El pequeño escarabajo de la colmena (PEC) fue detectado en 1996 en Estados Unidos y provocó pérdidas, en ese momento, por unos U$S 3 millones. Desde entonces, se ha convertido en una amenaza a nivel global para la actividad apícola, ya que se ha ido extendiendo a otros países. Si bien no se ha observado aún en Argentina, sí está en Brasil, Bolivia y Paraguay, por lo que desde la Dirección de Ganadería de la provincia elaboraron recomendaciones para detectar su presencia.
Como el PEC fue llegando a diversos países -México (2007), Cuba (2012), El Salvador (2013), Nicaragua (2014), Costa Rica (2015), Belice y Brasil (2016), Guatemala (2020) y, recientemente, Bolivia y Paraguay- en 2016 se declaró la emergencia sanitaria nacional y se creó la comisión Nacional ad hoc del PEC.
Hasta ahora no se ha registrado la presencia de la plaga en territorio nacional. La Dirección de Ganadería, dependiente del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, elaboró un documento que explica cómo se deben controlar las colmenas y las precauciones necesarias ante la observación de signos extraños.
Cómo identificar la presencia de la plaga
Las formas adultas y larvas son fáciles de ver en los panales, y en el fondo de la colmena atacada. El primer signo de la infestación por el pequeño escarabajo de las colmenas es la presencia de escarabajos adultos. Durante las inspecciones, los insectos huyen de la luz, se esconden y se pueden ver en movimiento para cubrirse en las esquinas.
Para realizar el correspondiente control, se debe quitar el techo, colocarlo en el suelo dado vuelta, apoyar el melario sobre el mismo y dejarlo aproximadamente por un minuto: el parásito, que rehúye a la luz, buscará refugio en el fondo. Se debe alzar el melario y observar con rapidez la superficie interna del techo para descubrir la eventual presencia de Aehtina tumida.
Cuando se abre una colmena afectada, se detecta un fuerte olor a miel fermentada. Las larvas pueden encontrarse minando los panales de cera o en las deyecciones de la colonia. Las infestaciones larvarias se asocian con olor a podrido debido a la muerte de la cría de abejas melíferas y/o a la fermentación de la miel almacenada. Las larvas suelen dejar rastros de una sustancia viscosa dentro y fuera de la colonia.
Es muy importante diferenciar perfectamente al pequeño escarabajo de la colmena de otros tipos de escarabajos, menos agresivos, que podemos encontrar en el entorno de las colmenas. La diferencia no solo se aprecia por la forma de terminación de sus antenas sino también por el tamaño en comparación a la abeja obrera que, como término medio, podemos decir que es tres veces más grande que el enemigo a controlar.
Las larvas del pequeño escarabajo son más pequeñas que las larvas de polilla, son más duras y resistentes, tienen espículas dorsales y tres pares de patas en el tercio anterior de su organismo (las larvas de polilla disponen de patas a todo lo largo de su cuerpo), no huyen de la luz ni crean un entramado de hilos sedosos como las larvas de la polilla.
Recomendaciones
Para evitar y mitigar el impacto del PEC se recomienda:
Para los enjambres:
- Evite incorporar enjambres a su apiario. De hacerlo, se debe realizar una inspección exhaustiva en el lugar de ubicación del enjambre.
Para los apiarios:
- Disponer las colmenas en lugares ventilados y elevadas del suelo.
- Mantener las inmediaciones de los apiarios limpias, con vegetación baja.
- No dejar material inerte, trozos de panales, propóleos o material susceptible al pillaje en el apiario.
- Actualice los datos de Renapa e incluya todos sus apiarios.
- El movimiento de colmenas se debe realizar con la documentación correspondiente según la normativa.
Para las colmenas:
- Mantener colmenas bien pobladas y con reinas jóvenes, con reservas energéticas y proteicas. De ser necesario, utilizar alimentación estratégica y recambio programado de reinas. La fortaleza de la colonia es la mejor defensa.
- Se deben mantener bajas las prevalencias, con monitoreos periódicos, control planificado y su correspondiente evaluación.
- Evitar espacios vacíos (sin abejas) dentro de la colmena. Para aquellas con baja población (no alcanzan a cubrir 5 cuadros), utilizar alimentador y retirar todos los cuadros excedentes.
- Al finalizar la floración, reducir el espacio de la colmena, retirando todo el material melario de la misma.
- En lo posible, tener cámaras de cría y alzas melarias sanas, sin rajaduras o hendijas donde pueda esconderse el PEC.
- Evitar el depósito del material melario por más de 24 horas en las salas de extracción de miel.
Daños y consecuencias económicas
El insecto (Aethina tumida) es originario del sur de África. Se trata de una plaga exótica que se alimenta de miel, polen, larvas y abejas muertas. Su reproducción está asociada con abejas, abejorros y abejas sin aguijón. Los daños más importantes los provocan las larvas que se alimentan de los productos de las colmenas, como la miel, el polen o la cría. Los excrementos y secreciones de las larvas en la miel dan lugar a la fermentación y la formación de una espuma que tiene un olor similar a una naranja en estado de putrefacción.
En cuanto a las pérdidas económicas, se puede dar con la infestación por escarabajos en la sala de extracción de miel. Las condiciones ambientales generalmente asociadas a las salas proporcionan condiciones óptimas para el desarrollo de estos insectos. Cuando la población de larvas y adultos es muy grande, las abejas pueden abandonar la colmena.
“No debemos preocuparnos, pero sí ocuparnos de implementar diferentes prácticas de manejo que permitan evitar y mitigar posibles daños. Desde la dirección se viene trabajando de manera conjunta con el Senasa para implementar acciones que permitan fortalecer la vigilancia y la detección temprana de dicha plaga”, resaltaron en el documento elaborado por Ganadería.