En el Congreso de Ciruela para Industria, el mercado global de la ciruela ocupó una buena parte y resultó fundamental para analizar la situación mendocina.
Dane Lance, presidente y CEO de la empresa estadounidense Sunsweet aseguró que “siempre se comenten los mismos errores” en todos los países.
A medida que fue aumentando el interés mundial por la ciruela y los precios se tornaron interesantes para el productor, la superficie implantada creció de manera desproporcionada y llegó a un punto que la oferta mundial de ciruela casi triplicó la demanda y la consecuencia obvia fue el desplome de los precios y la pérdida de interés de los productores por continuar con un cultivo que se volvió antieconómico.
“Nosotros no le pedimos a nuestros productores más hectáreas con ciruela, les pedimos cantidad y sobre todo calidad, más tamaño, que es lo que hoy exige el mercado”, subrayó Dane Lance.
Esa situación que describió el CEO de Sunsweet, va acorde con la tendencia que se registró en Mendoza en las últimas tres décadas.
De acuerdo a las cifras que difundió el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), en 1992 en Mendoza había 11.536 hectáreas destinadas al cultivo de ciruela.
La tendencia se mantuvo hasta 2004 que comenzó a crecer, se pasó a más de 12.000 y luego tuvo un salto abismal hacia 2010 cuando se superaron las 18.000 hectáreas implantadas con ciruela.
Desde entonces la superficie cultivada comenzó un proceso descendente hasta llegar a 2021 con 10.589 hectáreas dedicadas a la producción de ciruela.
Esta situación implicó que de las 4.015 fincas que había con ciruela en 2010 pase a 2.369 establecimientos en 2021 lo que representó una contracción del 41% en 10 años.
Actualmente el 40% de la superficie se encuentra en repartida en establecimientos de menos de 5 hectáreas, que son el 80% de los productores.