La charla del economista Claudio Zuchovicki, “Anticipando la economía que viene interpretando el idioma de los mercados” comienza con una buena noticia: en el mundo sopla un viento que va a a jugar a favor de la Argentina. Pero de inmediato plantea que el gran interrogante es si se va a poder aprovechar o no.
En el marco de Expoagro Digital, y a partir de las preguntas del periodista Mauricio Bártoli, Zuchovicki comentó que en durante la pandemia hubo una fuerte apreciación del trigo, la soja, el maíz, el euro, el oro, la plata, las criptomonedas y las acciones; lo que, en definitiva, significa que bajó el dólar. Y eso, señaló, puede significar algo bueno para el país.
Por otra parte, señaló que casi 90% de los bonos internacionales está ofreciendo rendimientos por debajo del 2% anual. Esto, señaló, fue pensado para promover la producción y la inversión en general. Y es lo que ha favorecido que China, que tuvo su peor caída del PBI a principios de año, vaya a cerrar el 2020 con un crecimiento del 3%. Y que Estados Unidos haya alcanzado una importante recuperación de los puestos de trabajo perdidos por la pandemia.
La diferencia fundamental es que esos gobiernos tenían dinero para sostener el consumo. En cambio, Zuchovicki estimó que en Argentina se dará una recuperación en forma de K (y aclaró que no tiene connotaciones políticas). Esto, porque algunos sectores tendrán un rebote muy fuerte –alimentos, construcción, salud, tecnología- y otros seguirán en caída (entretenimiento, hotelería, turismo internacional).
“El viento sopla a favor, pero, así como para el mundo toda crisis es una oportunidad, en Argentina, cada oportunidad la convertimos en crisis”, bromeó, para resaltar que el arreglo de la deuda por tres años ofrece un contexto favorable para lograr un rebote relativamente rápido. Pero para eso es necesario, indicó, encarar una reforma laboral y fiscal que promueva inversiones.
Zuchovicki resaltó que hoy, en el país, se produce menos de lo que se demanda. Es que, como la gente no quiere tener pesos, quien cuenta con una cierta capacidad de ahorro se ha volcado a la compra de autos, computadoras, materiales para la construcción. En tanto, algunas industrias no resistieron los días de inactividad y la mayoría está produciendo menos por el Covid-19 (trabajadores en grupo de riesgo o enfermos). Y las importaciones tienen dificultades en un intento de mantener la balanza comercial.
Ante esto, señaló que el Estado puede incentivar un aumento en la producción y en el empleo, o desfavorecerlo. “Consumo sin inversión es desabastecimiento”, lanzó. Y subrayó que la clave para que se invierta es dar mayor libertad al sector privado y brindar confianza, como también evitar distorsiones marcadas en el tipo de cambio.
El economista aseguró que en un año o un año y medio el país va a estar mejor, pero que, si se hacen las reformas, la salida puede ser en "U", mientras que, si se sigue el mismo camino, se llegará a una recuperación, pero con mucha más gente excluida y aún no se ha visto lo peor.
