Cerezas: la superficie sigue creciendo y se avanza en tecnificación

Aunque se está lejos de los máximos históricos, quienes se dedican a producir esta fruta van incrementando la cantidad de hectáreas y, sobre todo, se enfocan en lograr mayores rindes y calidad.

Cerezas: la superficie sigue creciendo y se avanza en tecnificación
Las exportaciones de cereza vienen creciendo a un ritmo sostenido desde 2012, con excepción de los últimos dos años, por las cuestiones climáticas y la macroeconomía. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En 2010, había en la provincia 1.152 hectáreas cultivadas con cereza, pero ocho años después, cuando se realizó el último Censo Nacional Agropecuario, ese número había caído un 32%, hasta las 766 hectáreas. Como contraparte, las exportaciones vienen creciendo desde 2012, aunque disminuyeron en las últimas dos temporadas por problemas climáticos. Los productores aseguran que, si incrementan la producción actual, hay mercado para vender la fruta y, de a poco, la superficie va creciendo, mientras se apuesta a otras variedades e inversiones para cuidar el cultivo.

En cuanto a cuál fue el resultado de la temporada pasada, Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza, detalló que hubo un incremento en la cantidad de toneladas obtenidas en comparación con la 2021, pero menor del esperado, ya que, aunque se pensaba que el cultivo no había sido afectado por las contingencias, durante la cosecha se verificó que algunas plantaciones tuvieron daños por heladas.

Sumó que pudieron escapar de la primera helada tardía, sobre todo con los cultivos primicia, pero que de todos modos hubo afectación en el Valle de Uco, a lo que se sumó un granizo antes de cosechar, que redujo un poco el volumen (aunque hubo un incremento con respecto al año anterior).

El Instituto de Desarrollo Rural (IDR) había estimado que la producción iba a alcanzar las 6.973 toneladas de cereza en toda la provincia, con unas 653 hectáreas productivas, repartidas 488 en el Valle de Uco, 138 en la zona Norte y 28 en otros oasis. Esto implicaba un 70% de incremento con respecto a la temporada anterior, cuando se obtuvieron unas 4.100 toneladas.

Aguilar planteó que, si bien el cálculo de la producción definitiva es complejo, porque en Mendoza se vende tanto en el mercado interno como externo, un informe de una consultora privada muestra que las exportaciones argentinas de cereza han caído en los últimos dos años -un 22% acumulado-, producto de menores cosechas por la afectación del clima en todas las regiones del país.

Saro Fragapane, quien se dedica al cultivo de cerezas en diversos oasis desde la década del ‘50, consideró, en cambio, que la cosecha pasada fue bien abundante ya que, si bien hubo sectores perjudicados por las heladas, en la mayor parte de los cultivos hubo buenos rindes. De hecho, indicó que eso hizo que, como había buena oferta, los precios cayeran después de los primeros envíos, que se cotizaron mejor. De todos modos, aclaró que esa sobreoferta no fue sólo por la producción local, sino por la de Chile.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Perspectivas

Con respecto a lo que se espera para la próxima temporada, el presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza, y él mismo productor, señaló que “los montes están muy lindos” y que este año están entrando en producción nuevas plantaciones. Esto, de la mano de plantas con variedades nuevas, más productivas, por lo que un mayor número de hectáreas y mejores rindes permitirán seguir aumentado el volumen.

Aguilar señaló que se trata de inversiones de productores ya consolidados y un par nuevos. De todos modos, indicó que el incremento en la superficie será de un 5%, porque en general se erradican montes viejos y se renuevan con plantas de mejor calidad.

Sumó que, de momento, los cultivos vienen bien, con sanidad y una buena cantidad de futuras frutas. Y que los últimos 20 días mejoraron las condiciones del tiempo, ya que los cerezos necesitan una cierta acumulación de frío durante el invierno y hasta ahora no había habido suficiente. El productor manifestó que esperan que la primavera no sea lluviosa, pese a los pronósticos de lo que generaría El Niño, ni tampoco ventosa, para favorecer una correcta polinización.

“En invierno estamos muy tranquilos. Pero nos quedan dos meses de tranquilidad, julio y agosto. Después, empezamos a sufrir”, lanzó Fragapane. Y detalló que los problemas comienzan cuando la planta retoma el movimiento y se empiezan a hinchar las yemas, ya que en los momentos de floración y cuaje es muy vulnerable al daño por heladas y viento, pero también al exceso de temperatura.

El productor detalló que han ido creciendo en superficie, no sólo ellos sino sus pares a quienes les compran la cereza y coincidió en que el incremento ha sido, a la vez, en hectáreas y en rendimiento. Pero que, para alcanzar este último, se deben hacer las cosas “en tiempo y forma”, ya que, de lo contrario, caen tanto los rindes como la calidad.

Exportaciones

Un análisis realizado por el IDR resalta que Mendoza sigue siendo la principal productora de cerezas del país, seguida por Chubut, Río Negro y Neuquén. Y que el trabajo conjunto entre el sector privado y el público ha permitido abrir mercados y llegar con la cereza mendocina a China, lo que ha provocado una expansión acelerada de la demanda, que es necesario cubrir con nuevas plantaciones.

Las ventas al exterior no sólo muestran un crecimiento en toneladas, sino también en el precio promedio desde 2012; aunque con la caída en 2021 y 2022 por menores cosechas. De hecho, aunque el volumen máximo exportado en los últimos 20 años se alcanzó en 2002, cuando se enviaron 6.173 toneladas al extranjero, el mayor monto por esos despachos fueron US$ 30,8 millones, en 2020.

