Bajos caudales en los ríos y falta de infraestructura en la provincia

De octubre a fines de diciembre del año pasado los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel registraron un 58% del volumen histórico. Se requieren obras de mejoramiento para captar mejor el recurso hídrico.

Bajos caudales en los ríos y falta de infraestructura en la provincia
Canal Chachingo, y dique partidor que riega miles de hectáreas en el sur y este de Maipú. Foto: Orlando Pelichotti

El Departamento General de Irrigación (DGI) analizó la situación hídrica local al 31 de diciembre de 2021, incluyendo el impacto de las lluvias de los últimos meses. Mientras tanto, entidades como el Instituto Nacional del Agua siguen reclamando por un plan de obras para mejorar la eficiencia en el riego.

El pronóstico para los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel para la temporada 2021/2022 es de un volumen total de 2.470 hm, lo que equivale a un 57% del derrame histórico (4.352 hm). Para tener de referencia, eso es menor que en la temporada pasada (63 %) pero mayor al de la temporada 2019/2020, que con 50% fue la peor temporada desde que hay registros de caudales.

Las temporadas inician los 1 de octubre, por lo que vale preguntarse cómo ha sido el comportamiento en estos primeros tres meses. Rubén Villodas, jefe del Departamento de Hidrología del DGI, explicó que “si se tienen en cuenta los escurrimientos superficiales en el período octubre a diciembre de 2021, los volúmenes totales escurridos en los cuatro ríos son el 58% de los históricos, es decir casi el mismo porcentaje que el pronosticado para todo el año (57%)”.

¿Contribuyen las lluvias recientes a mejorar el panorama? En los últimos meses de 2021 llovió más que a fines de 2020, pero las últimas precipitaciones han estado dentro de los valores históricos. Además, las tormentas de verano en Mendoza suelen ser muy intensas (mucha cantidad de lluvia en poco tiempo), localizadas en el espacio (superficies chicas) y frecuentemente generan precipitaciones de granizo.

“Recolectar el agua de estas precipitaciones implica generar un sistema de colectores muy extensos, además de los reservorios necesarios para guardar el agua hasta que sea necesario utilizarla, en algunos casos, varios días”, explicó Villodas. Esa infraestructura de recolección sería “antieconómica” para los beneficios que puede generar.

Por eso, lo que se hace para “ahorrar” es evitar regar en las zonas donde cayó la lluvia (si es que cubrió las necesidades de los cultivos) y esa agua será almacenada en los embalses. “Debido a las características de que no se sabe dónde, ni cuándo, ni cuánto va a llover, es que las lluvias no son tenidas en cuenta en la planificación hídrica anual, aunque si son utilizadas, y mejoran la disponibilidad del recurso hídrico”, agregó el jefe de Hidrología del DGI.

Mejorar la infraestructura

Desde el Instituto Nacional del Agua (INA) remarcaron que en los últimos años la demanda hídrica de los cultivos bajo riego superficial no fue satisfecha por los ríos provinciales, con un déficit hídrico promedio del 36%. José Pozzoli, subgerente del Centro Regional Andino-Mendoza del INA observó “una gran incidencia de los bajos valores de eficiencia, que denotan una falta de inversión en la red hídrica y tecnificación del riego de fincas en Mendoza”.

La eficiencia es la relación entre el volumen distribuido y el volumen efectivamente aplicado a las plantas. Analizando los últimos números disponibles, de 2017, en la cuenca del río Mendoza (con una superficie cultivada empadronada de 54.720 ha) se observa una eficiencia global del 42,1 %. En la del Tunuyán, con 81.223 ha, hay una eficiencia global del 42,5% y en la del Diamante, con 34.717 ha, una eficiencia del 33,7%.

Pozzoli lamentó que la eficiencia global “apenas supera el 40%”. Desde su punto de vista, la mejor eficiencia se logra con inversiones públicas y privadas en el marco de una política de estado provincial en materia hídrica. “Estas deberían orientarse al revestimiento o entubado de la red secundaria y terciaria, entre otros proyectos”, comentó.

Cuenca por cuenca

Analizando el río Mendoza, se observa que sólo el mes de octubre tuvo caudales dentro del rango “Normal”, ya que noviembre y diciembre fueron caudales correspondientes a “Sequía Moderada”, por ser bastante menores que los medios históricos. Las reservas de Potrerillos están al 63% de su capacidad máxima (393 hm), mejor que en 2021, aun cuando en la temporada pasada se llegó a valores mínimos históricos y no se pudo llenar a fines de marzo de 2021, como es costumbre.

En cuanto al río Tunuyán, en octubre tuvo caudales dentro del rango “Normal”, mientras que noviembre y diciembre fueron caudales de “Sequía Moderada” (menores que los medios históricos), aunque en años previos se dieron sequías severas y extremas. Las reservas útiles del Embalse El Carrizal se encuentran al 59% de su capacidad máxima (323 hm), un nivel que desde el DGI destacan como mucho mejor que durante cuatro temporadas anteriores.

El Diamante presentó en octubre caudales dentro del rango “Normal”, y en noviembre y diciembre correspondieron a Sequía Moderada y Extrema, respectivamente. En cuanto a las reservas totales de los embalses Agua del Toro y Reyunos, están al 54% de su capacidad máxima (540 hm), con una disminución progresiva de los volúmenes embalsados. Esta temporada se prevé mantener, o mejorar levemente, los valores de los años previos.

Por último, los datos del DGI indican que el río Atuel en octubre y noviembre tuvo caudales dentro del rango “Normal”, empeorando en diciembre con “Sequía Moderada”. Se consideran las reservas de los embalses El Nihuil y Valle Grande, que están al 54 % de su capacidad máxima (350 hm). Los caudales superiores a los pronosticados, las lluvias y el manejo ajustado de las dotaciones permiten ahora tener una mejor reserva que en otros años.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA