Aunque con discrepancias en los números finales, bien sabido es que la cosecha 2023 será la más baja o una de las más bajas de las que se tiene registro en la historia de la vitivinicultura argentina. Sin embargo, para los que nos gusta ver el vaso medio lleno, la merma en la producción y rendimientos ha traído una grata noticia: la calidad de los vinos promete seguir la línea de los años anteriores, con resultados “excelentes” hasta el momento, como lo definen los propios hacedores.
Por un lado, el pronóstico de cosecha del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) estima que esta temporada se cosecharían 15.352.900 quintales en todo el país, un 21% menos que en el año pasado. En el caso específico de Mendoza, la merma es más pronunciada y, con 10.138.700 quintales, sería un 23% menos que en 2022. Sin embargo, off the record, desde las bodegas, con la cosecha ya casi terminada y con los primeros tintos en camino, la cifra promedio es bastante superior, cercana al 35%, pero con casos extremos donde la baja podría alcanzar el 80%.
Pero hablando de lo que serán los vinos de la añada 2023, Los Andes reunió la opinión de diez enólogos de las bodegas más importantes de Mendoza, quienes coincidieron en que los resultados son prometedores. Marcelo Pelleriti, enólogo de Bodega Monteviejo y asesor de distintos proyectos, destacó que “la calidad es genial”. En esta línea, Sergio Casé, enólogo de Bodega Trapiche, anticipó que “la cosecha 2023 va a ser corta, pero con vinos extraordinarios”.
Para Silvio Alberto, gerente de Enología y Agronomía de Bodegas Bianchi, “la calidad, hasta el momento, es excelente”. Algo en lo que coincidió Andrea Ferreyra, enóloga de La Celia, quien agregó que “hay excelente sanidad”. Mientras que David Bonomi, chief Winemaker de Norton, destacó: “Tenemos la esperanza de hacer vinos muy buenos en la cosecha 2023″.
Por qué han cambiado los tiempos de cosecha
La mirada de los expertos coincidió en que este año les ha tocado cosechar días y hasta semanas antes de lo que lo han hecho otros años, no solo en las variedades blancas, sino también con los tintos. “Como asesor de algunas bodegas, desde que me dedico al vino, que empecé en el año 1994, es la primera vez que hemos cosechado Malbec en el mes de febrero en la zona de Luján de Cuyo. En Valle de Uco falta un poco todavía. Es algo lógico porque hay poco rendimiento y, por cuestiones técnicas, avanza la madurez rápidamente”, contó Marcelo Pelleriti.
Desde la perspectiva de Sergio Casé, esta cosecha puede considerarse temprana por los calores intensos que se han registrado. “Esto incrementó rápidamente la cantidad de azúcar, aunque la madurez polifenólica es algo más lenta para el caso de los tintos”, explicó. Pero las heladas también jugaron lo suyo para este fenómeno. “Hicieron producir menos racimos por planta, pero con una canopia normal y sana, la cual fotosintéticamente hablando permite mejor gestión de la madurez. Solo hay que estar atento al incremento de azúcar y degustar dos veces por semanas las vallas para poder definir el momento justo de cosecha. Aquí va a estar la clave este año”, advirtió el enólogo de Trapiche.
Germán Di Césare, enólogo jefe de Bodegas Trivento, fue otro de los que hizo foco en los tiempos de cosecha. “Si bien veíamos un atraso en el envero, en la primera semana de enero, la cosecha se ha balanceado y se ha adelantado, en parte, por la baja cantidad de uva que hay. Al haber menos cantidad, sumado a un año seco y caluroso, viene muy adelantada la vendimia”, argumentó.
Por su parte, David Bonomi coincidió en que viene adelantada la cosecha en algunas zonas porque hay menos producción y la planta madura más rápido, lo que los ha llevado a cosechar antes para cumplir con las expectativas de sus vinos. “Siempre seguimos buscando que sean frescos y bebibles, sin importar la gama. Arrancamos en la segunda semana de enero para las bases de los vinos espumosos y nos adelantamos unos 10 días en algunos tintos, donde ya estamos recibiendo Malbec de algunas zonas de Agrelo y la próxima semana empezaremos a recibir uva de Valle de Uco”, sostuvo.
Para Silvio Alberto, este adelantamiento en los días de cosecha no es una excepción, sino que empieza a convertirse en regla en los valles mendocinos. “Ya estamos cosechando Cabernet Sauvignon, antes que Merlot y Malbec. Esto es una tendencia que se viene generalizando, ya que tuve esta misma situación en el Valle de Uco. Creo que hay un cambio y tenemos que ir olvidándonos de las fechas tradicionales de cosecha. Hay que ir al viñedo, probar las uvas y ver cómo evoluciona la madurez”, planteó.
Un año sin comparación
Como bien se sabe en el mundo del vino y especialmente en Argentina, no existe una cosecha igual a otra, pero, aun así, es posible encontrar algunos puntos en común con otras experiencias, ya sea desde lo climático o desde los rendimientos de la uva. “En términos generales me recuerda a la cosecha 2020, la cual fue cálida y también tuvimos que comenzar a recolectar las uvas hasta 15 días antes de lo habitual”, manifestó Sergio Casé.
Pero no fue el único que mencionó aquel año. Diana Fornasero, gerente de Enología de Viña Cobos, también recordó esa añada, aunque con algunas salvedades: “Puede compararse con la añada 2020 que se caracterizó por ser una cosecha adelantada, este año el primer lote de Chardonnay ingresó el 15 de febrero, siete días antes que en el 2020″.
Otro que mencionó el 2020 fue Germán Di Césare, pero sumó también otras: “Podemos llegar a tener una similitud con la 2020. Sin embargo, tenemos un adelanto de unos 10 días con lo que fue esa o un poco más. En concentración puede ser parecida a la 2017, donde veníamos de bajos rendimientos. También se puede comparar con la 2010, cuando tuvimos heladas que afectaron el rendimiento y eso se va traduciendo un poco en vinos con concentración y un cierto desbalance que hay que saber leer”.
Victoria Prandina, enóloga de Bodega Vinorum, prefirió la cautela y hacer un análisis más profundo con la cosecha terminada, pero, por el momento esta 2023 se puede comparar con otra ya vivida por los argentinos: “En principio nos recuerda a la cosecha 2016″.
Para algunos enólogos, el 2023 no tiene punto de comparación. “Creo que no se puede comparar con ninguna de forma singular: la helada de primavera se puede asemejar por su intensidad a la que afectó la cosecha 1993, luego el año caluroso a un 2020 o 2003, y la concentración a un 2017. Es una cosecha atípica también fruto del cambio y de los extremos climáticos cada vez más marcados”, mencionó Hervé Birnie Scott, director de Bodegas, Viñedos y Enología del grupo Möet Hennessy Argentina.
Desde el punto de vista de Noelia Torres, enóloga y socia de Marchiori & Barraud, no hay otra cosecha igual. “Por ahí, por lo calurosa, se parece a la 2018, pero ese año no hubo tanta merma por heladas y por granizo. Una helada el 18 de febrero no hay registro, porque ya no hablamos de un fenómeno tardío, sino temprano”.
David Bonomi también reparó en la unicidad de esta añada: “Hemos tenido registros de temperaturas altas que no habíamos visto nunca, por lo que no podemos comparar con ningún otro año. Pero en la media comienza a ponerse más fresco ahora y si en marzo es normal, se podría asemejar a una cosecha como la 2018 o la 2012 de la otra década, que fueron cálidas y secas”.
En tanto, Silvio Alberto opinó: “No me gusta comparar añadas, porque, como todos sabemos, sobre todo en Mendoza, son muy distintas y cada una tiene algo que la distingue. Sí, en términos de producción de uva, se asemeja a la 2016. Y en términos del adelanto de la cosecha en cada uno de los valles es muy similar a la 2020. Pero en la calidad soy de la idea en la que no se pueden comparar las cosechas, por las condiciones climáticas y demás factores que hace que se produzcan pequeñas variaciones que después marcan los estilos de los vinos. Sí me gusta decir que es una cosecha que va a dar que hablar”.
Lo que la cosecha de blancas dejó
Más allá de todos los problemas que han tenido las bodegas para conseguir uva blanca, los vinos que vienen son destacables. Hervé Birnie Scott, líder enológico de bodegas como Chandon, Baron B y Terrazas de los Andes, ponderó: “Para lo que son vinos para espumantes, más allá de la escasez y habiendo cuasi terminado la cosecha, podemos decir que la calidad es muy buena. La sanidad de la uva estuvo perfecta, y si bien es un año caluroso, tenemos buena frescura y finesa aromática. Los Pinot Noir para espumantes se destacaron en particular este año”.
En tanto, la cosecha para vinos tranquilos ha comenzado ahora. “Buscamos preservar, con esta cosecha temprana, toda la fruta fresca y la viveza en boca de los Chardonnay y Sauvignon Blancs que son nuestras principales variedades en blanco. Creemos que será el secreto para que 2023 esté cualitativo y aromáticamente expresivo a pesar de ser un año caluroso”.
Para hacerle frente a las mermas, desde Möet Hennessy Argentina tomaron algunas acciones especiales. “Diversificar nuestra fuente de uva sumando varias zonas interesantes a las clásicas donde concentramos nuestro abastecimiento de costumbre, e incrementando el volumen de variedades de uva que elaboramos hace tiempo en volúmenes medidos con resultados muy satisfactorios y que este año incrementamos logrando muy buenos resultados cualitativos”, explicó Birnie Scot.
Por su parte, Noelia Torres, contó: “Hemos cosechado un solo Chardonnay y me encanta la intensidad aromática que tiene este año. Hay muy buena sucrosidad. Arrancamos alrededor de 10 días antes de lo que lo hicimos el año pasado o un poco más por los calores y para evitar la sobre maduración. En consecuencia, hemos obtenido un vino de muy buena calidad, intensidad y frescura”.
Qué esperar para los tintos del 2023
Tal como lo marcan algunos hacedores, la cosecha de uvas tintas como Malbec o los Cabernet ya ha comenzado en varias fincas. “Vienen adelantados, el primer lote de Malbec lo ingresamos el 22 de febrero, pero hay muy buena concentración balance y acidez. La diferencia la va a marcar el punto de cosecha, los viñedos están bastantes heterogéneos por lo que es clave degustar bayas junto a los ingenieros agrónomos en el momento justo”, advirtió Diana Fornasero.
Germán Dicesare explicó el hecho de que las bodegas ya están cosechando tintas en que hay un rápido de la madurez y el brix viene adelantado, pero con buena acidez y ph. “Aunque por ahí la madurez polifenólica no esté terminada, hay que cosechar ahora tratando de tener esa frescura. Va a ser un año con mucho color y concentración de polifenoles y taninos, por lo que van a ser vinos potentes. Hay que saber manejar muy bien esta cosecha para lograr fruta y frescura y evitar la sobremadurez. Ojalá que tengamos diversidad de aromas” declaró el enólogo de Trivento.
Con presencia en San Rafael y el Valle de Uco, Silvio Alberto de Bodegas Bianchi observó: “Con lo ya ingresado, tenemos una intensidad de color que nunca había visto, es impresionante. En boca hay taninos que están muy maduros y ricos, con estructura y concentración. También hay una acidez refrescante y es muy poco lo que hay que corregir. A mi entender, la baja producción ha ayudado a este panorama. Creo que los tintos nos van a dar una gran sorpresa, incluso en las variedades donde la fruta no es tan intensa”.
A su turno, Bonomi expresó: “En las tintas veo por ahora mucho color y expresión frutal. Los primeros vinos que empezamos a descubar no tienen taninos porque no ha habido muchas semillas, por lo que la carga tánica es menor. Creo que vamos a tener vinos más prontos para beber. Algunos Merlot que he ido probando tienen un nivel de agradabilidad y bebilidad bastante llamativo. La clave es el balance”.
Por último, Victoria Prandina reparó nuevamente en el nivel cualitativo de esta cosecha: “El consumidor puede esperar de esta añada, tintos de muy buena calidad, equilibrada madurez polifenólica, vinos estructurados con mucho color y concentración. Tenemos una vendimia hasta el momento muy sana, lo cual nos da tranquilidad. Todos estos atributos nos hacen pensar en que los vinos 2023 serán de gran calidad y para recordar”.