Costos y calidad, la ecuación del ajo mendocino para exportar más

Fin de campaña. El clima impactó en el rendimiento habitual y obligó al sector a asumir otros desafíos: la búsqueda de nuevos mercados y la incorporación de tecnología.

Costos y calidad, la ecuación del ajo mendocino para exportar más

Cuidadosamente cultivado a lo largo de nueve meses hasta su cosecha, desde el extremo norte hasta el sur, el ajo es la hortaliza por excelencia con la que Mendoza ha sabido posicionarse en los mercados de exportación. De hecho, cada año, desde estas latitudes se produce un volumen de cercano a las 200 mil toneladas, distribuidas entre las variedades blanc, castaño y morado, de las cuales un 80% estará destinada a la venta en el exterior y el 20% restante para abastecer el mercado interno.

Los productores y entidades que los representan se encuentran buscando alternativas tanto económicas como tecnológicas que les permitan subsanar las complejidades que se presentan en cada campaña. En ese plano de la competitividad, para continuar manteniendo altos estándares de calidad (o incluso superarlos), el año pasado la principal dificultad que sortearon se relacionó al clima.

Las bajas temperaturas prolongadas que se registraron en los meses de invierno impactaron sensiblemente en los rendimientos del cultivo y se estima que esto provocó una merma en el calibre de las cabezas de ajo. Los más grandes son los que se comercializan a países como Estados Unidos, Taiwán, la Unión Europea (incluyendo España, Francia y Alemania), Australia y México.

Máxima calidad

De acuerdo a los datos de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajo, Cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (Asocamen), en el Valle de Uco (formado por los departamentos Tunuyán, Tupungato y San Carlos), se produce el 60% del ajo de alta calidad,

“Para esta cosecha hubo una merma en los volúmenes de los calibres más altos. Esto se ha dado por problemas climáticos, porque tuvimos un invierno con bajas temperaturas prolongadas en un momento fenológico delicado para el ajo y por eso no se han desarrollado los tamaños esperados”, aseguró Maximiliano Di Césare, gerente general de la Asocamen.

Desde la entidad, además, remarcaron que luego del período de cosecha más fuerte -que finalizó en diciembre- se continúan llevando a cabo las respectivas etapas de estacionamiento, secado, acondicionamiento y empaque. Además, Di Césare destacó que en dos semanas más como mucho se comenzará con una nueva campaña de siembra.

“En febrero y marzo son los meses en los que se realiza la plantación; aún hay tiempo de lograr que sea una buena temporada, ya que el ajo tiene un desarrollo vegetativo, un período de buen tiempo en que si no hay calores excesivos hasta que empiecen los fríos existen buenas perspectivas”, explicó el gerente de Asocamen.

En relación a la merma en los rendimientos, aclaró que por ahora es prematuro avizorar con números exactos el total de toneladas de cabezas de ajo que no llegaron a cumplir con el tamaño requerido. Pero, sí se sabe que el impacto ha sido mayor entre los pequeños productores que tuvieron que realizar una plantación más tardía.

Por su parte, desde el sector aseguran que se encuentran buscando alternativas para ubicar en el mercado los volúmenes de cabezas más pequeñas (pero no de menor calidad), que podrían cumplir con otros destinos en el industrial. “En el caso de que no se puedan ubicar en el mercado interno, esos ajos tendrán que quedar en los campos”, lamentó Di Césare.

Previsiones para este año

Hacia febrero y marzo de 2025 se dará inicio al período de plantación de los bulbos en las zonas cultivadas con ajo. El crecimiento de estas plantas, desde las tierras de Lavalle hasta Malargüe, permitirán que las cosechas puedan concretarse entre fines de octubre y principios de noviembre. En tanto que, las variedades más tardías, como lo es el ajo colorado, se terminarán de cosechar a mediados de diciembre.

Lo cierto es que, tal como sucede con el resto de los cultivos, el factor climático será determinante y según qué panorama plantee el invierno del año en curso, serán los resultados finales. Por ahora todo indica que el desafío por estos días será el de ubicar en la industria los ajos pequeños; un destino industrial puede ser el de deshidratado, una posibilidad que permite a los consumidores contar con una sazón clave en las comidas de manera extendida en el tiempo.

“Si eso no se logra, lamentablemente es posible que las cabezas de ajo que no lograron los calibres esperados queden en los campos”, insistió Di Césare y destacó como un dato positivo que los compromisos económicos asumidos por parte de las empresas que exportan se están cumpliendo.

