Llamamos Economías Regionales a las diversas producciones que encontramos a lo largo y ancho de la Argentina; desde la yerba, los cítricos, el tabaco y el azúcar en el norte, hasta la vitivinicultura, la frutihorticultura y la olivicultura cuyana. Por muy variadas que sean, todas presentan un elemento común: los llamados “cuellos de botella” en su cadena de producción. Uno de ellos es la compra de los insumos difundido, como los envases vidrio.
Este es un problema de larga data. Desde fines del año 2019 viene perjudicando la reactivación y crecimiento de las agroindustrias mendocinas, sobre todo para los pequeños y medianos bodegueros, aceiteros y conserveros, quienes dependen de dichos insumos. Sucede que las principales fábricas de envases de vidrios del país no entregan botellas ni frascos, o bien lo hacen en cuotas que no alcanzan a abastecer la demanda.
Según el Grupo Cattorini Hnos y Rigolleau S.A., empresas dedicadas a la producción de envases de vidrio en nuestro país, la situación se explica, en parte, por una baja en la producción atada a la crisis de 2017 y 2018, sumado a las dificultades que trajo la pandemia a mediados del año pasado. A esto se agregaría la creciente demanda externa, principalmente de Brasil.
En el caso de la provincia de Mendoza, tierra que habito y desde donde pienso y escribo estas líneas, el problema fue en ascenso permanente, afectando directamente el trabajo y el ingreso de muchas familias. Las agropymes, cooperativas y productores de la vitivinicultura, la olivicultura y la frutihorticultura vinculada a la producción de jugos y conservas, representan el 7% del PBG (Producto Bruto Geográfico) provincial y generan gran cantidad de puestos de trabajo en la provincia. Sólo a modo de comparación, la producción de durazno de industria genera un total de 55 jornales por hectárea; el tomate de industria, 20 jornales/ha; la actividad vitivinícola, 41 jornales/ha y la olivicultura 36 jornales/ha, ello frente a 1 jornal/500 has que genera la producción de oleaginosas en la pampa húmeda.
Ante esta situación, empezamos a trabajar desde el mes de agosto de 2021 junto a un grupo conformado por más de cincuenta agropymes, cooperativas y productores de los rubros vitivinícolas, aceiteras, salseras y conserveras. El acompañamiento permanente de Anabel Fernández Sagasti, senadora nacional por Mendoza, en las gestiones realizadas ante la Secretaría de Comercio de la Nación, la Dirección Nacional de Desarrollo Productivo y Sustentable para los Pequeños y Medianos Productores del Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca de Nación; sumado a la articulación permanente desde la Mesa Nacional de Unidad Pyme, el Frente Productivo Nacional y la Corriente Agraria Nacional y Popular (CANPo), permitieron negociar en otras condiciones ante el sector empresario: el Grupo Cattorini Hnos y Rigolleau S.A., empresa integrante de dicho grupo.
De esta manera, luego de reiteradas reuniones con los gerentes de ambas empresas, recorridas de la planta productora de envases de vidrio, y a través de la organización asociativa de las más de cincuenta pymes involucradas, se avanzó en un relevamiento de las necesidades de los diferentes tipos y modelos de envases, de los tiempos y los costos necesarios. Este relevamiento demostró que el grupo asociativo necesita 10 millones de envases, de las cuales 8 millones son botellas de salsa, que representan un 18% del total provincial, es decir, Mendoza precisa en total 45 millones de envases de salsa año tras año para garantizar su producción y abastecimiento.
El resultado del trabajo conjunto y de las gestiones políticas lograron garantizar los envases necesarios para que las agropymes no pierdan sus posibilidades de cosecha, elaboración, comercialización, e incluso exportación de productos como vinos, dulces, aceites de oliva y salsa de tomate, entre otras conservas.
Días atrás, luego de un arduo proceso de negociación, lo que parecía un sueño empezó a concretarse con la llegada de los primeros camiones. En esta oportunidad, el primer viaje contó con la entrega de 5 equipos, es decir, aproximadamente 150.000 envases, del que participaron y se vieron beneficiadas 10 agropymes: Nuestras Manos, Cooperativa Coofaes, Bruno Zanguieri, Almena, Rodríguez Acacio, Zingaretti; Cooperativa Vitivinícola Cafayate y Valles Calchaquíes, Pie Grande Wines, Finca El Nevado y Cooperativa Vitivinícola General Alvear.
La organización y la visión puesta sobre el desarrollo de la comunidad y de nuestras economías regionales siempre da sus frutos, aunque también abre nuevos desafíos. Desafíos en términos de continuidad, de abastecimiento de nuevos insumos como así también de profundización de la escala asociativa de nuestras agropymes, con la posibilidad de constituir un fondo de financiamiento propio para nuevas operatorias. Supone además, una visión a mediano y largo plazo, que se proponga desarrollar la escala de producción de las empresas mendocinas y contemple la oportunidad de apertura de nuevos mercados, no solo nacionales sino internacionales. En pocas palabras, la organización vence al tiempo y a los cuellos de botella.