Cultivo de papa: los beneficios de una correcta aplicación de bioinsumos

Ciertas plagas que afectan al cultivo pueden causar pérdidas importantes en la calidad y se requiere conocimiento de cómo utilizar los productos adecuados.

Cultivo de papa: los beneficios de una correcta aplicación de bioinsumos
Las investigaciones del INTA ayudaron a productores a tener menos pérdidas en el cultivo de papa.

En el marco de un proyecto del INTA, que estudió la producción de papa en Mendoza y San Juan, se trabajó con dos productores de Malargüe. Uno de ellos, con más de 100 hectáreas, había perdido el 60% de la producción en las últimas dos temporadas, por hongos y bacterias. A partir del uso adecuado de bioinsumos, estas pérdidas se redujeron al 6%.

Eliana García es jefa de la Agencia de Extensión Rural de San Rafael del INTA y, durante dos años (mientras era investigadora de la Estación Experimental Agropecuaria Rama Caída), coordinó el proyecto de Producción de Papa en los Valles Cordilleranos de Mendoza y San Juan. En diciembre del año pasado el trabajo concluyó y, en breve, difundirán las conclusiones.

El principal objetivo del proyecto, detalla, era brindarles herramientas tecnológicas a los productores. Entre otras, para el manejo sustentable del cultivo con la aplicación de bioinsumos. García señaló que, en Malargüe, hay productores de ajo y papa -muchos de ellos para semilla- y la mayoría son medianos y grandes; mientras los pequeños suelen ser de agricultura familiar, para autoconsumo.

De las dos empresas con las que trabajó, una era grande y la preocupación que le manifestaron se vinculaba con el manejo sanitario, ya que, en los últimos dos años, habían perdido el 60% de la producción por sarna. Se trata de una afectación por hongos y bacterias, que marca la piel de la papa y hace que no sea tan atractiva, lo que genera un producto de segunda o tercera calidad.

Si bien el productor había utilizado el producto adecuado -trichoderma, un hongo benéfico que combate a los que producen la enfermedad-, no lo habían aplicado del modo correcto. Con el asesoramiento de los técnicos, esa pérdida, asociada a un menor rendimiento económico, se redujo al 6%.

Otro productor, sumó, tenía problemas de podredumbre apical, que genera una mancha negra en los extremos. También se controlaron dos focos de tizón, ambos con herramientas biológicas para el control de enfermedades.

García explicó que otro inconveniente en el departamento sureño es que ha habido un incremento del porcentaje de virus en la papa semilla. Para poder comercializarla, se necesita cumplir con ciertos estándares de presencia de PVI (virus) y nemátodos. Si se excede el límite establecido, lo que determinan los laboratorios aprobados por Senasa a los que se deben enviar muestras, no es posible venderla.

En 2021, comenta la investigadora, hubo un incremento del PVI positivo en las fincas de muchos productores. El trabajo de campo permitió identificar que el vector de contagio era un pulgón. A partir de eso, se realizaron monitoreos, se determinaron los dos momentos de pico de infecciones y se hicieron aplicaciones con productos biológicos para repeler y controlar la presencia de la plaga, con lo que se redujo el porcentaje de presencia del virus.

Si bien el proyecto terminó, ya que tenía una duración de dos años, se siguió trabajando con las dos empresas de Malargüe mediante un convenio de vinculación tecnológica. García resaltó que se trata de herramientas nuevas y que bien se puede acceder a marcar comerciales de estos insumos, es fundamental aplicarlos correctamente y realizar un seguimiento.

Mendoza tiene un área protegida para la producción de papa semilla (la que se cultiva especialmente para plantarla y obtener otras para consumo), que incluye a Malargüe y El Sosneado (San Rafael). Uspallata también lo era en el pasado, pero perdió la denominación. El sur de la provincia tiene condiciones ideales -porque la topografía del terreno dificulta la llegada de los pulgones, que suelen ser vectores de otras enfermedades-, para obtener material libre de los virus que afectan el rendimiento de las plantas y, en ocasiones, también la capacidad de guarda del producto final.

Las investigaciones del INTA mejoraron los resultados contra plagas en la papa.
Las investigaciones del INTA mejoraron los resultados contra plagas en la papa.

Diversificar las variedades

Otro de los focos de estudio, tanto en Mendoza como en San Juan, era analizar alternativas de cultivo. García explicó que la variedad que está más difundida es la Spunta, pero que buscó probar la respuesta de otras no tan difundidas en los valles cordilleranos (en la provincia, en Uspallata, La Consulta, Malargüe y El Sosneado), pero sí conocidas comercialmente y registradas.

La evaluación del comportamiento incluía datos de rendimiento, de número de tubérculos, de calidad sanitaria (rajaduras, picaduras, podredumbre), y permitió apreciar que algunas se comportaron muy bien en ciertas zonas, pero no tanto en otras. En San Carlos y en el sur, las que mejor respuesta tuvieron fueron Innovator y Saggita, e incluso tuvieron mejor desempeño que la Spunta, que se tomó como testigo.

El cultivo de Spunta es muy extendido porque se trata de una variedad para consumo, que sirve para prepararla en puré, hervida, frita, y esa versatilidad hace que sea elegida por los consumidores. Pero Sagitta, detalló García, también multipropósito, de buen tamaño y menos sensible a las enfermedades. En cambio, Innovator es ideal para freír, lo que la vuelve ideal para la industria.

En cuanto a la caracterización de los productores, indicó que hay zonas en las que el cultivo de papa está muy arraigado y va pasando a las nuevas generaciones, pero añadió que se están explorando otros terrenos y que la producción ha crecido mucho en Uspallata y en Campo Los Andes (San Carlos).

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