Al finalizar la cosecha, muchos podrían pensar que el trabajo con las plantas ha concluido. Sin embargo, al hablar de la vid y de los frutales, este período que transcurre hasta la caída de las hojas es fundamental pensando en el rendimiento de las plantas en el próximo ciclo.
Jorge Rossi, de la estación experimental INTA Junín, explicó que en estas plantas “siempre es muy importante la fertilización post cosecha”, pero no en todas será igual, incluso varía de un año a otro.
El experto consideró que este procedimiento se hace para dar energía a la planta, para almacenar durante el período de descanso y para que, cuando comience la brotación, tenga esos nutrientes acumulados. Por supuesto, luego hay que repetir la fertilización en las otras etapas del ciclo vegetativo.
“Tanto en frutales de carozo como de pepita y en la vid, hay que tratar de hacer las fertilizaciones antes de que se caigan más de la mitad de las hojas. Se necesita que la planta conserve un 50% del follaje para que, lo que se aplique en la planta, se pueda metabolizar antes de entrar en receso”, sostuvo Rossi.
Por caso, “en este año ya se ha producido una interesante caída de hojas, por lo que debería hacerse lo antes posible”, sugirió el experto. La determinación de qué nutrientes se van a aplicar en una fertilización post cosecha, según Rossi, depende de tres factores fundamentales: el rendimiento de la planta durante el último año, el rendimiento esperado para la próxima cosecha y un análisis de suelo.
Este último aspecto para el especialista es fundamental y necesario, ya que permite tomar las mejores decisiones para no hacer gastos innecesarios ni contaminar el medio. “El costo de este estudio puede ser similar a una bolsa de fertilizante, pero el beneficio es que aporta información precisa de lo que necesita el cultivo. Si vos tuviste un año en el que no hubo prácticamente producción, el análisis puede arrojar que el suelo tiene los nutrientes necesarios para arrancar la nueva temporada y no es necesario aplicar nada. Quizás, si no se hace este análisis, se hace una inversión importante y no era lo que la planta necesitaba, lo que termina siendo negativo”, dijo Rossi.
En líneas generales, para el experto de INTA, el 90% de los análisis seguramente arrojen que es necesaria la aplicación de fertilizantes. A nivel nutricional, nitrógeno, fósforo, potasio, son los principales y los macronutrientes que se recomienda analizar.
Cómo analizar el suelo
Como manifestó Jorge Rossi, la toma de muestras para el estudio la puede hacer el mismo productor, pero también un ingeniero agrónomo. En tanto, el análisis se puede hacer en un laboratorio privado o en un organismo como el INTA o municipios como Junín, donde se realizan estos estudios.
“Para tomar las muestras, lo mejor es que el productor primero visite el laboratorio elegido donde le brindarán algunas recomendaciones. En caso de que el monte sea homogéneo, se toman dos muestras a diferentes profundidades dentro de una parcela o un cuartel. En el caso de los frutales puede ser a 50 cm y un metro, mientras que en la vid puede ser a 30 y 60 cm. Esa muestra se homogeneiza y se lleva a analizar. Lo importante es tomar en varios puntos -tres o cuatro- para que sea representativo. Se debe hacer por sectores porque es muy difícil encontrar homogeneidad en toda una finca”, detalló Rossi.
El especialista de la estación experimental INTA Junín consideró que, respecto del análisis que se haga y los resultados obtenidos, lo que se sugiere es que post cosecha se haga una aplicación del 40% de los nutrientes recomendados y el restante 60% se debería aplicar en dos partes iguales cuando ya comenzó la temporada. “Esto te permite, en caso de tener una helada o algún otro contratiempo climático, que se deje de aplicar la fertilización”, completó Rossi.