Carlos Parrella Furlán sostiene que la ganadería es una pasión para él y que, por eso, desde que comenzó en los ’90, ha participado de todos los planes que apuntan a mejorar la actividad. Esto, además de contar con propiedades en distintas zonas para poder completar el ciclo productivo, le ha permitido sostener la producción aún en tiempos de sequía. Asegura que faltan políticas de desarrollo del sector agropecuario que permitan crecer para responder a una demanda mundial en expansión.
-Esta temporada, muchos productores ganaderos se han visto afectados por la sequía. ¿Ustedes también se han visto obligados a desprenderse de animales?
-La sequía ha sido realmente muy importante. No solamente en Mendoza. En San Luis hacía 50 años, por los registros que tenemos, que no había una sequía de este tipo. Nosotros, puntualmente, en nuestros campos, no hemos tenido que reducir hacienda por el sistema de apotreramiento que tenemos y por la reserva que hemos tenido en pasturas.
Pero sí, muchos productores han tenido que sacar hacienda debido a la sequía que nos viene azotando. Aparte de que empezó a llover recién ahora, no llueve pasto. Esto influye mucho, sobre todo en las explotaciones que tenemos en Mendoza, en las que se depende de la pastura natural.
-¿En qué consiste el apotreramiento?
-En dividir los campos en potreros, para que la hacienda no camine más de 800 a 1.200 metros para tomar agua. Entonces, se va haciendo una rotación de pasturas racional. Uno hace pastorear a los animales en un potrero y después los deja descansar por una cierta cantidad de tiempo. En cada potrero tienen agua, por lo que no caminan tanto. Porque si no, cuando se desplazan, pierden lo que comieron. Como las estancias de crías en Mendoza son amplias, de 15 mil a 20 mil hectáreas, los potreros se hacen de 1.500 a 2.000 mil hectáreas, con alambres, postes que quedan fijos y picadas. Es un sistema que da resultados ya que se preserva la pastura y el peso de los animales.
Lo venimos utilizando hace bastante tiempo, porque tenemos que ir buscando alternativas que nos permitan atender la demanda del mundo, respecto de la producción de carne. Estamos situados, como provincia y región de Cuyo, en el corredor bioceánico, a 260 kilómetros del Puerto de San Antonio, para salir al Pacífico. Pero tenemos que empezar a usar las herramientas, que están. Lo que pasa es que los gobiernos no tienen políticas organizativas y de trabajo para el sector agropecuario. Son sólo expresiones de deseo que no veo que se puedan llevar a la práctica. Operan con prueba y error.
Nosotros estamos situados en el Oeste del país. En otras zonas, como Sampacho (Córdoba) y San Luis, donde había vacas tiempo atrás, hoy existe siembra. La ganadería se recuesta sobre Mendoza. El gobierno tendría que estar armando propuestas políticas, organizativas y de trabajo, para el sector ganadero.
-¿A qué deberían apuntar esas políticas?
A temas esenciales. No solamente depende del clima la ganadería. No hay un proyecto de trabajo. Es prueba y error permanentemente. En todos los gobiernos. En la década del ’90 nosotros trabajamos para el plan vaca y el plan toro. Se realizó. Está bien. Después, durante el gobierno de Celso Jaque, se instaló la luz monofilar, que parece poco relevante, pero, en 2011, a 15 kilómetros de la villa cabecera de La Paz, no había luz en los campos.
A los bodegueros y a los que tienen fincas, les cayó una piedra, se declaró la emergencia y los asistieron. ¿Y cuando hay sequía y se mueren las vacas? ¿O cuando uno se demora 14 horas en sacar la hacienda por el mal estado de los caminos y se te mueren animales en el camión? ¿Quién nos da una mano? Pero soy optimista. Para mí es una pasión la ganadería. (Pone la llamada en espera para resolver algo vinculado a los caminos y retoma). El problema de que los caminos para sacar la producción de los campos están destruidos, es que hay máquinas de Vialidad y de los municipios sin ocuparse. Se podrían armar consorcios camineros, con aporte de los productores, para que estén en buenas condiciones cuando el productor tiene que sacar la hacienda, dos o tres veces al año.
-¿Usted desarrolla el ciclo completo, de cría y engorde?
-Así es. Hacemos cría, recría y terminamos la hacienda en San Luis. Vendemos a frigoríficos. La trazabilidad te lleva a vender a frigoríficos que exportan. Eso tiene un valor agregado.
-¿Piensa que ése es el modelo para que la actividad crezca en la provincia?
-El problema es que en General Alvear y San Rafael la gente está vendiendo las fincas porque no pueden pagar el agua. Venden la tierra porque el agua es cara. ¿Se da cuenta de que faltan políticas organizativas y de trabajo? Vayamos a las tierras irrigadas que quieren hacer pasturas y sentémonos con Irrigación y los productores, que tienen deudas de más de un millón de pesos, y veamos el tema del riego. Yo noto una inacción marcada. Si no salen a cortar una ruta o a hacer una movilización, es como que todo está bien.
-¿Cómo está la demanda en el mercado interno y en los externos?
El precio de la vaca, la que compran los frigoríficos exportadores, está bastante firme. Para el consumo interno, en estos días, mejoró bastante el precio. Respecto de la exportación, se está cumpliendo con todas las cuotas. Incluso hay más pedidos de carne. Por eso decía que hay que prepararse para abastecer el mercado internacional. Para eso uno tiene que tener políticas para poder cumplir con lo que se sale a vender al mundo.
Por ejemplo, hoy, por más que uno tenga maíz para engordar a los animales, conviene más venderlo que transformarlo en carne. Pero todo esto se resolvería con políticas para el sector agropecuario. No todo depende del Gobierno nacional, sino también de los provinciales.
-¿Tiene algún proyecto para los próximos meses?
Estamos armando una cabaña de reproductores en Tupungato, en La Carrera. Vamos a criar Aberdeen Angus negros y colorados. Estamos trabajando hace bastante en la selección genética, pero ahora vamos a tener toros rústicos en la provincia. Para los productores locales va a significar no sólo la posibilidad de tener animales adaptados a la zona, sino también menor costo de fletes.