La pandemia favoreció que las personas estén más tiempo en sus hogares y que muchos empezaran a valorar una alimentación natural. De aquí que haya crecido el interés por tener una huerta en casa; algo que se puede lograr incluso en pequeñas macetas. El INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) desarrolla el programa Pro Huerta y brinda algunas recomendaciones a tener en cuenta al iniciarse.
Ana Manduca, quien trabaja en la Agencia Rivadavia del INTA, explicó que en Mendoza hay dos temporadas fuertes para la huerta: otoño-invierno, que se empieza a plantar en febrero y marzo, y la de primavera-verano, que se planta entre julio y agosto. De todos modos, aclaró que se puede empezar en estos días, simplemente se acortará el período de cosecha y no se aprovechará tanto la temporada. Pero lo importante, resaltó, es empezar.
Ella misma, comentó, tiene una pequeña huerta en su casa, con patio de baldosas y ha colocado algunas especies en macetas pequeñas y otras en unas de mayor tamaño. Para las menos profundas, detalló, lo ideal es cultivar aromáticas, como albahaca u orégano, que tienen raíces más cortas, pero también perejil, cebollita de verdeo o apio. En las más grandes, en tanto, se pueden cultivar acelgas, lechuga, tomate y zanahoria.
Lo primero que se debe realizar, explicó la ingeniera en Recursos Naturales, es remover la tierra hasta la profundidad a la que llegan las raíces (unos 40 centímetros para las plantas más grandes). También es conveniente retirar los cascotes y colocar tierra preparada. Aún mejor, incluir compost, que se puede elaborar en casa con la materia orgánica que se tira a la basura (sin grasas, aceites, azúcares ni carnes). Manduca aclaró que, cuando está bien preparado, no genera mal olor ni atrae moscas.
También es importante regar la maceta todos los días desde que se coloca la semilla hasta que la planta crece y tiene mayor capacidad de almacenar agua. Entonces, se puede pasar a cada dos a cuatro días, dependiendo de la temperatura. En cuanto al sol, se debe buscar un lugar en el que la huerta reciba unas 5 o 6 horas diarias. Si esto no es posible, indicó la ingeniera del INTA, lo mejor es optar por verduras de hoja, que se pueden comer igual si son chiquitas. En cambio, en el caso de frutos, como el tomate, es de esperar que, si no reciben suficiente asolamiento, no florezcan, o no formen fruto o éste no madure.
Otro dato importante a tener en cuenta es que la semilla tiene una reserva de alimento para que la planta llegue a la superficie y puede empezar a hacer la fotosíntesis. Sin embargo, si se coloca a demasiada profundidad, no alcanza a salir de la tierra. De ahí que se tiene que ubicar a una profundidad de 2 a 3 veces el tamaño de la semilla: si la arveja tiene un diámetro de 5 milímetros, se debe colocar a 1,5 centímetros.
Manduca subrayó que, como la huerta es para consumo familiar, no se deben colocar plaguicidas químicos, pero que incluso se debe tener cuidado con los preparados naturales, ya que también son veneno. Así, indicó que, por ejemplo, las pelotitas del paraíso son muy tóxicas. En la página web del INTA se puede encontrar información y recetas de remedios caseros. De todos modos, la ingeniera resaltó que una planta con buenos nutrientes y el tamaño adecuado de maceta va a ser mucho más resistente al ataque de plagas. También es recomendable colocar variedad de especies, lo que dificulta que el insecto identifique cuál atacar.
En cuanto al acceso a semillas, las del programa Pro Huerta, que son de entrega gratuita, tienen como destino las familias más vulnerables. Pero también se puede comprar un kit con cultivos de verano e invierno. Para ello, hay que acercarse a la sede más cercana del INTA (se puede encontrar en la página web). Asimismo, se recibe un calendario de siembra y se puede consultar todas las dudas. Y en la web hay archivos digitales, cursos virtuales y la posibilidad de descargar una app para celular.
Manduca contó que también se puede ingresar a Inta Chicos, donde hay cuentos, canciones, adivinanzas, crucigramas y otras propuestas para compartir con los más pequeños, para que además de divertirse aprendan sobre cultivos y el cuidado de los recursos naturales.