Al igual que en otros frutales de hojas caducas, la fertilización nitrogenada en otoño o fines de verano, vía foliar o por raíz, tiene una respuesta en la temporada siguiente. El nitrógeno aplicado en esta época se localiza en los nuevos órganos formados en la primavera siguiente. Sin embargo, los frutales de hojas caducas, al ser especies leñosas, tienen a su vez un mecanismo de protección para el caso de no poder incorporar reservas el otoño anterior (limitaciones económicas, enfermedades, déficit hídrico, granizo).
Cuando esto sucede, se usarán reservas de años anteriores pero este empleo de reservas, acumuladas mayoritariamente en raíces, tiene consecuencias futuras para la planta y principalmente para la producción comercial. No será la misma floración y brotación esperada, ya que el vegetal deberá movilizar esas reservas a costa de energía, lo cual redundará en una menor floración (y cuaje), afectando la brotación y el tamaño de los frutos.
Los estudios con nitrógeno marcado lo confirman, ya que revelan un mayor porcentaje de este nutriente (proveniente de la fertilización) en flores, a medida que se aproxima la cosecha. Quiere decir que si se aplica nitrógeno en pos cosecha, gran parte del mismo será empleado para la floración y brotación inicial, usándose muy poco de las reservas previas y garantizando mejores condiciones para el cultivo.
Hay que tener muy en claro que el proceso de absorción de nitrógeno por las raíces disminuye notablemente en plantas con amarillamiento o inicio de caída de hojas. Está comprobado que la aplicación de nitrógeno en esta situación, o a inicios de floración y brotación, no tiene efecto beneficioso en los frutales. Es decir que, si el cultivo presenta alguna de estas condiciones que adelanten la senescencia y pérdida de hojas, no se debería fertilizar con nitrógeno en pos cosecha, ya que el beneficio no justificaría el costo de hacerlo.
Consecuencias
¿Qué ocurre si por distintas razones no se pudo aplicar nitrógeno en pos cosecha? Como se dijo anteriormente, la planta no morirá, pero deberá usar las reservas acumuladas en años previos. Podremos, durante la primavera (dependiendo de la especie frutal) incorporar el nitrógeno para fomentar el desarrollo de brotes y frutos. Las aplicaciones de primavera dependerán de la especie -duraznero, ciruelo, damasco- y la variedad.
Estas fertilizaciones deberán ser cuidadosas para evitar algunos efectos negativos como sobre crecimientos, partidura de carozos o incluso favorecer enfermedades o desórdenes fisiológicos producto de un exceso de fertilización. El consejo de un profesional permitirá llevar un manejo acorde, de modo de hacer más eficiente la fertilización nitrogenada en frutales, pudiendo acompañarla por análisis foliares y/o de suelo.
*El autor es Investigador de la Estación Experimental Agropecuaria Junín del INTA.