En la ganadería mendocina, desde la parición del ternero hasta la venta de la carne en la góndola, atraviesa por situaciones similares cada etapa, aunque no iguales. Cada punto de la actividad tiene sus propios avatares diarios, pero al final de la cadena tanto la cría o la recría, como el engorde y la venta en las carnicerías están cruzadas por las mismas situaciones en los últimos dos años: la sequía y la macroeconomía.
En medio de condiciones que son externas a la actividad, pero que impactan de lleno, la producción pecuaria mendocina transita, con altibajos, hacia un objetivo concreto que tiene como eje principal el incremento del porcentaje de abastecimiento de carnes que consumen los mendocinos.
Tomando como parámetro la última década en 2011, uno de cada doce asados consumidos en la provincia era producido en Mendoza mientras que en 2020 se dio el salto a uno de cada nueve, lo que implicó una mayor participación de la carne de origen local en el consumo dentro del territorio provincial.
En 2022 esa participación retrocedió levemente y la producción local pasó a tener una participación de 10,5% sobre un total de 99.365 toneladas de carne vacuna que salieron de las góndolas. En números redondos, el año pasado, uno de cada diez asados fue con carne mendocina.
Si bien los porcentajes reflejan que el techo que tiene la actividad aún está muy alto, en la actualidad, si la totalidad de terneros que se producen dentro del territorio fuesen únicamente al mercado interno, desde la cría hasta la faena, el autoabastecimiento no iría más allá del 30%.
Otro dato a tener en cuenta es que el stock ganadero en 2022 fue de 449.565 cabezas de ganado bovino con un 59% vientres y 29% terneros, por lo que, distribuidos en todas las hectáreas aptas para desarrollar la actividad, en promedio hay un animal cada 30 hectáreas. Eso en cierto modo pone un límite a la capacidad de carga animal en los campos de secano.
En este punto entra en juego el manejo de los campos y los rodeos, como la implementación de técnicas para mejora de pastizales y las prácticas como el destete precoz entre otras. A esos aspectos, tanto los especialistas como así también las autoridades políticas y los mismos productores dirigen la mirada hacia un nuevo objetivo: desarrollar la ganadería en zonas bajo riego.
Pese a la sequía y las condiciones económicas
Las condiciones climáticas y las condiciones macroeconómicas tuvieron un rol preponderante en los últimos dos años. Por un lado, Mendoza declaró dos emergencias agropecuarias y en ese periodo los precios de los animales se mantuvieron casi sin cambios en un contexto en que los costos corrieron al compás de una inflación que trepó al 100% interanual.
“En ese escenario tan complicado y negativo, el sector ha crecido en stock”, remarcó Damián Carbó, director provincial de Ganadería. Para reafirmar su concepto, el titular del área ganadera en Mendoza aseguró que “el otro parámetro que tenemos para ir midiendo la productividad son los esquemas de sistemas de engorde en la provincia, arrancamos con 18 establecimientos y en tres años disponemos de 31″.
“Eso habla a las claras de que la ganadería, a pesar de todas las variables negativas, está invirtiendo y quiere sigue creciendo. Por ahora, en este momento en concreto, los productores están manteniendo el barco a flote y esperando a que los vientos empiecen a correr favorablemente para empezar a navegar a alta velocidad”, resumió.
Ramiro Labay, presidente de la específica de ganadería de la Cámara de Comercio de General Alvear auguró un futuro promisorio, una vez que los productores puedan levantar la cabeza tras un período de bajas lluvias.
“Por la sequía, hubo que hacer liquidaciones de terneros anticipadamente y a futuro se prevé un escenario más próspero, más prometedor ahora que han empezado los regímenes de lluvia más habituales, principalmente en la zona de la de la Pampa Húmeda. Con esto esperamos que se empiecen a reacomodar un poco los precios y que el ternero vuelva a tener el valor que corresponde porque hoy en día está igual que el año pasado”, afirmó el dirigente rural.
Después de un 2022 en que el valor de la hacienda se mantuvo inamovible (e incluso descendió), en el inicio del 2023 se produjo un reajuste en los precios que rondó del 30 a 40% y también se notó en las góndolas. Sin embargo, en esta alocada economía argentina, Labay contó que el precio de los terneros “volvió a bajar y ahora se mantiene estancado alrededor de los $450″, mientras que “el gordo, el novillo de consumo, está en unos $500, $520 pesos”. En otras palabras, está más caro el gordo que el ternero liviano, cuando la relación siempre fue a la inversa.
