“La peronóspora es una enfermedad que se combate de manera preventiva, porque una vez que ingresó el patógeno a la planta, que se maneja de manera sistémica, hay que aplicar productos curativos, que son muy caros y no un 100% efectivos; hay que aplicarlos rápidamente, dentro de las 48 horas posteriores a la infección”, explicó Gustavo Aliquó, investigador, responsable del Laboratorio de Viticultura de la estación experimental del INTA.
En San Juan, un brote histórico de la enfermedad causada por el hongo Plasmopara viticola pone en jaque la producción vitícola de la provincia, con pérdidas que podrían superar el 50% o ser totales en algunos de los viñedos, afectando principalmente a las variedades como Moscatel, Pedro Giménez, Torrontés, Bonarda y Cereza. Para los técnicos, este es el peor ataque registrado en los últimos 30 años y ha provocado perdidas que obligaron la intervención del Ministerio de producción para controlar la situación.
Para combatir a la peronóspora “lo que se hace es tratamiento preventivo, desde el inicio de la floración. En Mendoza, se suele hacer de dos a tres tratamientos, uno en primavera, otro a principios de verano y un tercero que se hace generalmente en enero o principios de febrero, dependiendo de como se presente el año, cuando las lluvias son más intensas, se realiza un último tratamiento”, señaló el Ingeniero Astrónomo especializado en la sanidad de los viñedos.
- Este año ¿qué pasó?
-Hubo una primavera bastante calurosa y húmeda, con una serie de lluvias que duraron dos o tres días a mediados de octubre, que ha agarrado justo a la planta en un momento en que se estaban desarrollando previo a la floración, y bueno, atacó el órgano, la peronóspora ataca los órganos más sensibles en ese momento, y era el racimo el más sensible, y esto produjo que se secara una parte importante de los racimos, y serían las grandes pérdidas que se han observado.
Esta situación se hubiera podido evitar de haberse hecho los tratamientos preventivos en las plantas. Por lo general la peronóspora se combate con la regla de los tres días, una regla que se rige por un curamiento calendario, pero siempre es preferible la prevención ante que curar. Tres días quiere decir: tener ya 10 centímetros de brote, 10 milímetros de agua en el suelo, de humedad, y 10 grados de temperatura mínima durante tres días consecutivos. Teniendo esas condiciones de calor y de humedad, que se cumplen por el riego, no hace falta que llueva, la planta esta en condiciones de infectarse.
-¿Cómo es la situación actual de Mendoza al respecto?
-Mendoza no ha sufrido un brote importante de peróspora por los tratamientos preventivos, la provincia no ha sufrido desde hace años un brote importante por -justamente- la costumbre de los productores locales de hacer tratamientos preventivos contra este patógeno. En San Juan, que es un clima más seco, en cambio cada cierto tiempo se ven afectados en primaveras húmedas; son riesgos que corren por el clima.
-¿Cuánto afecta este hongo, que ataca hojas y frutos, a los rindes?
-La Peronóspora provoca un alto porcentaje de perdidas en el rendimiento general de un viñedo afectado en variedades que son susceptibles. Porque el patógeno ataca todas las partes verdes de la planta: hojas, sarmientos y racimos, en cualquier etapa del ciclo vegetativo. En San Juan a raíz de este hongo están sufriendo la crisis más importante en los últimos 30 años en las variedades susceptibles.
Si no has hecho ningún tratamiento y se producen lluvia de dos o tres días, cuando se embarra el cuartel y no podés entrar con el tractor a curar las plantas, el daño en los frutos será muy alto porque el hongo estará viajando por la sabia y “momifica” los racimos, secando toda par la parte afectada. Mientras que en las hojas, cuando tenes un ataque de peronóspora tardio -cerca de la maduración- se produce una defoliación y no hay manera de que se fabrique azúcar para el grano.
-Además de la Peronóspora, ¿qué posibilidades existan de enfermedades fúngicas graves como el Oídio y Podredumbres?
-Al oídio hay que controlarlo siempre, sobre todo en variedades que son propensas como el chardonnay, pinot, cabernet sauvignon, sauvignon blanc y tempranillo. El oídio a diferencia de la peronóspora se le dice que es el hongo del desierto, este hongo puede darse con o sin agua, es más, en condiciones excesivas de agua como lluvias intensas le son nocivas para este hongo.
El oídio cuando ataca produce como un tejido corchoso en las vallas y esas vallas siguen creciendo y al no poder estirarse, porque se ha formado un tejido, se rajan porque la baya quiere seguir creciendo, y como daño indirecto o secundario vienen las podrehumbres posteriores, así que muchas de estas variedades que son susceptibles por lo general tienen racimos compactos. Al oídio hay que controlarlo siempre, en años húmedos o en años poco húmedos, porque como te dije es un hongo que no necesita muchas condiciones húmedas para prosperar y si entro al viñedo y no lo controlas se hace endémico en ese lugar.
-¿Cuánto influyen las tareas culturales en la prevención de las enfermedades?
-Influyen bastante, porque los controles culturales son los que ayudan a que las aplicaciones químicas sean más efectivas. Recordemos que el control químico puede ser preventivo o curativo, los preventivos son mucho más baratos y efectivos. Más vale que el patógeno no entre en la planta, sino que muera al apoyarse en las hojas o en el racimo (que es lo que produce el aplique preventivos), hay que tratar de matarlo antes porque ya dentro de la planta es más caro de combatir y no tan efectivo.
Junto a los controles culturales en variedades susceptibles a oidio y podreumbre, convienen los desojes en esta época o cuando la valla está llegando a grano de arveja, porque en la zona de racimos hay una mejor ventilación, una mejor entrada de luz, para que no se formen ambientes sombríos y húmedos propensos para el desarrollo de oidio. También, al estar descubiertos y no cubiertos por hojas, cuando queremos aplicar el producto a los racimos para prevenir hongos, somos más eficientes.
Por otro lado, cuando le da luz a los racimos se produce un color más homogéneo; entonces desde esta acción además del estimulando luz para la formación de color en los racimos, también estoy creando ambientes aireados y luminosos para evitar el desarrollo de hongo. Entonces las tareas de manejo cultural son bastante importantes a la hora de uno de prevenir enfermedades, entonces los principales desojes y de brotes en las zonas de racimos para que haya un ambiente luminoso y aireado que evite los ambientes que facilitan el desarrollo de los hongos, sobre todo el oído y las podredumbres.