Hay ciertos alimentos que las personas compran no sólo por su aroma y sabor, sino también porque conocen los beneficios que su consumo puede aportar a la salud. Sin embargo, en muchos casos se desconoce qué cuidados se debe tener en el hogar para su conservación, de manera de preservar el aroma, sabor y color característicos, como también evitar el deterioro. El aceite de oliva es uno de estos productos y en esta nota te contamos cómo se puede cuidar durante el verano.
Es que uno de los lugares en los que se suele dejar el aceite de oliva es sobre la mesada de la cocina, en muchos casos en una aceitera que puede ser muy decorativa, pero transparente, lo que lo expone a la luz. También es común guardarlo en alacenas que se encuentran muy cerca de la cocina, con lo que reciben el calor de las hornallas y el horno.
Se debe recordar que el año pasado, el aceite de oliva virgen extra elaborado en la provincia recibió la Identificación Geográfica, que asegura que se trata de un producto con características únicas. Además, tanto por sus propiedades, como por el trabajo que implica su elaboración y su exquisito sabor, hay quienes incluso lo denominan “oro líquido”. De ahí que cuidar de ciertas condiciones, que permitan mantener sus propiedades y su sabor, sobre todo en verano.
Los “grandes enemigos” del aceite de oliva son la luz, el calor y el aire. Con respecto al primero, existe una razón por la que la mayoría de los envases de aceite de oliva son oscuros; justamente para que la luz no penetre y se alteren sus propiedades o sabor. Por lo que si el envase donde se guarda el aceite es transparente, éste debe estar apartado de toda fuente de luz.
“Lo mejor es conservar el aceite en lugares frescos y oscuros, por lo que la alacena de la cocina resulta el lugar ideal en vez de, por ejemplo, sobre la mesada”, detallan desde Fontalba, una empresa familiar productora de aceite de oliva extra virgen desde 2004.
Eso sí, no por guardarlo en lugar demasiado fresco vamos a caer en el error de almacenar el aceite de oliva en la heladera. No solo se va a volver demasiado denso para servirlo normalmente, sino que incluso algunas moléculas pueden llegar a precipitar en forma de puntos blancos.
Pero no solo es necesario proteger este elixir de la luz y el calor, sino también del aire. Por lo que se recomienda siempre mantener el aceite cerrado. El dejar el aceite destapado es el responsable de la ranciedad temprana y de que éste cambie su sabor. No solo eso: el aceite tiende a impregnarse de los olores que lo rodean y esa es otra razón más para mantenerlo siempre herméticamente cerrado después de cada uso.
“Bien cerrado, en un envase de color y almacenado en un lugar oscuro, fresco y seco, es la mejor forma de conservar el aceite de oliva. Esto permite que se mantengan su sabor, olor y propiedades beneficiosas para la salud”, agregaron desde la marca.