Carlos Ojea Rullán, en Expoagro: “No existe la vaca ideal”

El criador y asesor ganadero insiste en la necesidad de buscar un equilibrio para alcanzar una producción óptima según las condiciones particulares

Carlos Ojea Rullán, en Expoagro: “No existe la vaca ideal”
Gentileza Clarín

Quienes participen de Expoagro Digital, la primera exposición virtual de la agroindustria, no sólo pueden ver charlas en vivo, conocer las novedades de la industria o consultar a expertos, sino también acceder a exposiciones de especialistas, que están disponibles en el Auditorio. En una de ellas, el criador y asesor ganadero Carlos Ojea Rullán plantea cómo el equilibrio es clave para alcanzar una producción más eficiente.

“Optimizar no siempre significa producir más por unidad, sino producir lo máximo posible con los recursos disponibles y en el medio ambiente en el que interactuamos”, es una de las frases de cabecera de Ojea Rullán. Y añade que “cada vez que nos apartamos del equilibrio, la naturaleza nos lo termina cobrando, tarde o temprano”.

Una de las preguntas que recibe con más frecuencia en su labor como asesor ganadero es “¿cuál es la vaca ideal?”. Y su respuesta es sencilla: no existe una “vaca ideal universal”, para todos, porque depende de las condiciones y el medio ambiente en el que viva - nutrición, temperatura, luz, agua, radiación, altitud, presión atmosférica, viento, enfermedades, parásitos, PH del suelo, lluvia, humedad, fertilidad de la tierra-, que es responsable del 70% del resultado final (el 30% responde a la genética).

Más allá de que la búsqueda debe ajustarse en cada caso específico, plantea que hay algunos factores a los que prestar atención, como que se debe apuntar a un tamaño de hembra con el que se consiga un 90% de preñez y un destete que supere el 85%, al tiempo que el peso del ternero a los seis meses y medio alcance el 50% del de la madre. También, que la vaca no produzca exceso de leche, porque consume más pasto. Cuando se obtienen estos indicadores, se está ante la hembra que se adapta a las condiciones del lugar.

Ojea Rullán también indicó que, por supuesto, la fertilidad es clave porque, aun cuando se trabaje en el mejoramiento genético, si se pierden puntos de preñez, no se recupera esa merma. Otro elemento importante es la longevidad, ya que habrá que comprar menos hembras –y toros- y se podrán destinar a venta como terneras de destete y vaquillonas.

El criador se refirió a la “grieta” en la ganadería argentina, que se produce entre el momento de la cría y el del engorde. Es que, en el primero, y sobre todo en ciertas zonas del país, el productor necesita más grasa de cobertura, porque ayuda a la vaca a mantenerse durante el invierno y a tener más probabilidades de quedar preñada, como también de soportar restricciones alimentarias. Pero la industria no quiere esa grasa en los terneros porque resta rentabilidad y al consumidor no le gusta.

Esto provoca que algunos criadores busquen toros con mucho peso para tener novillos más pesados y ganar eficiencia en los feed lot. Pero el asesor advierte que se pierde por el lado de la adaptación al medio ambiente y el porcentaje de preñez. Por lo que, una vez más, insiste en el equilibrio. Aunque también resalta que la industria está premiando, con mejor precio, aquellos novillos que tienen mejores índices.

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