El principal destino de esas ventas es China, que representó un 37% de las exportaciones de cereza mendocina en 2021, seguido por Estados Unidos (33%), Europa (17%), Emiratos Árabes (4%), resto del mundo (3%), Brasil (1%) y Canadá (1%). Los mejores precios los tuvo Reino Unido (US$ 5,64 el kilo) y Estados Unidos (US$ 5,29).

Fragapane detalló que exportan un 80% de su producción y es muy poco lo que destinan al mercado interno. Los países a los que envían cerezas son los asiáticos -China, Singapur, Kuwait-, pero principalmente a Inglaterra. Acotó que, en los últimos 10 o 15 años, se han incrementado las exportaciones y que, antes, el único destino era Brasil, mientras en Asia y Europa no se conocía la cereza mendocina.

Aguilar, sin embargo, advirtió que algunos productores han ido perdiendo mercados externos no sólo por la menor cosecha, sino porque es más conveniente vender en el país que exportar; en particular cuando no se alcanzan ciertos calibres. Detalló que la variedad bing, que es la más extendida en la provincia, genera fruta de tamaño pequeño, la que no se paga tan bien en el exterior.

Por otra parte, la producción de cereza no escapa a la realidad del país y comparte con el resto de los sectores productivos la problemática de comprar insumos al valor blue y de exportar al tipo de cambio oficial. Por otra parte, la cereza ha mantenido su precio internacional en los últimos 20 años. Esto hace que los costos tengan un dólar de $500, mientras los ingresos se cotizan a menos de $250 y hay que restar 5% de retenciones.

“Los márgenes se han achicado y muchos han dejado de exportar para vender en el mercado local. Y esos destinos abandonados los ocupa Chile y después es muy difícil recuperarlos”, planteó. En este sentido, consideró que Nación debería verlos como “socios estratégicos del Estado para ingresar divisas”, en lugar de fijarles un tipo de cambio no competitivo. “Si multiplicamos por 10 la producción, podemos ubicarla toda”, resaltó. Es que, además, cuando se lanzó el “dólar agro” el sector de la cereza ya había cobrado todo lo exportado.

Ventajas y desventajas con Chile

Chile es el principal exportador de cerezas del mundo y acapara el 46% del mercado internacional. Aún más, sigue aumentado su superficie cultivada año a año. Como contraparte, Argentina sólo aporta un 1% al total mundial. De ahí que Mendoza difícilmente pueda competir con el vecino país por volumen, pero sí cuenta con una ventaja comercial.

Diego Aguilar planteó que Chile es un mejor productor, con un rendimiento constante de 10 a 12 mil kilos por hectárea, mientras en la provincia a veces se alcanzan los 15 mil, pero otras, se cae a 8 mil. Sin embargo, el punto a favor es que Argentina tiene un mercado interno interesante, que está dispuesto a pagar un buen precio por la fruta, tanto en Buenos Aires como en otros grandes centros urbanos.

Esto hace que aquella cereza que se evalúa que no es lo suficientemente atractiva para el mercado externo -generalmente por los calibres- se puede vender en el país, con un buen margen para el productor. Y conlleva a que las exportaciones sean de frutas de calidad premium, mientras que las chilenas incluyen por igual producto de primera y segunda.

Sin embargo, desde hace unos tres o cuatro años, los productores chilenos han comenzado a enviar fruta a los mercados de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, impactando en los precios locales. Y si bien la cantidad no es tan grande -en 2023 ingresaron unas 150 toneladas-, cuando en un solo día llegan 30 o 40 pallets de fruta a un destino, provoca una puja en los valores, que se desploman y luego cuesta mucho volver a levantar.

Protección del cultivo

Uno de los principales desafíos para el sector es lograr una producción sostenida, que permita mantener los volúmenes y, con ello, el abastecimiento a los mercados, en especial los externos. El presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza indicó que las heladas, el granizo y la lluvia al momento de la cosecha son los problemas más complejos que enfrenta la producción de cereza y que podrían ser controlados, aunque se requiere de una inversión muy importante por parte de los productores.

Así, para evitar que las lluvias provoquen daños en el cultivo -ingresan a la fruta, que se hincha y se rompe la piel-, se puede recurrir a carpas, pero no sólo se trata de un sistema importado, que cuesta entrar al país, sino que tiene un precio de US$ 35 a 40 mil por hectárea. Pese a eso, hay productores que han podido realizar la inversión, con muy buenos resultados, y Aguilar destaca que protegen la fruta temprana, que es la de mayor valor.

Para el control de heladas, lo más efectivo es el agua, pero por la crisis hídrica, muchos recurren al calor, que no es económico ni sustentable. Mientras otras empresas, como la que él gerencia (Río Alara, en Alto Agrelo), utilizan helicópteros para mezclar las distintas temperaturas del aire. El método, sin embargo, sólo permite combatir el frío, cuando no cae por debajo de los -2°.

Mencionó que han aparecido tecnologías nuevas, como el uso de micro aspersores, lo que demanda un menor caudal de agua, pero de todos modos hay que asegurarse una provisión suficiente como para poder enfrentar dos o tres heladas durante la temporada.

Pero Aguilar planteó que se necesita financiamiento para poder afrontar estas inversiones. Y que Mendoza Activa fue una herramienta que sumó en este sentido, por lo que están atentos a que se lance una nueva convocatoria. También mencionó que el Fondo para la Transformación y el Crecimiento tiene líneas de crédito, pero lo montos son acotados y no alcanza para superficies importantes. Y que otra alternativa sería bajar los costos financieros en créditos del Banco Nación.

Saro Fragapane coincidió en que los costos para implementar una defensa contra heladas son muy altos y cuando los márgenes no son tan amplios, se complica, porque no hay financiamiento y las tasas de los créditos con muy elevadas. En sus cultivos, detalló, han avanzado con algunas parcelas en las que han instalado riego por aspersión y están dando buenos resultados, pero insistió en que los costos son elevados.

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