Con Mendoza como la principal productora del país, la ciruela industria es un frutal central para la provincia, que en estos días atraviesa la etapa final de su cosecha. Para esta fecha ya debería haber terminado, pero los atrasos de la floración complicaron el tema, así como las dificultades para exportar y la escasez de mano de obra (en competencia con la uva).
“Contra toda lógica, todavía la cosecha de ciruelas está en plena vigencia. Viene muy atrasada, lo mismo que la uva. Así que me dicen que, mientras la ciruela resista sobre la planta, se va a cosechar”, afirmó Oscar Morbidelli, presidente del Clúster de Ciruela Industria de Mendoza.
Si bien el pronóstico del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) anunciaba la mejor cosecha en seis años, con unas 121.245 toneladas (el doble de la temporada anterior), Morbidelli prefiere esperar a que se termine la cosecha dentro de una semana y se puedan hacer los números finos.
Además, si la falta de mano de obra para la cosecha era de por sí un problema habitual, el hecho de juntarse con la uva ha sido una alarma para varios productores. De todos modos, Morbidelli destacó que el Gobierno nacional haya subrayado que no habrá ningún descuento de planes sociales para quien intervenga en los trabajos de cosechas en las economías regionales.
Desde el INTA Rama Caída, el ingeniero agrónomo Hilario Lázaro consideró que la cosecha viene con el mismo tono del pronóstico del IDR, a pesar de algunas mermas habituales de cada verano, como el granizo en el sur provincial o la caída de frutos por mancha roja en enero.
“Con todo, la productividad de los montes fue muy alta, más allá del valor final de la producción total que se alcance. Prácticamente, independientemente de su condición inicial, todas las quintas tuvieron mucha fruta”, afirmó Lázzaro. Esto respondió a condiciones ambientales muy favorables en los últimos meses, en especial por la ausencia de temperaturas extremas altas y de heladas durante la floración.
Problemas para exportación ciruela
Una visión diferente es la de Lucio Álvarez, presidente del Comité Exportador de Ciruela Industria de Mendoza (Cecim). “Este año se estimaba que iba a haber unos 120 millones de kilos en Argentina, pero no creo que se lleguen a secar 100 millones. Va a quedar mucha fruta en fincas, por falta de capacidad de secado, de cosecha y precio”, señaló Álvarez.
El presidente de Cecim recordó que los precios internacionales se han reacomodado después de varios años con valores altos, y que el mercado interno argentino no absorbe más del 5% de la producción.
“Tenemos que trabajar los exportadores y el gobierno para mejorar el tema arancelario, es la gran traba que tenemos hoy para acceder a los principales mercados
consumidores”, aseguró Álvarez. Países como Estados Unidos, México, Europa y China demandan ciruela, pero tienen mejores convenios con Chile, principal competidor.
Si bien se pudo avanzar para tener un acuerdo fitosanitario con China, también se debe trabajar en reducir los aranceles. “No me sirve estar habilitado si tengo un arancel de 25% en contra. Hoy cerca del 80% de la ciruela que llega a China nace en Argentina, pero llega triangulada con Chile, que la industrializa y la vende sin aranceles”, describió el presidente de Cecim.
En ese sentido, Álvarez criticó que el gobierno nacional dijera que no iba a hacer acuerdos con ningún otro país, cuando todos los Estados tienen regulaciones: “No puede ir un privado y hacer un acuerdo fitosanitario. Tiene que ir el Senasa, juntarse con su par chino para acordar la norma y luego las cancillerías ponerse de acuerdo con los aranceles. ¿Cómo voy a ir yo personalmente a ponerme de acuerdo con otro privado?”.
Dificultad y adaptación
Como productor de ciruela en el sur provincial, Alfredo Van Houten destacó que esta sea una cosecha con buenos volúmenes, en su caso cerca del doble del año pasado (aún habiendo perdido una parte por el granizo), y con más agua disponible para riego. Esto, después de pasar los últimos años con varios problemas climáticos y productivos.
“Ojalá el cambio de presidencia o de mandato presidencial no fuera justo el 10 de diciembre, porque a nosotros personalmente nos corta la temporada”, señaló Van Houten, para quien la incertidumbre y la falta de definiciones complica tomar buenas decisiones ante la inflación, los vaivenes del dólar y los valores del mercado. La cosecha es ahora, pero las exportaciones pueden demorar a julio y estos meses son una incógnita.
En el caso de Omar Alonso Suganuma, productor e industrial de ciruela, también hay una mejora en la cosecha (en su finca, del 25 % comparado a 2023). “En calidad tuvimos un problema de grados brick al principio, la ciruela venía con un atraso de 10 días mínimo y se comenzó en la segunda quincena de febrero. Es una pena porque se nos junta con la uva, pero al no tener bricks teníamos el problema de comenzar con la cosecha”, detalló.
Además, Alonso Sugauma lamenta que probablemente se pierda producción “por falta de capacidad para el secado y también por falta de mano de obra para la cosecha”. Aún así, este productor prefiere mirar el vaso medio lleno y señaló que en los primeros días de marzo alcanzaron los grados de azúcar necesarios: “Hoy, más allá de la ciruela que se va a perder, creo que la temporada va a dejar un saldo positivo. El ciclo es bueno”.
Otro aspecto que destacó Van Houten es que, con la intensidad de las heladas, en los últimos tres años se ha difundido mucho la defensa con aspersión subarbórea, es decir, utilizar agua para prevenir mayores daños a la planta: “En algunos casos nos ayuda también a tener el ambiente un poco más húmedo cuando viene el viento Zonda en floración, y también prevenir los golpes de calor”.
La contracara, opinó este productor frutícola, es que la velocidad del cambio climático de momento supera a la adaptación del sector y “quizás no son tantos los eventos extremos que están produciendo, pero sí aumento de la frecuencia de estos eventos”. Así, por ejemplo, cuando Van Houten instaló la aspersión arbórea hace cerca de 12 años, debía usarla seis o siete veces al año, pero en esta última temporada debió usarla unas 12 veces.