Otro dato ubica a Mendoza como la provincia por excelencia en abastecer de ajo al país da cuenta de la trascendencia que guarda la producción de esta hortaliza: el 90% que llega a todos los rincones de la Argentina, se producen en Mendoza, lo cual implica una ventaja a la hora de insertar la cosecha remanente en el mercado interno y sostener rentabilidad.

Otro logro que se venía planteando desde 2024 y que se podría afianzar en 2025, tiene que ver con la inserción de este producto en los mercados mexicanos. De hecho, fue clave para el sector que el país azteca haya destrabado algunos requisitos que le imponía a las importaciones y que beneficia a los ajos mendocinos. Porque permitió incrementar la demanda al exterior y abastecer el mercado.

Logística y envíos

En cuanto a la rentabilidad, Maximiliano Di Césare señaló que uno de los principales problemas se relaciona con el costo de los fletes necesarios para trasladar los volúmenes de exportación. Aclaró que el ajo que no llega a Brasil por vía terrestre se debe despachar desde Chile. Por ello, anadió que durante la temporada que finaliza fue necesario exportar el producto por ultramar, lo cual trajo aparejadas otras dificultades relacionadas a los altos costos e impuestos en el puerto chileno.

Por eso, Di Césare planteó que uno de los temas a resolver a un futuro cercano es reducir los costos asociados al transporte y a la exportación. Así, uno de los desafíos en términos de factibilidad consiste en poder exportar los volúmenes de ajo que se producen en Mendoza a través de los puertos argentinos.

El privilegio de Mendoza

Fabián Fusari Duin es el presidente de Asocamen e ingeniero agrónomo de una amplia trayectoria. Él al referirse a las problemáticas, desafíos, necesidades y fortalezas que afronta el sector productivo de Mendoza en materia de ajo, dejó en claro que la provincia se encuentra en un lugar de privilegio respecto a otros sitios.

“En el hemisferio Sur, prácticamente somos los únicos que producen un volumen importante en hectáreas y toneladas de ajo exportable de primera categoría. No hay nadie más produciendo ajo con las características del que se produce en Mendoza en volúmenes fuertes”, aseguró y detalló que por ejemplo, en países como Australia también se produce esta hortaliza pero en menor medida, por lo cual no es destinado a la exportación.

Por eso, el especialista consideró que para permitir que ingresen más divisas, es fundamental lograr mayores niveles de eficiencia y competitividad en este producto que ocupa el segundo puesto en el ránking de producción local después de la uva.

Detalló que en el plano del mercado internacional, tanto Brasil como México, Europa, Estados Unidos y Australia, constituyen destinos que ven en el ajo mendocino un disfrute por su sabor, aromas, colores. Esto a su vez, detalló Fusari Duin implica proyectarse de una manera tal que sea posible afianzar e incluso mejorar nuestra calidad.

“En la medida que vayamos mejorando, que seamos más eficientes en los costos, aumentemos esos rendimientos, creo que podemos ofrecer un producto de muy alta calidad y que es requerido por el mundo”, destacó el presidente de Asocamen.

Eficiencia y competitividad, desafíos a corto plazo

Mercados como el de Brasil también forman parte de los destinos por excelencia del ajo que se cultiva en suelo mendocino. Se estima que el 75% del total del ajo que se despacha desde Mendoza se envía a ese país. En Estados Unidos la hortaliza también se encuentra posicionada de manera favorable, mientras que en Taiwán la demanda varía según la temporada, aunque se estima que su posicionamiento es favorable para los productores locales.

“En los mercados como Europa, también el ajo mendocino tiene un buen posicionamiento”, destacó Fusari y afirmó en sintonía con Di Césare que en 2024 fue posible acordar acciones conjuntas con otras áreas para eliminar algunas barreras pararancelarias que había con respecto a México.

Es que antes, el ajo argentino tenía que ser exportado tras recibir un tratamiento con hidracía maleica. “Los efectos de eso, se van a ver en un beneficio por la eliminación de esa barrera. Y eso se va a notar a partir de la cosecha 2025″, aclaró Fusari.

Entre las acciones que permitirán mejorar rendimientos, el ingeniero agrónomo destacó que es preciso lograr una mayor eficiencia por hectárea. Para alcanzar esa meta, aclaró, es preciso que la planificación sea acompañada por una correcta selección de terreno y semillas. “Hay que tener en cuenta que a veces es más favorable cultivar menos hectáreas, pero con mejor rendimiento y rentabilidad”, destacó Fusari.

El presidente de Ascamen añadió que a diferencia de hace dos o tres décadas, hoy es necesario proyectar la producción priorizando la calidad y el rendimiento por encima de la extensión de terreno. De lo contrario, enfatizó que la balanza irá hacia la pérdida de rentabilidad y por lo tanto, de competitividad.

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