de las instituciones de investigación, de fomento e innovación para mantener la competitividad, y, por supuesto, la organización y visión de futuro de la industria de las cerezas de Mendoza.

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