Dificultades y optimismo
La situación que marca el ganadero alvearense la explica y resume Marcelo Montoya, productor del este mendocino que está en toda la cadena: cría, engorde, faena y comercialización en carnicerías. Según dijo, por el lado de la invernada “el precio está realmente barato porque hay una sobreoferta de animales a causa de la sequía”.
Esa situación permite que la etapa de engorde deje atrás los $30.000 diarios de pérdidas, como ocurrió el año pasado, y pase a tener algo de rentabilidad. “Dejamos de perder todos los días y hoy estamos con una mínima rentabilidad porque la invernada está barata, pero muchas veces se complica cubrir todos los gastos por el precio de los granos, la logística, entre otros aspectos”, agregó Montoya.
En cambio, en el caso de la venta directa al consumidor el precio está muy retenido por la poca capacidad de compra que tiene la gente. “La variable de ajuste del precio es la poca demanda que hay por la inflación”, indicó el ganadero del Este provincial.
Pese a este complejo panorama, Montoya es optimista: “Yo creo que la ganadería tiene un futuro increíble y tenemos potencial para mandar la carne al destino donde queramos. Sí hay que cambiar políticas y un montón de cosas, pero estoy convencido de que el futuro es muy bueno”.
Eduardo Naldini es una fuente de consulta constante por los productores, ya que es un especialista en temas ganaderos y engrosa su currículum ser uno de los fundadores de la hoy Fiesta Nacional de la Ganadería de Zonas Áridas.
El médico veterinario no se adentra en un futuro muy lejano, pero si aventuró a recomendar que “hay que estar preparados” porque en el corto plazo, así como la sequía y la economía pegaron fuerte en el sector, los tiempos cambian y hay que prepararse para dar un salto.
“No pretendo hablar sobre las cosas a futuro, pero sí que el año que viene van a faltar terneros después de lo que pasó con la sequía. Entonces cuando falta una materia prima vale más, eso ocurrió siempre, entonces es la oportunidad nuestra que somos criadores, básicamente. Hay un dicho que dice ‘no se puede faenar un animal que no nace’, por lo tanto, el criador de Mendoza se va a ver beneficiado. Pero ese criador también se tiene que poner las pilas en producir bien”, afirmó Naldini.
Red de acueductos y conectividad
La concreción del acueducto Bowen Canalejas marcó un hito en la historia de la ganadería mendocina y abrió la puerta para la construcción de una red de acueductos en el territorio de secano. Así lo comentó Sergio Moralejo, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Mendoza.
“Esta estructura público privada ha permitido comenzar a generar un anillo de provisión de agua a través de los acueductos, que no solamente no había ocurrido en la historia de Mendoza, sino que en un corto plazo ha tenido un avance enorme. Adjudicamos Monte Comán - La Horqueta y está próximo a licitarse el de La Paz”, dijo Moralejo.
En el desarrollo de los acueductos, el Clúster ganadero aporta labor técnica. En el caso de Monte Comán, Roberto Ríos, presiden del clúster, comentó: “Estamos tratando con los propietarios de los campos en la gestión de los permisos para que pueda ingresar la empresa cuando comience la construcción y así todo sea más rápido”.
“Tenemos en desarrollo el acueducto en Santa Rosa, el de La Paz que se va a licitar dentro de 3 o 4 meses, y el acueducto San Rafael norte, que va desde el arroyo Las peñas hasta Monte Comán, entre otros. Estamos realizando los estudios de factibilidad. Esto hará que todos los campos no tengan problemas de provisión de agua en lo sucesivo”, añadió Ríos.
En materia de comunicación, desde el clúster avanzaron en la implementación de internet satelital en los campos. En este aspecto, resultaron interesadas a tres empresas que pueden prestar el servicio y se consiguió una línea exclusiva dentro de Mendoza Activa para que los productores puedan afrontar la inversión.
La inversión inicial es de unos $100.000 y a través del programa le devuelven $40.000 al productor una vez puesto internet. “Después tiene un costo mensual que por ahora está en unos $12.000. Esto realmente te cambia la vida en el campo porque además de utilizar la telefonía (por internet) podés colocar hasta cámaras y seguir todo el movimiento dentro del campo”, comentó Ríos.
En materia de comunicaciones, también avanzaron en la red de repetidoras de VHF (que recibe y amplifica frecuencias). Si bien es un método antiguo, para este siglo XXI “es un medio efectivo”, remarcó Sergio Moralejo.
Por último, el presidente del clúster remarcó que están dejando activas todas las antenas: “En Tunuyán inauguramos una antena nueva y en San Rafael estamos trabajando para reactivar una antena que está situada en la escuela Vialidad Nacional (paraje La Horqueta) que es del consorcio Monte Comán. Además, se otorgaron subsidios por medio del clúster para que los productores puedan adquirir equipos”.