En marzo, la confianza de los productores argentinos mantiene la tendencia a la baja, que se registra desde mayo 2022. La caída más importante se da en el Índice de Condiciones Presentes, cuyo valor es el más bajo desde octubre de 2018 y, si se lo compara en términos interanuales con marzo 2022, la caída es del 60%. La situación financiera actual también tuvo un descenso del 69% con respecto al año pasado y se ubica como la más baja de toda la historia.
El Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral dio a conocer el nuevo AgBarometer Austral. “El impacto en este caso lo marca, sin ninguna duda, el fracaso de la cosecha de trigo 2022/23 y los recortes que se están dando todos los meses a los rendimientos de maíz y soja”, analiza Carlos Steiger, investigador del espacio.
El informe destaca que el 76% de los productores piensan que no es un buen momento para realizar inversiones; número que contrasta con el optimismo reinante en marzo de 2022, cuando manifestaron expectativas favorables, que, luego, se tradujeron en una importante compra de maquinarias, equipos y otras inversiones hasta mediados de ese año.
El Índice de la Situación Financiera de los productores alcanzó valores mínimos en toda la serie con una gran caída interanual, ya que un 83% de los productores manifiestan estar financieramente peor que el año pasado.
Pero el AgBarometer Austral sí registra una leve mejoría en el Índice de Expectativas Futuras. Con ella, se acentúa la divergencia entre este índice (93 puntos) y el de la Situación Presente (35). “Un 30% de los productores piensa que su situación será mejor que la actual, porque estiman que la situación climática será favorable, con niveles de precios razonables en función del comportamiento de los mercados internacionales”, indica el informe.
Sin embargo, un 95% manifiesta un marcado pesimismo, fundamentado en el total descontrol de las variables macroeconómicas y en la ausencia de propuestas concretas hacia el sector de todos los actores políticos. “Los productores son muy pesimistas con relación a la situación del sector agropecuario en los próximos doce meses. No tanto por las relaciones insumo/producto, sino más bien por el desajuste de las variables macroeconómicas de la Argentina, que siempre terminan jugando en contra del sector agropecuario, a pesar de los parches del Dólar Soja 1, 2 y 3, que solo sirven para anticipar ingresos de divisas. De todos modos, la escasez de dólares va a ser inexorable en el 2023 y seguramente habrá renegociaciones con el FMI dada la imposibilidad de cumplir con las metas fijadas”, detalla el documento.
Comercialización y situación financiera
Consultados sobre si han fijado precios para el maíz y soja 2022/23, solamente un 6,5% de los productores lo han hecho, cifra que se eleva a apenas un 8% para el caso de la soja. Los niveles de comercialización son históricamente muy bajos debido a la incertidumbre de los rendimientos y a que, a medida que transcurre el tiempo, se bajan las estimaciones de las cosechas. También se esperaba el anuncio de un Dólar Soja 3 que finalmente ocurrió, pero en los primeros días de vigencia de la medida las ventas son menores a lo sucedido con los Dólar Soja 1 y Dólar Soja 2.
En cuanto a si los ingresos esperados van a ser suficientes para pagar los gastos de la campaña 2022/23, un 61% de los productores manifiesta que, a la fecha, no serán suficientes para cubrir los costos incurridos y esto se refleja en que un 83% manifiesta que su situación financiera actual es peor que la de un año atrás.
Certificación y comercialización de bonos de carbono
Esta edición, el AgBarometer Austral cuenta con un apartado especial sobre el interés de los productores en los mercados de carbono. La producción agropecuaria tiene un rol fundamental para la reducción de gases de efecto invernadero y el logro de los objetivos del Acuerdo de París. Es creciente la tendencia a que los productores puedan validar el secuestro de carbono en la agricultura y comercializarlo, generando una fuente adicional de ingresos. “No obstante, en el mercado argentino estas tendencias parecen ser aún incipientes y no contamos con demasiada información al respecto”, indica el informe.
En ese sentido, se consultó a los productores respecto a su nivel de conocimiento respecto a la posibilidad de certificar y comercializar bonos de carbono. La mitad de los productores manifestó no tener conocimiento alguno sobre el tema, un 32% manifestó tener interés en la posibilidad de operar bonos de carbono, en tanto que un18% indicó no interesarle.
Se profundizó luego con consultas a ese 32% que manifestó interés en el tema -una base total de 123 productores-, respecto a la factibilidad concreta de certificar bonos: solo un 15% lo ve factible en el corto plazo, la amplia mayoría (72%) lo evalúa como posibilidad en un mediano plazo.
Finalmente, se indagó respecto a si quienes manifestaron estar interesados han tenido algún acercamiento concreto con alguna empresa certificadora para implementar estas operaciones: el 75% manifestó no haber tenido ningún contacto en concreto, indicando que todavía queda largo camino por recorrer en torno a la validación de captura de carbono y prácticas sostenibles en la agricultura.